Fotografía de Carmen Lafuente |
Es
curioso cómo la
vida
nos pone frente a
situaciones.
Quiero decir que. Es curiosa
la manera en que se relacionan las historias y las situaciones.
Hablamos de casualidades. Destino.
Orden
mundial. Nos controlan. Nada es fortuito.
Al
final, la única respuesta posible aplicable a todo, es que el mundo
es demasiado pequeño. En realidad, todo es pequeño. También el
tiempo y la Historia. Chocamos por pequeños.
Chocamos
por pequeños.
Tengo
un seguidor en mi blog, Preste Juan, que se propuso leer todo mi
blog. Es decir: todas las entradas desde 2007. Y, no sólo eso, sino
de forma cronológica.
Apunte
sobre la imposibilidad de ordenar un blog cronológicamente. Mallo
más o menos dixit en la presentación de su último libro Blog
Up
o
desorden encuadernado en cartoné
por la universidad de Valladolid de posts, artículos y ponencias del
susodicho. De hecho, nótese el caos de La
niña de las naranjas
o desorden encuadernado en tapa blanda de la breve selección de
posts de éste, mi blog.
Pregunta:
¿Conocemos a las personas de manera cronológica? ¿La vida se
encuaderna anacrónica en recuerdos? La personalidad se muestra
desordenada. Insomnio dixit.
Volvemos:
Sí
sólo
fuera un lector, como habrá otros, no me afectaría. Incluso lo más
seguro es que no supiera que lo estaba haciendo, pero Preste Juan
comenta (maravillas de la red), y con ese gesto me hace partícipe de
su lectura, me devuelve a aquellos textos, a aquellos tiempos, me
devuelve una copia de mí, más joven. Me enfrenta.
Me
siento como si Preste Juan retrocediera en el tiempo y me conociera,
con 18 años, y, no sólo eso, sino que me lleva con él y le dice a
aquella Awi:
- Hola, ésta serás tú dentro de cinco años.
- Ésta fuiste tú cuando comenzaste la carrera.
- Y no sabías administrar tu tiempo.
La
última entrada que ha comentado ha sido El tiempo lo destruye todo
(oh, ¿quién acabaría de ver Irreversible?),
escrita en Enero de 2007, y en la que cuento mis vacaciones de
Navidad en Logroño y mi decepción por no haber sido capaz de haber
quedado con toda la gente que hubiera querido ver (oh my god, el fin del mundo).
Ahora
vuelvo a Alemania [esto fue escrito en el avión Madrid-Frankfurt], en
un avión de Iberia [vuelo IB3512] y acompañada de Islands en el MP4. He cumplido
24 años (horreur!) en España, y regreso con la sensación de haber
vivido más de lo esperado en diecisiete días. Regreso bien.
Os cuento.
10 de Marzo de 2012.
aterrizo en Madrid con
a) dolor de muelas (el juicio que me falta intenta hacerse un hueco en mi boca)
b) dolor de regla (la sangre que me sobra, será, en este empeño de no ser carne, qué drama).
Salgo del avión y pienso: óscar, ibuprofeno, hotel, sleep.
Salgo del avión y veo: Óscar, grupo de desconocidos con él, con globos de colores, gritando bienvenida.
Vuestra inestimable amiga, que no es amiga de nadie, que es seca y tímida e invisible, mira a Óscar y entre dientes dice "vámonos" , "pero qué es esto", y el dulce de mi novio se despide con la simpatía que me falta de los espontáneos que se prestaron a hacer el paripé antes de que saliera su amiga (la real, la que agradecerá el numerito) del avión, y me muestra:
a) un café capuccino
b) una porción de tarta de fresa.
:(
Qué seca es tu novia, que cuando tiene la regla a punto sólo quiere comer carne (y sal a cucharadas y pizzas carbonara del telepi) y tomar ibuprofeno como si le fuera la vida en ello. y no cata el dulce ni tolera la simpatía ni los numeritos, pero te quiere, claro, como el yin al yan y viceversa, y nos vamos, mi muela, tú y yo, a esa habitación en hotel de cuatro estrellas a descorchar una botella de vino. nunca habré tenido mejor recibimiento y aun así no puedo evitar seguir siendo tan yo. Gracias, love.
A la mañana siguiente, con la sangre ya brotando de mí, blop blop, y un dolor incalculable en las entrañas, Óscar me deja en la cama y vuela por Madrid en busca de una farmacia abierta para conseguirme ibuprofeno. Hoy, con la sangre fuera de mí y él, el amor de mi vida, con la caja de pastillas, mi cuerpo se endulza y pide dulce y él me ofrece la tarta de fresa más dulce de toda mi vida. <3
Cuánto te quiero, cosito.
Tras el fin de semana amoroso con Óscar, él regresa a Valladolid y yo me voy a Logroño, a pasar una semana a solas con mi gato (miau!), a reencontrarme con Leti, Elena y Marta, y a vivir los hits de Loewe y el Antonio de Mendoza (oza, oza // oza, oza).
Bershka es súper guay. Súper guay. Pero mejor es ir tarareando Oza, Oza, Oza, Oza, mientras nos probamos los taconazos más altos a la envidia de Lana del Rey.
Pues eso, una semana de regreso a la adolescencia, con mami fuera de casa, en la China comunista, de cenas de hamburguesas del McDonalds por un euro y Barbacoa y Carbonara del formulario de Internet hasta la puerta de tu casa. Brilliant!
Y de allí a un autobús a las dos de la madrugada destino Valladolid con Óscar (sin desconocidos ni globos de desconocidos) esperando en la estación a las seis de la mañana. So wonderful!
¿Qué me esperaba en Valladolid, a parte, se entiende, de Óscar?
El Festival de la Palabra anteriormente conocido como Versátil.es: PoeXXI@.
Como comentaba, llegué a Valladolid a las seis de la mañana del domingo 18, con una maleta cargada de libros: ejemplares de La Involución Cítrica, la Epidermia de Sara R. Gallardo (a dedicar), tres de Mallo (tan indecisa yo, no sabía cuál quería llevarme firmado, oh!), trenes hacia Tokyo de Olmos en el bolso (literatura de viaje para trayectos largos en bus), lo último de David González y Ana Pérez Cañamares (préstamos de Molinero a devolver sin intereses; libros que han viajado de Valladolid a Bayreuth pasando por Amsterdam y Logroño), y las Canciones que no fueron de Diego Vasallo, con quien compartiría mesa el martes 20.
Desayunamos en la cafetería de la estación. Más triste que cualquier estación de servicio, regentada ahora por los trasnochadores que llegan a tomarse la última de la noche. Entre ellos, Miguel Ángel Simal, actor, director, artista, de Valladolid. Una de las personas más interesantes que he conocido en esa ciudad. En esa ciudad tan gris, dicen, donde he conocido, en definitiva, a las personas más interesantes de mi vida. Me parece que no podría haber mejor señal que encontrarme con conocidos desde el primer momento.
<3
El único problema que veo a mi llegada es, horreur!, que
a) Leucocito se ha comido el cable de mis auriculares. He pasado cinco horas en un bus sin música. Snif.
b) Me he dejado los panties en Logroño, y esto es terrible, porque:
b.1) Tengo unos zapatos rojos estupendos a estrenar en la maleta.
b.2) Tengo unos shorts de la 38 estupendos a estrenar en la maleta.
b.3) No está el tiempo para ir en piernas.
El problema es que es domingo, que al día siguiente es festivo, y el martes ya comienza PoeXXI@ desde las once de la mañana. ¿Dónde comprar, oh señor, entonces?
Todos los comercios que podrían estar abiertos en Valladolid no lo están. Ni un centro comercial (recuerdo haber ido algún domingo a comprar al Carrefour, pero hoy no hay suerte), ni El Corte Inglés, ni ningún bazar chino. Como diría Delfín (hasta el fin): "No puede ser, ¡¡¡¡noooooo!!!!
Chequeamos de nuevo el horario de los grandes almacenes en Internet, desde casa de Óscar, y vemos que en Castilla y León sólo abre el Carrefour de Medina del Campo.
Óscar me mira con un Nein (dramatización: Óscar nunca me miró con cara de nein; es que a veces tiendo a la exageración) dibujado en el rostro, imaginando lo que voy a decir.
- Me voy yo sola, no te preocupes.
Y él me dice que no, cómo me voy a ir sola; anda, vamos a Medina. Buscamos horarios en Renfe. Nos sale un tren en media hora. Y así comienza una serie de carreras tras medios de transporte que se celebrará a lo largo de toda la semana, y en la que se verán involucrados también un autobús y un avión.
Nos pegamos la carrera del año hasta colarnos en el tren, y yo estoy contenta porque hacía muchísimo que no me movía en tren por España.
- Oh, hacía muchísimo que no cogía un tren en España.
Estoy nerviosa porque hemos entrado sin billete, pero Óscar dice que no pasa nada, que pagamos cuando pase el revisor.
Gente: Esto es algo impensable en Germania. Ni lo intenten, aunque estén en un trayecto de tres horas desde Frankfurt Süd hasta Erfurt, en un compartimento por el que no pasa ni un solo revisor, y aunque en tu billete ponga que deben cobrarte diez euros más por haber reservado asiento, y aunque pienses continuamente en los treinta (o cuarenta) euros que podrías haberte ahorrado: no es una buena idea entrar sin billete a un tren en Alemania.
Cuando llegamos a Medina, flipo: TODOS los comercios están abiertos.
Me invade una duda: ¿Ha decretado elhijo de puta del excelentísimo alcalde de Valladolid que todos los comercios permanezcan cerrados los domingos para guardar respeto y culto a nuestro señor jesucristo (amén)? ¿Cómo es posible que en una ciudad de cuatrocientos mil habitantes, capital de provincia, mueran las calles los domingos?
Y no es que me esté dando al capitalismo absoluto, señores. Es que necesitaba unas putas medias.
Erectos de emoción mis pezones consumistas, entro al primer bazar chino que encuentro y me compro tres panties de diferentes dens, transparentes, y unos negros y una peluca morada que te mueres de mona. Óscar, contaminado por mi inclinación obsesiva compulsiva a gastar dinero en los bazares, se compra enseres de arte como blocs de boceto tamaño A3 o lienzos, y rotuladores, y sé que me quiere mucho por este tipo de arrebatos de correr detrás de trenes para ir a un pueblo de Castilla a comprar gilipolleces.
:)
También entramos a un bazar Canarias a por unos auriculares Pioneer con los que escuchar música no tiene nada que ver con aquella violación por agudos que sufrían mis oídos cuando utilizaba aquellos instrumentos de tortura de dos euros bazar chino cortesía de. Y, oh, qué ven los ojos de Óscar: una tienda de lencería. Panties de 40 dens, transparentes, no sea que se rompan los del chino. Qué bien tener cerca a Óscar, siempre tan observador. :)
Y, oh my god, una librería. 7 euros menos soy dueña de esta edición tan cuca de La Naranja Mecánica de Burgess, porque nunca está de más leer a los clásicos en primavera.
Después nos vamos a visitar el castillo de Medina, porque las cosas más bonitas de este mundo no se compran con dinero, y deducimos que están rodando un corto porque el abuelo de Chelo y Asun habla solo mientras le graban. Me parece excesivo pedir un autógrafo a un actor octogenario de Amar en tiempos revueltos, pero me voy con la satisfacción de haber visto a una estrella de la televisión.
Sentados al aire libre, disfrutando de la primavera castellana, con un par de bocatas y tabaco, y conejos saltando libres por ahí, y hormigas mutantes de tamaño descomunal subiendo por nuestras piernas, siento que no podría haber tenido mejor idea que esa escapada a Medina porque sí. Los momentos buenos son tan buenos a tu lado, amor.
Y por la noche nos hacemos un cine en el salón: Tenemos que hablar de Kevin y ahora sí que sí que no pienso
tener
hijos.
aterrizo en Madrid con
a) dolor de muelas (el juicio que me falta intenta hacerse un hueco en mi boca)
b) dolor de regla (la sangre que me sobra, será, en este empeño de no ser carne, qué drama).
Salgo del avión y pienso: óscar, ibuprofeno, hotel, sleep.
Salgo del avión y veo: Óscar, grupo de desconocidos con él, con globos de colores, gritando bienvenida.
Vuestra inestimable amiga, que no es amiga de nadie, que es seca y tímida e invisible, mira a Óscar y entre dientes dice "vámonos" , "pero qué es esto", y el dulce de mi novio se despide con la simpatía que me falta de los espontáneos que se prestaron a hacer el paripé antes de que saliera su amiga (la real, la que agradecerá el numerito) del avión, y me muestra:
a) un café capuccino
b) una porción de tarta de fresa.
:(
Qué seca es tu novia, que cuando tiene la regla a punto sólo quiere comer carne (y sal a cucharadas y pizzas carbonara del telepi) y tomar ibuprofeno como si le fuera la vida en ello. y no cata el dulce ni tolera la simpatía ni los numeritos, pero te quiere, claro, como el yin al yan y viceversa, y nos vamos, mi muela, tú y yo, a esa habitación en hotel de cuatro estrellas a descorchar una botella de vino. nunca habré tenido mejor recibimiento y aun así no puedo evitar seguir siendo tan yo. Gracias, love.
A la mañana siguiente, con la sangre ya brotando de mí, blop blop, y un dolor incalculable en las entrañas, Óscar me deja en la cama y vuela por Madrid en busca de una farmacia abierta para conseguirme ibuprofeno. Hoy, con la sangre fuera de mí y él, el amor de mi vida, con la caja de pastillas, mi cuerpo se endulza y pide dulce y él me ofrece la tarta de fresa más dulce de toda mi vida. <3
Cuánto te quiero, cosito.
Tontas hay en todos sitios. Óscar R. Cardeñosa |
Tras el fin de semana amoroso con Óscar, él regresa a Valladolid y yo me voy a Logroño, a pasar una semana a solas con mi gato (miau!), a reencontrarme con Leti, Elena y Marta, y a vivir los hits de Loewe y el Antonio de Mendoza (oza, oza // oza, oza).
Bershka es súper guay. Súper guay. Pero mejor es ir tarareando Oza, Oza, Oza, Oza, mientras nos probamos los taconazos más altos a la envidia de Lana del Rey.
Los de Marta. Después os enseño los míos. |
Pues eso, una semana de regreso a la adolescencia, con mami fuera de casa, en la China comunista, de cenas de hamburguesas del McDonalds por un euro y Barbacoa y Carbonara del formulario de Internet hasta la puerta de tu casa. Brilliant!
Y de allí a un autobús a las dos de la madrugada destino Valladolid con Óscar (sin desconocidos ni globos de desconocidos) esperando en la estación a las seis de la mañana. So wonderful!
¿Qué me esperaba en Valladolid, a parte, se entiende, de Óscar?
El Festival de la Palabra anteriormente conocido como Versátil.es: PoeXXI@.
Como comentaba, llegué a Valladolid a las seis de la mañana del domingo 18, con una maleta cargada de libros: ejemplares de La Involución Cítrica, la Epidermia de Sara R. Gallardo (a dedicar), tres de Mallo (tan indecisa yo, no sabía cuál quería llevarme firmado, oh!), trenes hacia Tokyo de Olmos en el bolso (literatura de viaje para trayectos largos en bus), lo último de David González y Ana Pérez Cañamares (préstamos de Molinero a devolver sin intereses; libros que han viajado de Valladolid a Bayreuth pasando por Amsterdam y Logroño), y las Canciones que no fueron de Diego Vasallo, con quien compartiría mesa el martes 20.
Desayunamos en la cafetería de la estación. Más triste que cualquier estación de servicio, regentada ahora por los trasnochadores que llegan a tomarse la última de la noche. Entre ellos, Miguel Ángel Simal, actor, director, artista, de Valladolid. Una de las personas más interesantes que he conocido en esa ciudad. En esa ciudad tan gris, dicen, donde he conocido, en definitiva, a las personas más interesantes de mi vida. Me parece que no podría haber mejor señal que encontrarme con conocidos desde el primer momento.
<3
El único problema que veo a mi llegada es, horreur!, que
a) Leucocito se ha comido el cable de mis auriculares. He pasado cinco horas en un bus sin música. Snif.
b) Me he dejado los panties en Logroño, y esto es terrible, porque:
b.1) Tengo unos zapatos rojos estupendos a estrenar en la maleta.
b.2) Tengo unos shorts de la 38 estupendos a estrenar en la maleta.
b.3) No está el tiempo para ir en piernas.
El problema es que es domingo, que al día siguiente es festivo, y el martes ya comienza PoeXXI@ desde las once de la mañana. ¿Dónde comprar, oh señor, entonces?
Todos los comercios que podrían estar abiertos en Valladolid no lo están. Ni un centro comercial (recuerdo haber ido algún domingo a comprar al Carrefour, pero hoy no hay suerte), ni El Corte Inglés, ni ningún bazar chino. Como diría Delfín (hasta el fin): "No puede ser, ¡¡¡¡noooooo!!!!
Chequeamos de nuevo el horario de los grandes almacenes en Internet, desde casa de Óscar, y vemos que en Castilla y León sólo abre el Carrefour de Medina del Campo.
Óscar me mira con un Nein (dramatización: Óscar nunca me miró con cara de nein; es que a veces tiendo a la exageración) dibujado en el rostro, imaginando lo que voy a decir.
- Me voy yo sola, no te preocupes.
Y él me dice que no, cómo me voy a ir sola; anda, vamos a Medina. Buscamos horarios en Renfe. Nos sale un tren en media hora. Y así comienza una serie de carreras tras medios de transporte que se celebrará a lo largo de toda la semana, y en la que se verán involucrados también un autobús y un avión.
Óscar me lleva por callejones que desconozco de esta ciudad para atajar (nadie como Óscar para callejear por Valladolid) y me muestra una entrada a la estación que no había visto antes, para llegar al tren y contra todo pronóstico negativo por mi parte, llegamos. :)
Nos pegamos la carrera del año hasta colarnos en el tren, y yo estoy contenta porque hacía muchísimo que no me movía en tren por España.
- Oh, hacía muchísimo que no cogía un tren en España.
Estoy nerviosa porque hemos entrado sin billete, pero Óscar dice que no pasa nada, que pagamos cuando pase el revisor.
Gente: Esto es algo impensable en Germania. Ni lo intenten, aunque estén en un trayecto de tres horas desde Frankfurt Süd hasta Erfurt, en un compartimento por el que no pasa ni un solo revisor, y aunque en tu billete ponga que deben cobrarte diez euros más por haber reservado asiento, y aunque pienses continuamente en los treinta (o cuarenta) euros que podrías haberte ahorrado: no es una buena idea entrar sin billete a un tren en Alemania.
Cuando llegamos a Medina, flipo: TODOS los comercios están abiertos.
Me invade una duda: ¿Ha decretado el
Y no es que me esté dando al capitalismo absoluto, señores. Es que necesitaba unas putas medias.
Erectos de emoción mis pezones consumistas, entro al primer bazar chino que encuentro y me compro tres panties de diferentes dens, transparentes, y unos negros y una peluca morada que te mueres de mona. Óscar, contaminado por mi inclinación obsesiva compulsiva a gastar dinero en los bazares, se compra enseres de arte como blocs de boceto tamaño A3 o lienzos, y rotuladores, y sé que me quiere mucho por este tipo de arrebatos de correr detrás de trenes para ir a un pueblo de Castilla a comprar gilipolleces.
:)
También entramos a un bazar Canarias a por unos auriculares Pioneer con los que escuchar música no tiene nada que ver con aquella violación por agudos que sufrían mis oídos cuando utilizaba aquellos instrumentos de tortura de dos euros bazar chino cortesía de. Y, oh, qué ven los ojos de Óscar: una tienda de lencería. Panties de 40 dens, transparentes, no sea que se rompan los del chino. Qué bien tener cerca a Óscar, siempre tan observador. :)
Y, oh my god, una librería. 7 euros menos soy dueña de esta edición tan cuca de La Naranja Mecánica de Burgess, porque nunca está de más leer a los clásicos en primavera.
Después nos vamos a visitar el castillo de Medina, porque las cosas más bonitas de este mundo no se compran con dinero, y deducimos que están rodando un corto porque el abuelo de Chelo y Asun habla solo mientras le graban. Me parece excesivo pedir un autógrafo a un actor octogenario de Amar en tiempos revueltos, pero me voy con la satisfacción de haber visto a una estrella de la televisión.
Sentados al aire libre, disfrutando de la primavera castellana, con un par de bocatas y tabaco, y conejos saltando libres por ahí, y hormigas mutantes de tamaño descomunal subiendo por nuestras piernas, siento que no podría haber tenido mejor idea que esa escapada a Medina porque sí. Los momentos buenos son tan buenos a tu lado, amor.
Y por la noche nos hacemos un cine en el salón: Tenemos que hablar de Kevin y ahora sí que sí que no pienso
tener
hijos.
deseando quedo la segunda parte, muy grande Awi, estas entradas me molan un huevo
ResponderEliminarYo como sugerencia te digo que los domingos hay un estupendo mercadillo en el estadio de fútbol, donde habrías encontrado de todo: medias, bolsos, zapaticos de tacón y todo cuanto desees, incluidas grandes imitaciones de Loewe,...
ResponderEliminarEse día no había mercadillo. Subió mi padre antes de que pasasemos por mi casa y nada :(
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