miércoles, 27 de agosto de 2014

#1

Hola, diario:

¿Sabes? Me compré mi primer diario en el 2001. Me lo compré en verano, cuando pasaba unos días con mi padre en Vitoria. Por aquel entonces había pocos bazares chinos, o al menos no tantos como ahora, o al menos no tantos como en Logroño. En Logroño creo que no había ninguno. Además, yo vivía en Baños, así que lo de los bazares chinos era algo desconocidísimo para mí. Mi padre estaba alucinado con ello. Con lo de los bazares, digo. Habían abierto uno cerca de su calle y corrió a enseñármelo. Lo visitábamos como si fuera un museo, casi. Tenían de todo. De todo. Allí me compré algún libro de mierda (seguramente de Pesadillas, o parecido) y el diario. Que era tipo diario. Con su caja, su llave y su cerrojo, aunque no hacía falta la llave para abrir la caja, así que no me quedaba más remedio que confiar en mi familia. Realmente no contaba nada secreto. No tenía secretos en el 2001. Era una adolescente muy sosa. La vida la tenían los otros. 

No volví a tener un diario tipo hasta años después, y porque me lo regalaron. Lo que me compré después del primero fueron cuadernos. Cuadernos bonitos, de tapa dura, y con las hojas en blanco. Nada de rayas. Siempre he odiado las putas rayas. Del 2001 al 2006 llené no sé cuántos tropecientos mil cuadernos. Contando nada, ¿sabes? Qué coño iba a contar, claro, si mi vida era un coñazo. Pero así es la adolescencia, ¿no? Una vida entera de nadas. Me gusta alguien que nada. Mis amigas y yo hablamos de nada. El instituto es una nada. Baños es nada. Logroño parece que vaya a ser todo pero sigue siendo nada. Todo es nada. Pero ahí estaba yo, escribiendo. Cada noche y en cualquier momento que necesitara gritar. Y siempre con cuidado, porque de alguna manera estaba escribiendo para ser leída y no me gustaría dar una imagen de mí que no quisiera enseñar al mundo. 

A lo que voy es. Que luego he llenado cuadernos también, sí, pero ya no contaba mi vida. Eso si acaso lo hacía aquí, en mi blog, pero en los cuadernos me volví caótica. Sin fechas, sin seguir la línea, y todo tan abstracto. Ya no contaba mi vida, contaba mis sentimientos. Y luego apuntaba también facturas y números de teléfono. Los cuadernos ya no eran un reflejo de mi vida, sino mi vida misma. 

No sé, me he despertado hoy pensando en esto. 

Buenos días.

3 comentarios:

  1. Te vi el jueves pasado en Madrid, recitando en Poesía o Barbarie, quise felicitarte después, pero parecías un poco nerviosa y no quería importunarte. Felicidades por tu blog, intentaré comprar alguno de tus poemarios; tengo curiosidad.
    Un saludo.

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    1. Muchas gracias Rorschach, me alegro mucho de que me vieras. :)
      Estaba nerviosa a morir, pero lo disfruté muchísimo.
      Si quieres comprar un libro mío, hazlo a través de La Plaquette (http://laplaquette.prestabox.com/es/), que como lo llevo yo, puedo enviártelo dedicado.

      :)

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  2. Un tal Mario de Madrid ha realizado un pedido hace unos minutos… espero una bonita dedicatoria ;)
    Saludos!

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