martes, 1 de septiembre de 2009

Eder


Eder tenía una enfermedad cardiovascular que le impedía fumar. No era una enfermedad grave, aunque a Lisabe se le puso el vello de punta cuando al ofrecerle un cigarrillo la noche que se conocieron él lo soltó como si nada. Supongo que fue una manera de intentar parecer interesante. Otros dicen que son poetas, o neurocirujanos. Él opta por parecer leucémico.


Se le pusieron los pelos de punta, sí, pero acabó besándole. Antes de nada deberíais saber que Lisabe siempre sintió una atracción un tanto extraña por los problemas físicos y de salud. No se sentía muy atraída por aquellos que padecían algún tipo de deficiencia psíquica, aunque sí por los bipolares, los neuróticos y los adictos al sexo. O cualquier tipo de droga sintética.


Por un momento pensó en apagar el cigarrillo, por si también le perjudicaba el humo. Pero siguió con él entre los labios, con la morbosa idea en mente de poder matarlo sin tan siquiera tocarlo.


Aquella noche no hubo manera. Fue algo bastante triste, y Lisabe quiso aparentar sentimiento de culpa con el típico ¿es que no te gusto? Con voz de niña buena, aunque realmente pensaba menudo pardillo… espero que no se quiera quedar esta noche porque necesito usar el maldito vibrador. Pero él se quedó, y le dijo no sé qué me está pasando contigo, y empezó a besarla por todo el cuerpo, agobiándola hasta dejarla sin fuerzas, haciéndole sentir la básica asfixia de la claustrofobia.


Lo más extraño es que al día siguiente de esto, cuando quedé con ella para ahogar, como cada domingo, la resaca en un café con leche, pero cargadito, sacarina y chocolatina de chocolate negro, obsequio del bar, ella me dijo que se alegraba de no haber podido tener sexo. Como si realmente tuviera intención de comenzar de cero, aparcar aquella actitud adolescente y plantearse en serio comenzar una relación, aunque fuera fingiendo.


Yo sabía que a Eder no se le iba a levantar. Bueno, en realidad saberlo, saberlo… no lo sabía, pero sí que iban a tener problemas. Para empezar supuse que ni siquiera sería capaz de ponerse bien el condón. De hecho, gastaría lo menos cuatro antes de conseguir colocárselo. Lisabe estaría nerviosa desde el primero, maldiciéndose por haberle invitado al último mojito. Lisabe es mucha mujer para un virgen de veinticuatro años.


Tengo un punto sádico. Me lo acabé de demostrar cuando les presenté. Quería frustrarles, darles una de las noches más bochornosas de sus vidas. Y lo logré. Hay que ver qué bien me sentó aquel café, con Lisabe con el rímel corrido, sintiéndose vieja, acabada. Sentía que había perdido todo el atractivo, por mucho que intentara hacerme creer lo contrario. Supe que mentía. No tenía ni la más remota idea. Ser demasiado guapa, sexi y tener una gran carrera sexual. Eso no lo había dicho. Soy demasiado para él. No, esa opción no era viable aquel domingo. Las excusas no iban más allá de los cubatas, que no habían sido tantos, la coca o el espid, que en realidad no había consumido.


Me gustó la idea.


Eder no soportaba el frío. Era por esa enfermedad. Era terriblemente sensible, como un pez fuera del agua. Coleteaba indefenso, y emitía un extraño ruido, como quien quiere gritar pero no puede. Se le agarrotaban las cuerdas vocales y las piernas. Podría decir que era triste verle así, pero a mí me hacía gracia, por eso siempre que iba a venir apagaba la calefacción y abría las ventanas.


Supongo que yo también albergaba aquel morbo de poder matar a alguien sin tan siquiera tocarlo.

La foto es de aquí

8 comentarios:

  1. Me ha encantado lo que acabo de leer. Buenísimo.

    ResponderEliminar
  2. Un relato corto que puede suceder a menudo en la vida real. Saludos Ángel (voltios), por cierto, muy bueno awixumayita

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno, Adriana.
    Feliz regreso a Valladolid.

    ResponderEliminar
  4. Ayyy!!! mis hombres!

    Muchas gracias por comentarme, chumachos, me alegro mucho de que os haya gustado!

    Ains, bueno, a Puce vuelvo el 10, hago los exámenes lo más buenamente que pueda, y me vuelvo corriendo para San Matthew!

    ResponderEliminar
  5. Intereses encontrados, volutas de humo...

    ResponderEliminar
  6. Divino ese relato, Awy. Me ha encantado. Supongo que ese sadismo light abunda mucho. Un beso,
    V.

    ResponderEliminar
  7. 101...capicúa...
    y me quieres explicar por qué te escriben comentarios en chino o japonés o su padre??

    ResponderEliminar
  8. jajaja, buah, es spam puro y duro, llevan todos a webs de porno chino... jaja.

    ResponderEliminar

Entradas y Comentarios