miércoles, 24 de agosto de 2016

Calderilla (palabras sueltas)



Adriana en el Hospital Militar Central de la Defensa Gómez Ulla
Fotografía de Carlos Traspaderne.
http://adriana-places.tumblr.com/



Yo también soy un ser complejo.
Soy una chica de las de antes.

No recuerdo la primera vez que.
Soy una chica de las de antes. Hablo poco.
El tiempo no ha pasado tan despacio

Soy la sosa.

Soy la sosa, joder, ¿no me ves?
Hablo poco y camino con cuidado, busco el modo de evitar el conflicto, siempre.
Soy.

Soy la sosa. Me lo decían en el colegio. Adriana la vergonzosa.

No trascenderá mi palabra.
No trascenderá mi palabra, porque callo.

No soy nadie, porque no me establezco en ningún punto.
Mi palabra no influirá.

Mírame. Tengo un metro setenta y seis centímetros de complejos.

Entiéndelo, ¿vale? Soy un ser complejo.

He salido aquí para ser vista, y así os lo pido: miradme.
Solo soy en la mirada del otro. Por favor, miradme bien.

Este sueño recurrente.
Mi casa ha sido invadida por el calor y el sueño y me duele el cuerpo, amor, me duele.


Miradme. Hago lo posible por no temblar y tiemblo, amor, tiemblo.


No me reconozco.

No soy yo nunca en las fotos
En el espejo
Nunca soy yo.

Persona
                Sola
                Ante el espejo de las calles,
La nada.


Me figuro desenfocada, sin rostro.
Una palabra sin pronunciar,
Tan
Muda.
Sola no soy.


No soy real fuera de vuestra mirada.
Cierro la puerta, y desaparezco. ¿Era así, como soy ahora, cuando querías conocerme?

Nadie va a salvarte de esta lluvia si decides quedarte.



TODO LO QUE SOÑABA TENER HA SIDO UNA TRAMPA PARA AISLARME.

No me esforcé lo suficiente para ser lo que mereces.



Me casaría con la tierra solo para sentirme formar parte de algún sitio.
Llamar hogar al lugar
Donde nadie me espera.
Cobijo tumba donde no ser vista.
Reflejo, pantalla, espejo de soledades.





Cuando tenía poco más de veinte años, ay. Todos esos señores mayores.


Todo lo que soñaba tener
ha sido una trampa para aislarme.

Me declaro dócil.

El mundo en el que vivimos es el mundo en el que vivimos.

Estoy sola. Miradme.
Hay un discurso solemne para el tacto, pero yo no recuerdo cuándo dejé de ser.
Cuándo dejé de ser intocable.

Todo lo que merecía en la vida, era esta soledad pactada.




Joder, ¿por qué me has abandonado? Yo antes escribía con tanta facilidad, y ahora mírame. Mírame ahora. Me quedo aquí, a la espera. Hago inventario.
A mi alrededor sigue todo vacío.
Llego a una conclusión: todo lo que he soñado tener
ha sido una trampa para aislarme.
Habito y vivo una soledad implacable.
Destinatario ausente en la entrega. Voz pequeña.

Hay un discurso solemne para el tacto. No hacer nunca daño al conocido.
No recuerdo.











No confío.

Mi relación con Madrid ha sido la siguiente. Llegué con un billete falso y me lo cogieron a la primera, para cobrarme algo de poco valor. A cambio, recibí calderilla. Lo mío no valía nada. Lo mirase como lo mirase, había ganado al cambio, pero qué iba a hacer yo con tanta moneda pequeña suelta. Tanta moneda pequeña suelta por el bolso, las carteras, los bolsillos. Qué fácil se ha ido gastando
y perdiendo
todo.


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