domingo, 23 de noviembre de 2014

No te comerás al animal impuro



Häxan.  Benjamin Christensen, 1922.


Todos los insectos con alas que caminan por el suelo son ceremonialmente impuros para ti y no los comerás. 
Deuteronomio 14:19




No dejaré que tus manos se manchen de tierra. No dejaré que pierdas tu tacto suave. No dejaré que pierdas el punto de tu mirada tímida. No dejaré que manches tus ojos de sal ni que te mueras de sed. No dejaré que tus manos se manchen de sangre. No dejaré que vengas a caer en mi tristeza. No dejaré que te caigas en mí. No te dejaré caer conmigo. No dejaré que te seduzca mi tristeza. No dejaré que tus alas se manchen de tierra. No dejaré que tus alas se mojen y se replieguen bajo la ropa. No dejaré que te manches con mi abrazo. No dejaré que te seduzca el olor a refugio de mi coraza. No dejaré que te quedes conmigo. 

Porque yo ya estoy bajo la tierra y no consigo levantar el vuelo sin dejarlo todo abajo. No tengo fuerza para llevarte y dejaría que me llevaras tú. Pero.

No dejaré que me lleves. No dejaré que te manches las manos de tierra. No dejaré que pierdas tu tacto suave seducido por un leve olor a limpio y el encanto de una tristeza menor. No dejaré que tu vuelo planee bajo hacia una caída segura. No te dejaré permitirme reptar por ti. No te dejaré permitirme agarrarme a ti ni dejaré que me tomes tú. Porque tiendo a la asimetría y camino en equilibrio. Porque busco el agua bajo la tierra y el aire en la piel, y no consigo saciar ni el hambre ni la huida. Porque no tengo más que una mirada esquiva que a veces llora para ofrecerte. Porque no tengo nada salvo un cuerpo de tierra estéril para darte.


Porque soy impura
no me comerás. 




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