Los mosquitos en invierno se instalan en nuestras cabezas.
Así estamos, amor, fríos y ausentes
como dos desconocidos.
Los mosquitos en invierno desaparecen tras nuestras retinas,
y absorben sin reparo alguno el deseo de julio
y el amor prometido a finales de septiembre.
Las pocas ganas de volver a verte,
que se reparten como rumores y repiten como oraciones,
se han quedado a vivir en mi cabeza y me dicen que tú, amor,
sientes lo mismo.
Las avispas de este verano, los grillos de aquellas noches
o los tábanos impertinentes que se alimentaban de nuestra sangre caliente,
enfrían ahora lo poco que nos queda de pasión
y las ganas, como las abejas,
no nos engañemos, amor,
murieron después de clavar el aguijón.
Publicado en el número 16 de Elefante Rosa (Edición Valladolid).
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suele pasar (lo de después del aguijón)
ResponderEliminaren invierno a mi me desaparecen los mosquitos, pero siempre hay moscones.. No has pensado que es más facil clavar el aguijon e irse?? lamentablemente el ser humano tiende a ser demasiado simple.. meter sacar,el rollo de siempre
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