¿Por qué vuelven los fanzines? ¿Por qué resucitan? ¿Son necesarios a día de hoy? En esta nueva era del Interneeeet, donde todo cabe, donde hay cultura underground en todas partes. En todos esos blogs que no conocemos. En los poemas en estados de Facebook de gente que no tenemos. En Tweets. Cultura underground en google.
Quest fail.
Son necesarios y por eso vuelven. Va a explotar algo y la gente lo sabe. Estamos en ese punto, como dicen en The Future, de los dibujos animados en que la torre se mantiene unos momentos antes de hacer crac y derrumbarse. Y ya no sólo hablando de la crisis. La puta crisis económica. Se trata de la crisis de la expresión. La crisis de la cultura. La crisis de la libertad. Nos cierran centros culturales. Sin contar con todo el destrozo que están haciendo en Avilés con el Centro Niemeyer, con la Semana Negra de Gijón, o la destitución del director del Festival de Cine de Gijón José Luis Cienfuegos. Sin contar con la decisión de celebrar el festival Actual (Logroño) cada dos años. Para echarse a llorar.
Pero en medio de todo este desastre. En medio de este funeral de la cultura en España (y más allá), regresa la cultura subterránea, como medio de difusión, de expresión, de libertad.
“¿A dónde vamos?”, preguntábamos a nuestros padres los sábados por la tarde, y ellos contestaban: “A mirar escaparates”. Se fumaba en los autobuses, en los institutos y universidades, en la consulta del médico (y solía ser el médico quien fumaba). Los adolescentes se masturbaban hojeando el LIB, Interviú, y otras revistas acartonadas, algunos, a otros les bastaba con fantasear. Escribíamos cartas, salíamos a la calle a buscar a los amigos, cortábamos y pegábamos, pero lo hacíamos con nuestras novias o novios o contra los del colegio de enfrente… No había móvil, ni redes sociales. ¿Cómo nos las apañábamos? Después llegó Internet, Google, Facebook… Parece que han pasado siglos (bueno, ha pasado uno, en realidad) pero fue solo ayer, hace 15 años. Borraska surgió en aquel tiempo fronterizo, cuando los emails tardaban horas en entrar a la bandeja y el contador del teléfono corría como un fórmula 1. De forma autodidacta y con espíritu y estética de fanzine. El espíritu porque nos lo pedía el cuerpo y la estética porque no teníamos ni idea. Y seguimos sin tenerla. Ahora volvemos en forma de blog, que es facilito, ajustado a las capacidades de los que nacimos MAG (Mucho Antes de Google). El ciberfanzine de literatura subterránea ha resucitado, muy lentamente, con pachorra, en un número especial y sin vocación de continuidad, en el que más de cuarenta creadores irán contándonos -un post cada día- cómo era su vida antes de que las nuevas tecnologías irrumpieran. ¿Qué recuerdan de aquellos tiempos? ¿Cómo se adaptaron a los cambios? ¿De qué modo influyó en su forma de escribir? ¿Hemos ganado libertad o la hemos perdido? ¿Seguimos, en el fondo mirando escaparates?
Patxi Irurzun. Editor de Borraska.
Esta pequeña hija de puta está en la nómina de autores. Un lujazo estar cerca de todos estos monstruos. A saber:
José Luis Moreno-Ruiz, Hernán Migoya, David Benedicte, José Ovejero, Miguel Serrano Larraz, Claudio Ferrufino-Coqueugniot, Carlos Salem, Paddy Rekalde, Eva Vaz, Daniel Ruíz García, Gsus Bonilla, Antonio Orihuela, Eduardo Laporte, Sergio C. Fanjul, Mauro Entrialgo, Alfonso Xen Rabanal, Miquel Silvestre, Kalvellido, David Refoyo, Vicente Muñoz
Álvarez, Esteban Gómez Gutiérrez, Ana Pérez Cañamares, Josu Arteaga, Pepe Pereza, Suarón, Norma Yamile Cuéllar, Naief Yeyha, José Luis Arántegui Tamayo, José Ángel Barrueco, Carlos Salcedo Odklas, José Manuel Vara, David Eloy Rodríguez, Miguel Ángel Sosa, Franco Di Merda, Ángel González González, Goio González, Iker Barandiaran, Javier Muñoz, Luis Ingelmo, Óscar R. Cardeñosa, Iñaki Echarte, José Daniel Espejo, Juanjo Barral, Julián Sánchez, Lucas Rodríguez, Mario Crespo, Martín Roldán Ruíz, Octavio Gómez Milián, Odón Serón, Oscar Beorlegui, Enrique Cabezón, Joaquín Piqueras y Mayte Blázquez.
Gracias. :)
http://fanzineborraska.blogspot.com/
Gracias. :)
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