Leo revistas que hablan sobre gente que no me importa, pero creo que en esta ocasión he reconocido a mi padre travestido en una foto. Tenía una peluca de geisha y solo vestía un tanga de leopardo tan pequeño que se le escapaba un huevo. Es la cosa más bonita que he visto en la vida. Levanto la mirada y un hipopótamo derrama sobre mí sus excrementos. Yo se lo agradezco, porque necesitaba una señal del cielo. Me pregunto si los dinosaurios sintieron lo mismo que yo cuando vislumbraron el meteorito. Soy feliz porque me libraré de este mundo. Y una vez que este planeta se desvanezca, cerraré los ojos y pensaré en Adriana, así todo mi mundo será belleza y felicidad. Porque en la oscuridad todo es hermoso. Será una lástima que mi padre no pueda verme. Precisamente hoy que llevo el cinturón de explosivos que me legó mi abuela. Mi venganza ya está en marcha, entro en el bar y observo que sobre la barra del antro mi antiguo profesor se desparrama patéticamente por el aparcamiento de los multicines. Como es por la tarde, hay muchos niños que han ido acompañados de sus padres a ver una familiar. Nadie entiende qué ha pasado. Los niños lloran. Yo no puedo más que vomitar. Pero no temo a la enfermedad, pero sí a las rimas consonantes. Así que procuro utilizar frases que no rimen entre sí. Un cocodrilo acaba con esta fiesta, no sé quién le ha llamado, ¿fuiste tú? Cuelgo sin esperar que responda. Me desparramo.
miércoles, 12 de junio de 2013
Desparrame. Cadáver con amor
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Entradas y Comentarios
Así es la creación.
ResponderEliminarBesos coherentes.
Difícil hacer pie...
ResponderEliminares amargo.
De pequeño me tiraron una pedrada
que me rompió un diente.
Lo primero que hice fué sonreir.