Esto es muy vergonzoso para mí, así que me veo en la obligación de hacer una breve introducción explicativa. Hace unas semanas, tres o cuatro días antes de cumplir veintitrés años, regresaba a Valladolid desde Logroño en autobús. Me acompañaban El hacedor (de Borges), Remake y Sufjan Stevens en mi Mp4. Me quedé frita. Soñé con Fernández Mallo. No fue un sueño erótico, fue mucho peor. Me desperté perdidamente enamorada y en el Mp4 terminaba All delighted people. La culpa, como siempre, fue de Sufjan Stevens. El triste del banjo es el responsable de mis grandes conflictos emocionales. El caso es que el sueño, como siempre, fue muy real. Cuando digo muy real quiero decir MUY real. Hubiera secuestrado el autobús para buscar a Mallo si supiera conducir. Con eso os lo digo todo. El brote psicótico se me fue pasando. No así mi admiración por Mallo. Para concienciarme de que no estaba enamorada de él, creé un álbum en Facebook con fotografías suyas bajo el título All delighted people. Esto hizo que me diera cuenta de sus entradas pero no consiguió matar el mito. Agustín Fernández Mallo se había instalado en mi corazón. La semana pasada, en el autobús que nos llevó a la clausura del VI Versátil.es, en la bodega Estancia Piedra (Toro, Zamora), Sara me preguntó por mi amor platónico y yo le respondí que no entendía nada. Es muy feo, me dice ella. Lo sé, y podría ser mi padre.Y es que no lo entiendo. Yo no estoy enamorada de Fernández Mallo, es mi cabeza, mi subconsiente o como querais llamarlo, la que se empeña en ello. Ni siquiera es algo sexual ni mucho menos. Son sueños jodidamente tiernos. Creo que lo que necesito es conocerle, así mi imaginación dejará de machacarme. Por eso tengo que estar en Murcia el 7 de mayo. Por eso tengo que ir al SOS de este año. Por favor, dadme dinero. Estoy en estado cítrico.
Para muestra, lo que escribí en el autobús:
I
El final de mi historia huele a plástico de forrar libros o de juguete. De muñecas. A.F.M* me arroparía mientras me adormezco en una cama deshecha de 2x2 o un sofá azul en un salón con vistas desde un séptimo o una buhardilla con tragaluz.
Sea como fuere,
Me susurraría al oído muy bajito all delighted people -and I love you
so much anyway…-
Sería domingo a eso de las seis. Marzo. Llovería. Lloverá muchísimo. Unas gotas tremendas. Parecerán burbujas explotando contra el cristal. Estaré en un autobús o en un tren. Él me dirá que mire al autobús de al lado. Estamos parados en alguna estación. En el otro está él y arranca y se va y yo me quedo y suena Sufjan Stevens. Te digo Do you love me a lot? y es mi autobús el que se va y el que se queda aquí bajo la lluvia de una tarde de domingo eres tú.
II
Tú susurras. Tarareas en susurros una de mis canciones de la semana. Es marzo. Son las seis y llueve. Parece que realmente sean lágrimas de gigantes. Recoges mi pelo entre tus dedos. Te creería a morir si me dijeras que me quieres.
El final de mi historia huele a petróleo. A combustible, pintura y disolventes. Huele a desguace y a tranquimacín. Son las seis y tres minutos y es tan tarde para nosotros que anochece. No llueve y el sol es del tamaño de una almendra. Incide. Te leo y creo que te vas como en un final digno desde azotea al estilo J.B**.
El final de mi historia huele a artificio. Toda la naturaleza, los campos, mis historias lejos del cemento
sólo las vivo a través de los cristales sucios sin frame.
El final de mi historia lo recuerdo despacio como un sueño y huele a plástico, a mi Schwarzkopf gliss hair repair en tus manos, a papel de libro antiguo o de ocasión -
sábanas que arropan el plástico frío
de un amor artificial.
* Agustín Fernández Mallo.
** Juan Bonilla.
Tía, eres la rehostia. M'equedao patidifuá con el texto.
ResponderEliminarPor cierto, me encanta esa nueva faceta mía de tía superficial. Nah, gracias por la mención.
Muás y más.
El Hacedor... que buen libro de brevedades. Borges era un genio. Si por casualidad te estuviera gustando (yo cada vez que leo a Borges meo champán) te recomiendo encarecidamente que leas "Historia universal de la Infamia". Si el título es prometedor, el contenido es inigualable.
ResponderEliminarYo ya no leo en los trenes ni en los buses porque me duermo como una ostra, y leer es como una batalla que sé que voy a perder, aunque estuviera leyendo un recuento de muertes o alguna historia truculenta de Poe...
En cuanto a los relatos: sueños, música y buses... parece que de alguna forma van más unidos de lo que parece. Yo mismo a veces también los uno casi sin darme cuenta. Lágrimas de gigantes... :) me ha gustado esa imagen.
Erebus, debo admitir que no he leído a Borges... salvo esa serie de relatos breves que me enviaste una vez.
ResponderEliminarEl Hacedor (de Borges,) Remake es el último libro de Fernández Mallo.
Besitos varios para los dos :*
pero pa qué quieres ir a Valencia o al SOS o a no se donde. Si mallo está este jueves en Salamanca. Busca en un curso que tenemos en la facultad de bellas artes.
ResponderEliminarDe nadaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Berrugas en los genitales
ResponderEliminaryo te lo presento, muhé.
ResponderEliminarImposible lo de ir a Salamanca. Y eso que me hubiera encantado ir a todo el curso. ayer vino Javi(er García Rodríguez) a la reunión de COLMO encantado con la facultad de Bellas artes. Qué envidia!
ResponderEliminarVaya, si que te ha tocado hondo con el señor Fernández Mallo. Al final te tomarás una cerveza con él, tú tranquila.
ResponderEliminarEste post me ha recordardo decirte que el verano pasado, por motivos familiares, tuve que ir a Pucela y pasarme horas largas en el Hospital Clínico. Pues bien, cada vez que pasaba por la uni de filosofía, pensaba que en cualquier momento aparecerías por allí y no sabría qué decirte, si es que me hubiese atrevido a decirte algo.
Lo de escribir en un autobús tiene su magia, no creas, y hacerlo tan bien aún más.
En fin, pasaba a saludarte que hacía tiempo que no me pasaba por tu espacio.
Saludos bella Adriana.