Marilyn como cadáver exquisito.
Lloro por ti. Lloro por mí. Veo en ti
el significado de la muerte y tiemblo.
Tiemblo por ti por mí –te veo en mí
como un recuerdo reciente de lo que aún no ha pasado- y el temblor
cesa hacia el temor, el miedo y el sentido de la vida
se reduce a nada en esta noche de agosto.
Toqué tu angustia, tus últimos deseos
tu cicatriz nunca cerrada
tu cuerpo frío cotizado
fetiche inmortal
para el hambriento.
Con qué fin te abrieron si no fue para saber. Para qué mancharse las manos,
los guantes, el látex, si no fue para saber,
si no fue para limpiar, si no fue para desvelar
el secreto que se ocultaba en tus entrañas.
¿Quién fue el arma asesina, el frasco vacío de Nembutal
o tu cuerpo hueco tras la autopsia?
La cicatriz de tu costado grita mi nombre. Tu vientre limpio y vacío, las pruebas irrefutables.
Homicidio. Suicidio.
Dentro de mí gritan tu nombre.
Te salvo el alma
cierro con celo cada herida.
Te recuerdo entera triste sonriendo
extraña y viva
tu murmullo titubeante huele a limón y escupe lágrimas oscuras.
Te recuerdo entera queriendo vaciarte
como el bote de Neambutal que te acusa de infeliz y desgraciada –víctima inmerecida-
en la mesilla de noche.
Me ha encantado, está genial.
ResponderEliminarUn beso.
Me parece precioso. Lo has escrito tú? Yo actualmente estoy realizando master online, pero en mi tiempo libre asisto a clases de escritura. Ya me iré pasando. Saludos!
ResponderEliminarPrecioso, Adri. Eres una pasada.
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