Son las siete menos diez. Me pasé la noche comiendo helado con Pat, fumando Camel, ultimando los detalles de La Fanzine. Hablando de hombres (qué tontería), leyéndole pasajes de Rayuela, pensando posibles temas para la cuarta. Y calculando el tiempo – Pat se confundió y dijo que aún estábamos en marzo – me di cuenta de lo subjetivo y variable que es. Me di cuenta de que hace sólo quince días comencé a leer Rayuela en un autobús, regresando a Logroño desde ningún lugar. Tan sólo quince días. Me he leído Rayuela en tan sólo quince días y siento que ya han pasado años. Quince días para conocer, saber, desvelar, decepcionar, ¿olvidar?, ¿traicionar/me?, aprender, perdonar, odiar, esperar, maquetar, enfadar/me, y ante todo no dormir.
En estos quince días creo que he pasado de ser la Maga a tomar la posición de Oliveira en la ventana, frente a la rayuela. Pero también Talita, en el aire, sobre un tablero, entre Horacio y Traveler.
“Oliveira había bajado los brazos y parecía indiferente a lo que Talita hiciera o no hiciera. Por encima de Talita miraba a Traveler, que lo miraba fijamente. Estos dos han tendido otro puente entre ellos, pensó Talita”.
Pero realmente no hay nada. Ni huevos fríos, ni jazz, ni intenciones por parte de ninguno de los dos de buscarme o encontrarme o encontrarlos a todos ellos, con la verdad por delante, como han venido desde el principio, no eres la única, esta noche te quiero, mañana sirena, sombra, silueta, humo, coca cola, un beso, las uñas rojas, un poema largo o dos cortos, la estación, cuánto durará el evento, mira qué he encontrado en “asco de vida”, me aburres, eres un coñazo, las ganas de soltarte a veces “que le den por culo a tus amigos (…déjalo todo y ven conmigo)” y de irme yo, no de ti pero por ti tampoco, sólo para perderme con intención de volver a encontrarnos y reír hasta caernos, de bebernos todas las marcas de ginebra de todos los bares de donde sea y una voz en off que me diga “éste es el mínimo aceptable”.
queda poco para vernos tía, pero tendrá que ser por motivos de mi curro en el destroyer, abrazos adri.
ResponderEliminarRayuela marca una antes y un después.
ResponderEliminarya me contarás...un besito
Llego hasta aquí desde el blog de Eva Márquez, encantado con el poema tuyo que ha subido al blog.
ResponderEliminarUn placer encontrarte. Coincidiremos en el Heterogéneos ;).
Un saludo.
Rayuela es una obra magnífica, todavía tengo pendiente una segunda lectura, y al leerte ahora, me han entrado ganas de ponerme a ello ya mismo :)
Yo soy más de mínimos exigibles. Con la edad te vuelves quisquilloso con ciertas cosas. Un beso.
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