miércoles, 6 de junio de 2007

Emily tiene cuatro años, es rubia y viste un poncho rosa

...a la derecha se ve un cementerio.


Creo que es el de Valladolid, pero como para fiarse, porque yo en el tren (como en todos sitios) pierdo el sentido de la orientación.


Una niña de unos cuatro años que no deja de tocar los cojones a sus padres, empieza a dar vueltas por el vagón gritando:

- ¡Mira mama, moridos!
Me rio, ella me ve y me sonrie.
- Mama, lo menos hay cincuenta.

Me mira, quiza´ buscando en mi sonrisa la atención que no le presta su madre.

- No, mama, hay ma´s. Mil moridos.

Y los padres a lo suyo....

Hey! Teachers! Leave them kids alone!

Y la niña sigue mirando el cementerio, que parece eterno. Tanta cruz empieza a darme mal rollo, en esta baratija de Regional que parece saltar sobre las vías.

Y al notar que por ma´s que el tren avanza el cementerio sigue a nuestra derecha, la niña sorprende a todo el vagón con la siguiente exclamación:


- ¡No, mama! ¡Son cien! ¡Cien moridos es lo ma´s!


Qué encanto de niña.

Me mira, ve que me estoy riendo y me brinda una sonrisita de complicidad. Imagino que ahora es cuando saca un machete de la mochila y empieza a decapitar gente. Empezando por los padres.

4 comentarios:

  1. Una niña de 4 años que emprende una carniceria en el vagón del tren al pasar cerca del Cementerio del Carmen... me encanta. Un poco más gótico, quizás en otra época del año, con lluvia o niebla, y unos cuantos espiritus juguetones; me gusta.

    Con tu permiso puede que lo utilice para un relato.

    Por cierto me encanta tu estilo.

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  2. ¡Subidón de texto, Awi! ¡Enorme microrelato! Una joyita, mil gracias.

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