jueves, 11 de octubre de 2007

ama al hombre

Cuánto te necesito.


Ven, nena. Déjame que te coja. Cuando estás cerca como ahora, me siento tan bien... Ojalá todos los hombres supieran cómo es ser amado por ti. Ojalá todas las mujeres, en todas partes, tuvieran un hombre que las quisiera como yo a ti. Dios, que placer tenerte tan cerca. En momentos como éstos sé que soy un hombre afortunado. Estoy tocando a una mujer que me quiere y que me necesita. Es sólo por ti que puedo seguir.



Sport (Harvey Keitel) a Iris (Jodie Foster).


Taxi Driver.


M. Scorsese






Hace poco recibí un correo de estos que suelo borrar sin leerlos.


El caso es que esta vez, la amiguita de turno que lo envió escribió en “asunto” una frase – que no recuerdo – que me incitó a abrirlo.


Evidentemente estoy hablando de una de esas cadenas (odiosas, por cierto) que incluyen un PowerPoint (odioso) con moraleja (terrible).


Esta vez el PowerPoint no tenía desperdicio. Lo supe desde el momento en que leí el título: AMA AL HOMBRE QUE TE AME.



No sé quién sería el responsable de tal aberración / atentado mediático, pero estoy realmente segura de que no tiene ni pajolera idea de


a) Hacer PowerPoints


b) El significado de la palabra “amar”.



En la susodicha presentación, se enuncia lo siguiente:



- Ama al hombre que te llame “bonita” en lugar de “sexy”.


En primer lugar, ser Bonita no es lo mismo que ser Sexy. No sé vosotras, pero a mí me gusta sentirme deseada de vez en cuando. “Que bonita estás”, no sé... no me motiva mucho. Que me digan que soy sexy me gusta. No sé, ser atractiva más que guapa, o ser muy mona. Ser una tía que “llama la atención”. Joder, ¿por qué tengo que amar a un hombre que me llame “bonita”?


Ser sexy, o que te consideren sexy, no es nada malo. Si te llamaran “puta”, pues hombre, no sé qué decirte... Pero sexy, jope, a mí me mola.



- Al que te llame aun cuando tú le colgaste el teléfono.


En mi pueblo a ese se le llama acosador o pelma. Si le colgué el teléfono, obviamente fue PORQUE NO QUERÍA HABLAR CON ÉL.



- Al que se quede despierto sólo para verte dormir.


Bueno, vale... Eso sí que me gusta...



- Al que bese tu frente.


Esto, personalmente, no lo entiendo. Parece sacado de Happiness, ¿recordáis? Ese grupo que popularizó el “amo a Laura”. “Al que bese tu frente”... No, sigo sin pillarlo.



- Al que quiera enseñarte al mundo cuando estés desarreglada.


Atención, que pone “al”, no “el”. O sea, tú imagínate: despeinada, con el rímel corrido (o sin él), con ese chándal espantoso que te pones para estar en casa. Visualízate así, o con esa pinza rosa tan horrible con la que te recoges el pelo para estudiar. Nunca en la vida saldrías así a la calle... ¿y él quiere presentarte de esa guisa en sociedad?


Como esa clase de novios obsesivos y ultra celosos que no permiten a sus churris que se pongan minifalda porque “provocan” al resto del ganado masculino. Joder, que te quieran sacar a la calle sin arreglar...



- Al que no le importe si engordaste o adelgazaste con el transcurrir de los años.


Axiomáticamente, si te ama y esas cosas, no tiene por qué importarle si engordas o adelgazas... Pero, qué quieres que te diga, si ve que me estoy poniendo rolliza me gustaría que me lo dijera y ayudara a ponerme en mi sitio.





- Al que te diga “Qué quieres comer hoy, que yo cocino”.


Por supuesto, hemos de amar a éste, como también al que diga: “Ya te he barrido el salón, cari.” Hay que amar a ese hombre a quien, pese a darle hernias cada vez que oye las palabras barrer, fregar, cocinar o tender, de vez en cuando hacen una tortilla.



- Al que tome tu mano frente a sus amigos...


Puntos suspensivos incluidos.


Llegados a este punto vemos que el prototipo de hombre amable es aquel: casto, cariñoso y posesivo. Pero ante todo casto. También queda claro que, quien escribió este mail, vive en una aldea donde predominan aquellos chuloputas que quieren hembra pa follar y cocinar. Aquellos cavernícolas que se comportan como unos auténticos capullos con la novia cuando está presente el resto del rebaño.



- Espera al que te diga constantemente cuánto le importas y lo suertudo que es por tenerte.


Que no somos tontas, recoño. No es cuestión de irse a vivir con un cretino, pero tampoco hemos de estar sentaditas frente a la ventana esperando que el príncipe azul venga a buscarnos en su caballo blanco.


Ahora es cuando voy yo y digo: “a mí mi novio si que me dice que le importo y que se siente muy afortunado de tenerme”. Ahí queda eso. :p



- Y que cuando te presente a sus amigos diga: “Es ella...”


Tengo nombre, ¿sabes?



Y ya, para finalizar con los mandamientos de la ley del Señor:



Ámalo pues él te ama y difícilmente dejaría de hacerlo.



Él no lo haría, que dice la Sociedad Protectora de a Animales.






Después de todo esto, aparece un fondo espectacular:


El espacio, las nubes, el planeta Tierra y JESUCRISTO, acompañado de los fin­ales típicos de esta clase de cadenas:


“Si abriste esto tienes que reenviarlo pues tiene
un hechizo...!!”



blah, blah, blah...



Y cuando ya piensas que no queda nada más ... pinchas para salir y...


¡sorpresa!


Unas letras amarillas al tamaño máximo que dicen:





Dios te Bendiga








2 comentarios:

  1. Habría que tener a mano un cubo para vomitar cada vez que miras la bandeja de entrada del correo electrónico.

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  2. Todos los mensajes cadena son unos pelmas... y este es de los gordos!
    Yo no hubiera tenido paciencia para terminarlo...

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