martes, 28 de octubre de 2014

Claustrofobia


Royal Academy of Arts - London
Raquel Sanz




Busco la limpieza en cada acto. Desinfecto la herida y me cubro. Busco el marco aséptico y me dejo caer.

La locura fue estar entre cuatro paredes y sentirnos morir sin habernos llegado a conocer.

Es fácil no ser nadie.


Hay culpa en esta sangre que derramo. Estoy abierta y trato de cerrarme. Pero limpiar la herida y hacerte partícipe de la culpa no me hará más libre.


Esta habitación tiene las esquinas curvas. Por eso este encierro no termina nunca.

jueves, 23 de octubre de 2014

Arritmia



Beatriz Barriuso
http://yourheartonatray.blogspot.com.es/



Su manera de ocultarse y escapar es un baile. Pasa inadvertida a pesar del vestido rojo y la melena oscura, los rasgos marcados, la belleza agresiva. Pasa inadvertida porque se mueve rápido y en silencio. Ninguna otra mujer de la celda se atreve a hablarle porque todas han caído en la superstición y no se relacionan con fantasmas.

Hay una guerra fuera de estos muros y los soldados somos cualquiera. No sabemos quién nos ha elegido pero sí que juegan con nosotros. Hay un destello en la noche que nos demuestra que la guerra viene de aún más lejos. Los escépticos aún no creen en vida inteligente fuera de las fronteras esta noche.

Hay un tablao flamenco y alguna silla de madera se mantiene en pie. Siempre hay público y vino tinto para un espectáculo lamentable: no llega la electricidad al entarimado y las chicas han perdido el ritmo.

La celadora abre y no hay manera de esconderse. Se desliza entre las sábanas y se coloca la primera en la fila con la intención de ser la primera en salir. La lista que la celadora lleva en sus manos indica que la primera se llama Calaverita y que tiene aspecto de muerte. Basta verla a ella para saber que no es, pero con un gesto teatral mira a la bailarina y mira la foto de la calaverita y marca con el dedo índice de la mano derecha las diferencias.

No habrá baile que le salve esta noche y fuera los soldados nos besamos. Hay un viso de amor en esta noche en la que todos interpretamos un papel. Siempre hay público para un espectáculo lamentable.




miércoles, 22 de octubre de 2014

Après moi, le déluge





la poca sangre que me queda, la guardaré para el frío
no habrá 
dolor si mantengo la sangre caliente
en las manos
si mantengo
si me mantengo con ánimo en el frío

amor, cuando el ave sale del nido y vuela,
cuánta probabilidad tiene de sobrevivir al viaje
al vuelo, amor
al frío

al vuelo amor al frío cuánto
hay del vuelo al frío

cuando el ave sale, amor, recuerda el nido
siente nostalgia del nido

mi nido es cálido pero le falta tierra

no tiene espacio
contengo el llanto
après moi, le déluge

sangré

porque no me bastaba con la lluvia


martes, 21 de octubre de 2014

Extranjera

Vivian Maier New York
(Woman Sitting on Ground), ca. 1951-55.
Silver gelatin print, printed before 1970



Dentro de esta noche hay una sombra. Se pasea por las vías de una montaña rusa apagada en una noche de lluvia. Aterra más el vértigo que el óxido a esta sombra negra.

He vuelto al lugar de mi infancia y hay tierra por todos los caminos que anduvimos. Mi hogar es una cabaña ajena. Una chabola aislada del resto, y me niego.

Me niego a reconocerla como mía. Yo sé que no viví aquí.
Pero me siento parte y siento el vértigo. Tiemblo. 

Soy parte de una tierra que no me reconoce como suya. 

Estoy fuera del círculo. Me rechazan por haber salido. Ni me quieren fuera ni me quieren dentro. Hay tierra por todos los caminos que anduvimos.

Recuerdo una montaña de tierra que estaba lejos. Recuerdo haber paseado hasta ella, y recuerdo haberme sobrecogido ante su enormidad. Pero ahora bastan cuatro pasos desde mi cabaña para llegar a ella.

Puedo verlo todo desde mi casa.

Bastan cuatro pasos para ver que es ridícula. Apenas un montón de tierra. 

Quiero llorar ante este mundo tan pequeño que me rechaza.

Que no me quiere dentro pero que no soporta verme fuera. 

He salido del círculo, y ahora soy una sombra. Camino por los raíles de una montaña rusa apagada.
La maquinaria es más peligrosa cuando no está en funcionamiento. Estamos pendientes del desliz en un campo de monstruos en letargo. Te sujetas a mí. Si caes, caeré contigo, y acepto el reto.

Confío en mí porque soy fuerte. Porque estoy fuera del círculo. 

Esta muerte me ha traído a la niñez, y soy la única que se ha hecho grande en un campo de tierra en miniatura. 

Me abrazo a un hombre que me reconoce, aunque yo no lo recuerdo. Dice haber sido mi maestro en la escuela, y acepto el reto.

Este abrazo al final de la noche, 
agarrarme a lo desconocido para no caer,

será lo único que me mantenga con vida hasta mañana.


Cadáver Exquisito en Casa Deliciosa. II

Big Girls Don't Cry by The Four Seasons on Grooveshark



Amor... ¿no es algo fantástico? Encontrarte a esa persona que te provoca un cosquilleo en el estómago incontrolable...
que te den ganas de tirarla en la cama y comerle

la vida de principio a fin, mientras me miras como si el mundo fuese a acabarse en este instante

de agua... porque el agua fluye, porque se adapta, se quiere, se siente y sigue siendo ella misma a pesar de los besos

los cuales, según relatan los primeros crinistas europeos en América, provocaban asco y terror entre las primeras mujeres indígenas que fueron violadas por los conquistadores. Beso se dice "osculum" en latín

es una lengua muerta, tan muerta como el destino de un caracol en un espejo donde el cochino...

está tan a gusto en el charco. Porque sí, hay que disfrutar. Y todo lo contrario. Se me fue. Y ya no hay vuelta atrás. Me duele la garganta, pero no pasa nada

el equipo que quiero para espacio
somos socios del mismo soliloquio
del mismo soliloquio
no somos verde, pero este blues azul
where everything is gotta got you
freedom m
on freedom
gracias por las noches donde las estrellas son más lucíernagas que ellas
y entonces... brillas

cual átomo de hidrógeno fusionándose con otro
para crear una estrella llena de luz

y transportarnos a una serie de los 90's pronto será moda de alta suciedad, tenedlo claro

claro que todo pasa. Está por llegar lo mejor. Escuchamos canciones que dicen que no y que sí, que hay y que no, y que por qué no vamos a llorar. Pero las bailamos, claro porque lo mejor acaba de llegar.

Estoy aquí. Aquí y ahora. Todo rojo, o verde, tal vez. Aquí. Feliz. Tal cual. Yo, tú, nosotros, todos. Todo rojo y verde. Y sonrisas. Y ya.

Y ahora toca el final... y no sé terminar, así que punto y seguido... y seguir chupando pelos del sobaco.


lunes, 20 de octubre de 2014

Cadáver Exquisito en Casa Deliciosa. I





No existe el color más que en tu mente
solo has de pagar para ver

si todas las noches de luna
de risas, de almas,
de compañías inesperadas,
fueran como hoy

que llegamos y todo estaba perdido, y mira, nos encontramos con una fiesta en el salón

zapatos bajo la mesa, un escándalo de nive-ternura, pizzas trasnochadas, lo trivial, las golosinas

dulces que traen recuerdos de la infancia, horas de recreo y los amigos pasados

el pasado es este presente riéndose...
nos ha pasado esto
este es el prinicpio
de un final filo
de la verdad
dibujamos el amor
y ojalá
comprendiésemos la cuarta dimensión
love
hello
we want
more

of blue skies, full of stars. Las estrellas. Me dijo el sabio de mirar a as estrellas. Paso

de todos los clítoris sin sentido donde la geometría es inexistente poniéndome muy nervioso

eso mismo es lo que más me jodía al comerla cuando era pequeño: los nevios. La carne me daba asco por los nervios. Hay ello algo de profundamente simbólico-ritual: comerte los nervios, devorarlos a ellos, quizá para que ellos no te devoren a ti. Todo puede acabar en sobredosis

de luz, sobredosis de calor, de viento rejuvenecedor, de alegría. Y sentir desde dentro que la felicidad es el camino, no la meta, y sonreír

el momento sin importarte el cómo ni el porqué. Disfrútalo

porque nunca volverás a disfrutar de unos pelos de sobaco tan sobrosos como este día.



jueves, 16 de octubre de 2014

Café cortado





Pido un café (cortado). Apuntar que es cortado es importante, ya que eso implica que la taza es pequeña. El camarero me lo sirve y sale de la barra, se pone a mi lado y da vueltas a mi café con una cucharilla demasiado grande. Me siento incómoda. Le digo que pare, que ya lo hago yo, que es mi café. Él deja de dar vueltas y me dice que ni siquiera ha echado el azúcar. 


jueves, 9 de octubre de 2014

Moscas en la bañera




Niña, no te duches, no te laves entera, no hace falta, acércate aquí
lávate la cara

Me miro en el espejo. Tengo sangre en el ojo izquierdo. Un punto rojo debajo del iris. Un hilillo de sangre sale de él. Me asusto. 

Soy mucho más arrogante que eso. Cierro la puerta del baño y me meto en la bañera. Pronto me doy cuenta de que he pisado algo. Hay un montón de moscas en el suelo de la bañera. Se resbalan, no pueden salir, pero tampoco hacen por volar. 

No hacen por volar estas moscas que llenan la bañera. Me tengo que lavar. Es mi única obsesión y no entiendo por qué mi abuela le ha quitado importancia. 

Justifico lo que voy a hacer. Son ellas o yo. Alguien tiene que hacer algo. Si no lo hago yo, será quien venga después. Así que tapo el sumidero y echo el agua. 

Van a morir todas ahogadas, aunque podría evitarlo, como he hecho muchas veces en la piscina. Podría coger las moscas mojadas con mis manos y lanzarlas por la ventana. Podría pasar algo por encima para recogerlas. Recojo una sábana negra para ello.

Pero cuando tengo la sábana negra en mis manos y me dispongo a recoger las moscas, cambio de opinión. Me justifico con teorías que he escuchado por ahí sobre los insectos. Que si son muchos, que si no sienten. No recuerdo muy bien todo lo que pasa por mi cabeza, pero sí recuerdo que muchas de ellas las he leído en perfiles de Facebook. 

Lo que hago es cubrir el agua con la sábana. Quitó el tapón. El agua baja, y todas las moscas quedan recogidas en un montón taponando el sumidero. Recojo ese montón con la sábana y hago una bola. La sábana está muy mojada y pesa mucho. 

Abro la ventana del baño. Debajo, en el patio, está mi abuela, y un poco más alejados, otros miembros de mi familia. Lanzo la sábana. Estoy enfadada porque la bañera estaba llena de moscas.

Mi abuela insiste. Dice que soy muy cabezona con esta obsesión mía por ducharme. Y admite que sí, que últimamente entran muchas moscas voladoras en casa. Será por el calor. Moscas voladoras. Me hace gracia que recalque que son voladoras, cuando todas las moscas lo son y estas en concreto no han hecho por volar. 

Lanzo la sábana.

Al caer, con el impacto se abre y botan algunas de las moscas. Da la falsa sensación de que han salido volando. 

Esa falsa sensación de verlas vivas, me hace sentir bien por un momento. Vuelvo a justificar lo que he hecho. 

Me vuelvo a mirar en el espejo. Ya no tengo sangre.




miércoles, 8 de octubre de 2014

martes, 7 de octubre de 2014

Ice blue

Hoy he soñado mucho. Un sueño muy largo, muy tipo Broadchurch, con muchos personajes y todos implicados en algo. Ya lo contaré. Voy a volver a contar mis sueños. Ayer estuve ojeando Un mundo propio de Graham Greene y me volvieron las ganas. 

Bueno, de momento solo quería comentar una parte del sueño.

Hay mucha gente en un patio de vecinos. Estamos preparando una fiesta. Creo que la fiesta la organiza Javi, porque tiene mucha presencia en el sueño, e incluso la casa en la que cocinamos es de su familia, pero todos los invitados son en realidad amigos míos. Durante la fiesta se organiza un karaoke y de repente me veo con un micro, aunque no tenía intención de cantar. De todas formas, como que me crezco y voy al catálogo de canciones y busco rápidamente las canciones disponibles de Lana del Rey. Hay pocas, solo tres o cuatro, y elijo la que no conozco: una que se titula Ice blue. Se lo digo al chico que se está ecargando de poner las canciones, pero se equivoca y pone otra. Se equivoca muchas veces. Pone a Britney Spears en su lugar. Yo le digo que da igual, que ya canto esa misma, y salta What a girl wants de Christina Aguilera en español. Le digo que ni hablar. Volvemos a intentarlo con Lana, pero sigue sin poderse y el chico se pone nervioso. Se enfada conmigo porque me he puesto muy especial, que los karaokes no funcionan así. Que tenía que haber cantado lo que fuera y ya está, que no tiene gracia si cada uno elige su canción. Se enfada muchísimo, se pone muy desagradable. Hay quien le dice que no se ponga así conmigo, que yo solo estaba eligiendo una canción: que el que se estaba equivocando al ponerla ha sido él, no yo. En cualquier caso, se enfada mucho conmigo y se va de la fiesta.




No existe ninguna canción de Lana del Rey que se titule Ice blue. Creo que en mi cabeza se mezclaron partes de This is what makes us girls, ya que en un momento de la canción dice "Pabst Blue Ribbon on ice". Y por eso lo del Ice blue y la canción con título parecido de Christina Aguilera.



lunes, 6 de octubre de 2014

En Logroño me duele mucho más la regla. Madrid II


Valle Camacho



En Logroño la regla me duele mucho más. Es una locura eso. No me puedo ni mover, y refunfuño y lloro y pataleo como una niña, porque me cago en dios. En fin, que me duele mucho. Hace tres meses, durante mi regla de julio, lo dejé claro en público con un post que escribí en mi Facebook y que decía algo así como "puta regla puta puta regla puta...". La gente, mis amigos de Facebook, sobre todo mujeres que comprendían mi dolor, empezó a comentar sugiriéndome diversos modos de paliar ese dolor: infusión de albahaca, ibuprofeno, cómo no, y otras medicinas naturales y no. Gabriela Collado (o Maga Viajera para quienes la conocen como blogger), al margen de pastillas, hierbas y otros remedios externos, me habló de conciencia, mente, etc. No le entendí muy bien y ahora no puedo parafrasearla porque borré mi perfil de FB, pero creo que sé por dónde van los tiros y ahora os diré por qué. Al mes siguiente, la regla apareció en Valladolid. Estuve pasando un fin de semana en casa de Dre porque me habían invitado a participar en un evento de poesía en Rueda. El domingo me despertó el dolor (aloha) y pensé: no te puede doler aquí (en Valladolid, me refiero, no a los ovarios). No te puede doler. No vas a estar lloriqueando en casa de Dre. Así que respiré profundo, me tomé un ibuprofeno, y empecé a pensar en mis ovarios y a quererlos a pesar de todo porque ellos solo están haciendo su trabajo. No me dolió en todo el día. El mes pasado, fue diferente. Creo que ha sido la peor regla de mi vida. El síndrome premenstrual fue terrible. Yo pensaba que me quería morir. La verdad es que septiembre fue un mes de mierda. Empezó guay porque me llamaron de dos puestos de trabajo ideales para mí y me pareció que las entrevistas fueron guay también. Así empezó la semana del 1. Pero luego no llamaron, luego el tema del dinero y las facturas póstumas que sigue generando La Plaquette, trabajos de corrección que no cubren la cuota de autónomos, todo el tema de Origami y su puta madre, y luego pues todo, claro, porque cuando te da el bajón es todo, y todo mal, muy mal. Así que la regla vino por todo lo alto. Con una contractura muscular en la espalda que estuvo quitándome la vida, y una ansiedad como para haberme arrancado el pelo a puñados. Fui a urgencias porque ya no podía más. Y os prometo que aguanto muy bien el dolor, pero lo de la espalda impedida fue ya el colmo. Y nada, que era ansiedad, y punto. Que te tomes un valium, te tranquilices y te vayas a casa. O a tu médica de cabecera, que ya te conoce como la paciente Drama Queen y te pregunta con una sonrisa: "¿pero tienes problemas de verdad o te los creas tú misma?" y después te receta Lexatin. Pasé un septiembre tan, tan, triste, joder. Y era como: a ver,  no puedo permitirme caer en una depresión. Si caigo en una depresión ahora, no me iré de Logroño nunca. Eso es lo que pensaba. Así que bueno, sin dinero, con una tristeza absoluta y una caja de lexatines sin abrir en el bolso, me cogí un bus a la mejor terapia posible: pasar unos días con Pat y Dre y maquetar La Fanzine. Después, pues ya sabéis.Terminé septiembre en Valladolid y después me llamaron de uno de los curros ideales para los que hice entrevista a primeros de septiembre y me vine a Madrid. Vamos, que la regla de este mes me ha pillado en Madrid, con calma, con trabajo, en un ambiente que me gusta, y, en definitiva, me ha pillado feliz. Así que no ha dolido. Así de fácil. No ha tenido nada que ver con la alimentación, porque la verdad es que he comido muy mal esta semana, sin pasta y con horarios cambiantes; ni con las pastillas, porque no tengo ibuprofeno ni antalgin aquí. La tristeza y la ansiedad me las han curado solamente las circunstancias. No he notado síndrome premenstrual, solo una pequeña molestia en los ovarios. Por eso digo que ahora creo que he entendido lo que me comentó Gabriela en Facebook. Que mi dolor no me lo produce la regla, no me lo produce mi propio cuerpo. Me lo produzco yo, como me dice mi médica. No me puedo frustrar tan fácilmente porque no me cojan para un trabajo, me queden cosas por pagar, descataloguen mis libros o no pueda escapar de Logroño. Imagino que al final todo tiene solución. Para empezar ya he tachado dos cosas: tengo trabajo y he podido escapar de Logroño. 


viernes, 3 de octubre de 2014

Madrid I



Pues nada, aquí estamos. POR FIN. 

Como ya conté hace unos días (y borré, aunque ya sé que varios ya lo vieron, porque a lo tonto se ve que aún hay seguidores de este blog, y que ahora he vuelto a publicar, porque yo qué sé), he conseguido trabajo en Madrid. Algo temporal, pero que llega en el momento perfecto para escaparme de la rutina de Logroño.


Estoy sin dinero pero con muy buen humor y rodeada de gente estupendísima que me ha acogido u ofrecido su ayuda para buscar alojamiento sin pensárselo dos veces. Estoy que no me puedo ni creer cómo ha podido cambiar de esta manera mi suerte. 

Estoy sin dinero, y me dice Javier: mira, el año pasado abriste una librería sin tener dinero y ahora te vas a Madrid sin tener dinero. Pues así las cosas. No tener dinero me deprime. No tener trabajo ni sentirme creativa, mucho más. Si no trabajo, y además no escribo, me hundo. Es obvio, claro. A ver quién está bien sintiéndose un inútil. No tener dinero me deprime, pero precisamente por eso no me para. Y que tengo unos amigos maravillosos, eso también, que me han ayudado estos últimos días tanto. Es que me muero de amor, os lo prometo. 




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