Soñé que entraba en una habitación y toda ella estaba manchada de sangre. La sangre es lo ma´s bajo en estos casos. Vi las piernas y los brazos amputados de un bebé. Por eso te pregunté, al verte sujetando a aquel recién nacido mutilado, qué has hecho.
Tú me respondiste: yo sólo quería tener un querubín, pero era demasiado humano. Lloré por el niño, en el sueño, y alguien intentó tranquilizarme. Ahora no le duele nada, no es consciente de nada. Y yo susurré: pero lo será.
El bebé no parecía triste. Nunca lo pareció. Ni siquiera cuando se fue haciendo mayor se lamentaba por su desgracia.
Los niños son fuertes porque son inconscientes y no piensan ¿y si…?
Ella sólo se dejaba querer como cualquier animalillo. Comer y dormir; llorar y manchar pañal tras pañal, como cualquier otro niño.
Ilustración: Caja de muñecas, de El Chirri.
José Antonio Martínez Porras, 'el Chirri', expone pinturas y esculturas en la capilla de la antigua 'Bene' (Logroño). Hasta el 27 de septiembre.
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