jueves, 3 de septiembre de 2009

Ontología Teratológica




En su artículo El monstruo y su ser, Héctor Santiesteban diferencia dos tipos de monstruos: Reales e imaginarios. Dentro de los primeros, se encuentran aquellos seres que nacen desfigurados, y que son tangibles y reales. Dentro de los imaginarios, estarían los monstruos que son producto de la mente y el imaginario social.



El monstruo y su ser.


En la Edad Media, la idea de monstruo estaba ligada al desorden y lo extraño. El monstruo como la personificación de los deseos y temores inconscientes del hombre. En consecuencia: con el mal. Por lo tanto lo monstruoso era concebido como algo tan peligroso para el ser humano (y la sociedad) como lo es el deseo.


Por otro lado, lo monstruoso se entiende siempre como algo lejano a la vida civilizada. Los monstruos se encuentran en la selva, en el desierto… en los confines del mundo. Con esta idea se está excluyendo lo malo de la civilización, pero también haciéndolo patente (esta´ lejos, pero existe) con el fin de recordar al hombre sus deseos y sus miedos, su parte más incómoda y negativa, que ha de expulsar.


Como es obvio, si hablamos de deseos y temores del ser humano, no podemos olvidar la sexualidad y, por ende, el tabú del sexo, tan extendido a lo largo de la historia, en las diversas culturas y tradiciones (en especial en el Medievo, época a la que me refiero especialmente: el acto carnal en esta época es concupiscencia siempre que no se realice con fines de procreación).


No es difícil entender por tanto, que siendo la nuestra una sociedad patriarcal, muchos seres monstruosos sean figuras femeninas.


Un ejemplo sería La Mulánima:


Este monstruo, híbrido de mujer y mula, según el mito, fue en principio mujer, pero por cometer pecados contra el pudor, fue condenada a la monstruosidad:


La condena pesa sobre la capacidad reproductiva de un cuerpo que ha violado el tabú.


Este ser tiene muchas connotaciones simbólicas que merecen ser tenidas en cuenta. Para empezar se caracteriza por expulsar fuego por los ojos, la boca y el ano. El fuego, de acuerdo a la tradición cristiana, hacer referencia a los fuegos infernales, pero también podría ser tomado en cuenta como arquetipo de la líbido y la fecundidad, lo cual sería contradictorio, teniendo en cuenta que la mula es un animal que no puede tener descendencia.


La mulánima es un ser detenido en un estado de indefinición perpetua: no es bestia ni humano, no es alma ni es cuerpo, ni es mujer ni es mula. Pierre d’ Ailly (geógrafo y teólogo del s. XV), la situaría, como a todos los monstruos, entre el reino humano y el animal, mientras que Cristóbal Colón defendería un tercer reino: el monstruoso.


La concepción del monstruo como ser mixto es antigua, pero no me iré tan lejos en el tiempo para hablar de ello. Hace treinta y cuatro años, Michel Foucault, llegaría a la siguiente conclusión: El monstruo sería un algo indiscriminado y amorfo, que pertenece a dos grupos y por esto es difícil de conocer y analizar. En el saco de la monstruosidad se incluiría de este modo a los hermafroditas (no se sabe si se cuantifican como mujeres o como hombres) y los deformes, que no se sabe si son humanos o animales.


“Es la mixtura de dos especies (…) es la mixtura de dos sexos: quien es a la vez hombre y mujer es un monstruo. Es una mixtura de vida y muerte: el feto que nace con una
morfología tal que no puede vivir, pero no obstante logra subsistir durante algunos minutos o algunos días, es un monstruo.”


Foucault.


Poco más de seiscientos años antes, Juan de Mandaville - explorador del s.XIV – relataba en su Libro de las maravillas del mundo, la siguiente descripción, refiriéndose a unos seres andróginos:



“Hay en otra isla unos hombres y mujeres que se tienen en uno pegados, y no tienen más de una teta. E tienen miembros de hombre y de mujer cada uno dellos; y usan de aquel que quieren, y el que para como mujer, aquel se empreña y pare hijos.”



La naturaleza femenina también alberga en el imaginario social una dualidad. Por un lado se identifica con la materia en una relación de carácter trascendental. A parte, tiene la capacidad de conocer a partir de la intuición, los sentidos y la vivencia erótica. Atributos que permitirían a la mujer el acceso a lo irracional.


Para Bataille, la capacidad femenina de reproducir la materia se asimila a la naturaleza percibida como un derroche de energía viva. Estaríamos hablando de un paralelismo reproducción – muerte: la mujer como una fuerza capaz de crear vida pero también de arrastrar al caos y al aniquilamiento.


Tenemos por tanto a la mujer como un ser cuanto menos misterioso (y temido por el hombre) que ha de ser vigilado para preservar el orden social. Es un monstruo, terrible y fascinante, concebido como una inversión del orden regular de la naturaleza, al estar ligada al erotismo y la intuición.



Transcribo a continuación otro pasaje del Libro de las maravillas del mundo, donde Mandaville hace una clara referencia a esta dualidad fertilidad-muerte:


“Partimos de aquesta tierra y llegamos a una provincia, la cual era muy abundosa y muy fértil de muchos árboles y de muchas maneras de frutales, modernos a nosotros, en la cual todas las mujeres tienen barba, como si fuesen hombres, y no tienen cabello en la cabeza.


Un doctor llamado Sigón, y otro que dicen Menforodo, escriben que en África hay mujeres barbudas, las cuales saben tantas artes diabólicas que hacen secar los árboles y matan los niños de ojo.”



Estas mujeres actúan como brujas, entendiendo “bruja” en su sentido medieval: relacionada con la adoración satánica, la destrucción, el poder y el asesinato de niños. Son pues el prototipo de lo antisocial.


En su artículo Lo Monstruoso Medieval (Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa), Lillian Von Der Walde Moheno, habla del temor masculino de ser castrado, absorbido, devorado por ese otro sexo al que tiende, y Diderot, en boca de su personaje Bordeau, diría lo siguiente: el hombre no es quizá más que el monstruo de la mujer o la mujer el monstruo del hombre.


Al fin y al cabo, ¿no es el monstruo, como diría Foucault, el gran modelo de todas las pequeñas diferencias? ¿Y qué es sino esto la mujer para el hombre y viceversa?


Hay, pues, un temor intersexual que radica de la atracción que tanto los hombres como las mujeres sienten por sus contrarios, y esto, según Lillian Von Der Walde Moheno, los vuelve quebrantables. La atracción es una debilidad, y este miedo hacia el deseo ha dado lugar a representaciones iconográficas como la vagina dentada, que no es más que una monstruosidad que refleja el temor masculino a ser devorado por el ser al que desea. Por su parte, las mujeres, en relación al falo, se sienten simbólicamente dominadas y “penetradas”.


No es extraño entonces que muchos monstruos posean implicaciones sexuales y que muchos de ellos sean figuras femeninas, como por ejemplo la sirena, que simboliza la tentación y la lujuria.


No obstante, monstruos como la sirena o la Melusina (mujer-serpiente), se alejan de la definición de monstruo, en el sentido que, lejos de ser seres repulsivos caracterizados por su fealdad, son seres bellos. Cómo si no podrían despertar en el hombre el deseo y, en el caso de la Melusina, la curiosidad.


Lejos de la mitología, también nos encontramos en la realidad con seres ambiguos y bellos, como son los hermafroditas.




Hermafroditismo e Intersexualidad


Es igualmente monstruoso el ser que tiene dos sexos y sobre el que no se sabe, por consiguiente, si hay que tratarlo como un varón o como una niña; si hay que autorizarlo a no casarse y con quién; si puede llegar a ser titular de beneficios eclesiásticos; si puede recibir órdenes religiosas, etcétera.


Foucalt.


El hermafroditismo y la intersexualidad suelen confundirse o entenderse del mismo modo, pero en realidad son dos cosas diferentes: en el hermafroditismo, la persona nace con genitales externos de ambos sexos, mientras que en la intersexualidad sólo hay “vestigios o partes de los dos órganos”. En el ámbito de la neonatología a este diagnóstico se le conoce como genitalia ambigua, concepto que etiqueta a los bebés cuyos genitales no son característicos de un sexo en particular.


En el artículo Entre la Deidad y la Monstruosidad se enumeran tres momentos históricos antes de hablar de la intersexualidad:


- En la Antigüedad, cuando para la humanidad lo inexplicable solía ser divino, todo aquello que no fuera conocido o comprensible según los hombres era cosa de Dioses, así los diferentes y diversos se consideraban deidades, dignas de admiración y reverencia.


- Avanzando apresuradamente en la historia del mundo occidental, se observa cómo aparecen leyes y unidades de medidas que buscan conocer y comprender todo lo existente, y así la realidad es antropocéntricamente evaluada y categorizada. Es la época en la cual lo extraño será lo raro, lo distinto, lo anormal.


- Hoy en día, ante el auge de los derechos y la pluralidad, se postula el respeto por las individualidades, y al compás de propuestas de inclusión se invita a la participación de todos y todas; sin embargo la herencia moderna se hace vigente a través de los vestigios en el imaginario colectivo de los criterios de clasificación, que establecen parámetros de aceptabilidad y rangos de normalidad.


Haciendo un breve recorrido histórico, vemos que en el siglo XVIII los hermafroditas eran considerados como monstruos y ejecutados por ello. Sin embargo, en el siglo XIV, el hermafrodita podía no ser ejecutado, siempre y cuando encubriera su “anormalidad”, teniendo para esto escoger previamente su sexo y usar la ropa correspondiente. En otras palabras: siempre y cuando no alterara el orden social.


En el siglo XIX no se habla entonces de mezcla de sexos, sino de rarezas, especies de imperfecciones, deslices de la naturaleza, de modo que la monstruosidad es vista como una irregularidad, pero que hace posible algo la monstruosidad de la naturaleza.



El monstruo como error de la naturaleza.


Esta premisa nos lleva directamente a un problema teológico. Si el monstruo es fruto de un desliz de la naturaleza, estamos aceptando que la naturaleza puede equivocarse. Luego, ¿es posible que Dios cometa errores y que, por tanto, no sea perfecto?


A lo largo de la biblia, vemos que la inefabilidad de Dios y la naturaleza es apriorística, y, por ende, se considera que la naturaleza de cada ser esta´ determinada por su fin específico.


Otras teorías, como la de David Hume, proponen que el mundo en que vivimos (con sus errores) sea la creación inacabada de un dios inferior. En este caso, el monstruo alcanzaría cierta grandeza al ser el ser abyecto de un mundo abyecto.


De todas formas, la ciencia ha avanzado tanto (y aunque no lo hubiera hecho), que el hombre se puede permitir en cierta manera, corregir los errores de la naturaleza. Prueba de ello serían las operaciones que se realizan para “corregir” la intersexualidad.


Esta acción (moral, de decisión) de los médicos es, no obstante, un deje muy humano:


Es propio del hombre querer encontrar una explicación a todo aquello que se le escapa de las manos y de la “normalidad”. Es el afán de dominar una cosa conociéndola.



En el Sistema de Clasificación Internacional de las enfermedades (CIE), aparece la intersexualidad como anomalía:


• Intersexualidad 46, XX: la persona tiene los cromosomas de una mujer, los ovarios de una mujer, pero los genitales externos con apariencia masculina
• Intersexualidad 46, XY: la persona tiene los cromosomas de un hombre, pero los genitales externos no se han formado completamente, son ambiguos o claramente femeninos. Internamente, los testículos pueden ser normales, estar malformados o ausentes.
• Intersexualidad gonadal verdadera: aquí la persona debe tener tanto tejido ovárico como testicular. Esto podría ser en la misma gónada (un ovotestículo) o la persona podría tener un ovario y un testículo. La persona puede tener cromosomas XX, cromosomas XY o ambos. Los genitales externos pueden ser ambiguos o pueden tener apariencia masculina o femenina, solía llamarse hermafroditismo verdadero.
• Intersexualidad compleja o indeterminada: muchas configuraciones de cromosomas distintos a las combinaciones simples 46, XX ó 46, XY pueden ocasionar trastornos del desarrollo sexual y abarcan, entre otros, 45, XO (solamente un cromosoma X) y 47 XXY, 47, XXX: ambos casos tienen un cromosoma sexual adicional, sea un X o un Y.



Esto conlleva a que se pueda decidir por el bebé, y asignarle un sexo basándose sólo en el tamaño de sus genitales. Es decir: si el tamaño se considera pequeño, se amputa el pene asignándole arbitrariamente un sexo femenino al bebé.


Estas operaciones no tienen el menor sentido, porque estar dotado de dos sexos no es perjudicial para la vida del bebé. Simplemente es un ejemplo de cómo la ciencia asume haber descubierto “el secreto de la felicidad humana”, relacionada a un cuerpo lo más “perfecto”, o, en otras palabras: lo menos monstruoso posible. En este mundo que nos ha tocado vivir, de la falsa moral, de la reticencia a admitir modos de vida, formas de amar y experimentar el deseo sexual, que nos impone cánones de belleza imposibles, se justifica mutilar un cuerpo y crear una ficción con capacidades operativas pero sin explicaciones existenciales.



Transcribo a continuación el caso de Emma, incluido en el artículo “Los cinco sexos. Por qué no son suficientes macho y hembra”, de la genetista Anne Fausto-Sterling:


Emma tenía tanto un clítoris del tamaño de un pene como una vagina, lo que le hacía posible tener sexo heterosexual “normal” tanto con hombres como con mujeres. En su adolescencia Emma había tenido sexo con un cierto número de muchachas a las que había estado profundamente atraída; pero a la edad de 19 años se había casado con un hombre. Desafortunadamente, el marido le había dado a Emma poco placer sexual (aunque él no había tenido nada de qué quejarse), así que a lo largo de este matrimonio, así como de otros matrimonios siguientes, Emma había tenido paralelamente sus “amiguitas”… Emma ocasionalmente le confió su deseo de ser un hombre, circunstancia que sería relativamente fácil provocar. Pero la réplica de Emma es un decidido voto a favor del propio interés: “¿Tendría usted que sacar esta vagina? Eso no me gustaría, porque es mi vale de comida. Si usted hiciera eso, yo tendría que dejar a mi marido e irme a trabajar, así que creo que la conservaré y seguiré siendo como soy. Mi marido me mantiene bien, y aunque no tengo ningún placer sexual con él, tengo muchísimo con mis amigas.”




Ella es un claro ejemplo de que se puede vivir con dos sexos, y que esto no la ha convertido en un ser desgraciado infeliz. ¿Qué decisión habrían tomado los médicos cuando nació? ¿La hubieran desprovisto de pene, condenándola a una vida sin satisfacción sexual? ¿O hubieran decidido despojarla de vagina, condicionándola a una vida masculina pero sintiéndose mujer?


Anne Fausto-Sterling sostiene que: “la división de la especie humana en dos grupos sexuales no es un hecho natural”.


A los diablos – como a algunos monstruos - les acontece una crisis del ser que los difumina, que los convierte a la nada, ya que no podrían ser nada, porque no son ni bellos ni verdaderos ni reales.


Héctor Santiesteban



Siguiendo con el ejemplo de la decisión más moral que médica sobre la sexualidad de bebés intersexuales, podemos plantearnos algo que ya deja caer Héctor Santiesteban en su artículo El Monstruo y su Ser:


El monstruo depende del hombre que, como sujeto, juzga al monstruo como objeto.


Antes hemos podido ver cómo ha evolucionado la situación del hermafrodita en la sociedad. Con esto se demuestra la sentencia de Santiesteban: al monstruo lo crea la humanidad; la mente transforma y conforma a los monstruos.



Por otro lado, Lillian von der Walde Moheno y Héctor Santiesteban coinciden en que el monstruo es espejo del hombre.


Los monstruos, diría Moheno, son tan reales como lo son nuestros deseos, como lo son nuestros miedos.


La humanidad, a lo largo de la historia, siempre, en cada cultura, religión, pueblo, ha subordinado a la mujer y a aquellos que se alejaban del “orden social”, para imponer una “normalización”. Como hemos visto a lo largo de este texto, para mantener ese orden/normalización, se ha optado siempre por la represión del deseo. Afortunadamente, siempre ha habido personas como John Stuart Mill, que han manifestado abiertamente aborrecer la “normalización” que impone arbitrariamente la sociedad, y afirmar que lo mejor está en lo distinto, en lo diferente, en lo raro, en lo único.




Bibliografía:


- El monstruo y su ser. Héctor Santiesteban. Relaciones 81, Invierno 2000, Vol. XXI. Universidad autónoma de Baja California.


- Lo monstruoso medieval. Lillian Von Der Walde Moheno. Universidad autónoma metropolitana. Unidad Iztapalapa.


- Diderot y el problema del cambio. Henri Coulet.


- Feminidad y monstruosidad en el imaginario social: una lectura y dos textos. María Eduarda Mirande. Cuadernos, Diciembre, número 19. Universidad de Jujuy, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Secretaría de Ciencia y Técnica y Estudios Regionales. San Salvador de Jujuy, Argentina.


- Cinco sexos: La intersexualidad. Luis Christian Rivas Salazar. http://actualidadesintersexuales.blogspot.com


- Entre la Deidad y la Monstruosidad. CiberFeminismo.org

21 comentarios:

  1. Bueno awixumayita me has dejado de piedra con este artículo entre mitológico y real. Muy instructivo ciertamente.

    Está bien, que de vez en cuando, toquemos otros temas de interés.

    Abrazos.

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  2. me a gustado mucho, el tema me parece muy original y creo q esta muy bien documentado

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  3. ¡¡ ATÓÓÓÓNITA !!

    Oye y mira tu por donde pero en ocasiones yo me sueño hermafrodita.
    Chapó mandarina!!

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  4. Espléndido trabajo. Estoy totalmente de acuerdo con admitir lo "raro" como lo "normal" y con la existencia de más de dos sexos. La diferencia humana entre hombres y mujeres es un convencionalismo. No hay duda.

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  5. Ya, pero Calderón te cateó.

    Un beso, guapa.

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  6. Calderón me puso un 4 por el trabajo
    Monstruo. La atracción humana hacia lo irracional
    Por este otro me ha puesto un notable como la copa de un pino.

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  7. por fin un trabajo tuyo donde no acudes a wikipedia, ahora si parece universitario

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  8. Podríais dedicar vuestro a tiempo a comerme el coño en lugar de dejar comentarios de mierda.

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  9. Buen trabajo...
    ¿Filosofia en Pucela?Ahora me alegro de no haber escogido esta carrera alli...Estuve a punto xD.Lo dicho,muchisima suerte :)

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  10. No,verás me explico:
    Tuve un profesor de filosofia(también graduado en filologia rusa,creo)que habia trabajado alli,en la universidad de Valladolid(yo soy de Palencia).Se llama Ernesto Benito,no se si te dará clase y si seguirá en Pucela...El caso es que le pregunté si estaría bien hacer la carrera de Filosofia alli y me dijo que era bastante mas dificil que donde la hizo el,sobre todo por los profesores.Eso solo por eso,no creo que tenga menos nivel ni muchisimo menos,de hecho yo no la hice por eso,porque me dijo que era de mas nivel de lo que a mi me veia.Ahora he decidido hacer Turismo.Muchisima suerte y siento no haberme explicado bien :S

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  11. Mejor no comento, y si te dejan comentarios que no te molan, te jodes, es alo que te expones.

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  12. Yo te comía el coño cuando quisieras bonita.

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  13. Si admito comentarios anónimos es sólo porque hay mucha gente que no tiene cuenta de google, no para que se me venga a insultar y decir gilipolleces.
    Lo primero, que tan anónimo no tienes que ser si conoces el nombre de mis profesores. Y bueno, ya si te has leído mis trabajos de clase, ¡para qué queremos más! Venga, por favor.

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  14. Pero qué envidia se respira en estos comentarios, tratáis de ser hirientes porque este trabajo está muy bien documentado mientras que habría q ver los vuestros

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  15. Hola Anónimo 1, soy Anónimo 2, ¿ Me recuerdas?

    Yo también le comería el coñito, ummmmm

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  16. Mas te has dejado un monstruo:
    el que todos llevamos dentro,
    que a veces sale a fuera a pasear,
    y muestra su enferma careta verde de envidia,
    de la que salen inmerecidos ataques,
    y replicas absurdas,
    que en sus mismas palabras,
    hayan su humillación,
    y que a ti, (a quien siempre he considerado original)
    te engrandecen,
    dejandote sin falta alguna.

    Un beso, Adri. Nos veremos ya dentro de poco en Pucela.

    Post Scriptum: Ahora como estudiante de filosofía, te digo que este trabajo también me ha gustado, y que ese notable esta más que merecido, aunque sigo pensando, que aun con los criterios de evaluación en la mano, el del cuatro tampoco desmerecía.

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  17. Hola Anónimos Unidos soy nuevo en el club, el pucelano este del Erebus tambien kiere probar bocado ¿como nos turnaremos?

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  18. Muy bueno el trabajo!!!

    La verdad es que son bastantes interesantes temas que tratas aquí.

    De los comentarios chorra pues pasando......


    Un besito corazón!!

    p.

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  19. Awixumayita, te gustan los pistachos?

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