Le pregunto a Sara qué va a hacer el año que viene, ya que éste ya termina la carrera, y me responde:
- No sé tía, estudiar italiano, francés e inglés. ¿Es mucho?
- No sé, tía, si se te dan bien los idiomas…
- No.
Me mira, la miro. Nos hemos hecho un intercambio que implica que ella esté comiéndose un Calippo y yo un Magnun almendrado. Estamos en mi habitación, tristemente vacía, porque como últimamente he estado de mudanza esto parece la cabeza de Paris Hilton. Total, que se acerca el final y puede que al año que viene ni nos veamos, así que nos aferramos a cualquier cosa para estar juntas.
- Pues tía, que me apunto a italiano contigo.
Inmediamente me viene a la memoria aquella semana que pasé aquel mayo de 2006 en Génova y el amor breve que viví con aquel italiano que me dedicó Vieni da me de Le Vibrazione.
Y en la calle graniza, y yo estoy extrañamente feliz.
Ni nos vimos, ni nos hemos visto en tres años... quizá en aquella casa a la orilla del río, después de una noche en la curva
ResponderEliminar¿y qué son 3 años?
Creo que en la puerta de mi casa hay algún magnum almendrado, y algún calippo...
Quizá haya cosas que nunca caducan :)
Pasa el tiempo sobre un camino incierto... me reconozco en tus sensaciones, en tus palabras.
ResponderEliminarUn gusto a naranjas me queda siempre que te visito.
besos almendrados ;)