jueves, 11 de octubre de 2007

Sin Título (aún) Ginebra






—Conmigo no solía hablar. No hablaba mucho contigo, tampoco. Ni él ni nadie. Contigo, digo. Contigo no solía hablar mucho...

—¿Él?

—Ni él ni nadie.

—Tampoco yo hablaba con nadie.

—¿Qué vamos a hacer? —Escruté lo absurdo y con mis palabras alcancé el oscuro de la incertidumbre. Volví a poner sobre la mesa el tema que siempre quisimos ignorar. El tema del que nunca hablamos con nadie.

—Después de todo, hay que ver qué cosas le pasan a Ben Affleck, ¿que no?

—Sinceramente, querida: Me importa un rábano.


Volveremos a sentarnos junto a la chimenea que no tenemos, comiendo las palomitas que nunca compraremos. Estaremos juntas viviendo lejos y seremos sinceras.

Para decir mentiras hay que saber

ser francas.







—¿Vas a contarme todos tus secretos?

¿Desde el principio?


—No acostumbro a hablar de mi vida privada.



Siempre me has contado cosas. Te sentabas conmigo en la cocina, derramabas azúcar sobre la mesa y hacías dibujos con tu dedo meñique. Me hablabas de muchas cosas; cosas que nunca supe si eran reales o falsas. En cualquier caso nunca podrás negar que te escuchaba con atención.

Y cuando hacías café cerrabas todas las ventanas, y bajabas las persianas... porque no querías que se escapara el olor. Y cuando te ibas a dormir besabas la frente de un niño Jesús de cerámica que guardabas en el último cajón de tu mesilla de noche.


Me pregunto en qué momento dejaste de hacer estas cosas.


—Malena, puedes irte.

—Deberías saber que Rodrigo no quiere seguir teniéndote en casa.

—No lo creo.

—Una clínica de desintoxicación. Lo sugiere como mejor solución.

—No lo creo, Malena. Es mi hermano.

- ¿Y...?


Me sentí mentirosa, cobarde y traicionera. Pero sobre todo cobarde.

Quería quitármela de en medio porque:

a) No quería ayudarla.

b) Me hacía la competencia.

c) La quería demasiado.


El caso es que tal vez fuera por todo a la vez. La quiero y la envidio.


Los años 80, 90 y 100.


* * *


Los años 80



Un día vino Malena, vestida de Barbie. La Barbie más cutre que jamás vi. Llevaba unas mallas negras y una sudadera rosa pastel a juego con una mochila blanca y rosa, contenedora de estupideces o chismes interesantes. Quién sabe.

Se le había ocurrido teñirse el pelo de rubio, pero un rubio chocarrero, que bajaba onduladamente hacia los hombros. Unas ondas enrededadas. Rizos peinados en un abominable intento de alisado sin planchas.


Tenía apenas veinte años cuando se me apareció aquella barbaridad. Los tenía ella, no yo. Yo siempre he sido un poco más mayor que ella.

Ella estudiaba medicina, creo... O algo en la facultad de medicina, no lo sé. Y nunca me importó.

Ella venía a verme porque le apetecía follar. Así es la vida... Si no venía a verme a mí visitaba a mi hermana. O eso creía.

Luego descubrí que si mi hermana pasaba de ella era entonces cuando me buscaba a mí.

Sorpresas que te da la vida.


Qué hija de puta la de fisio.

La de fisio...

Me ha mandado comprar un libro.

Un libro, la de fisio.

Y nada, he tenido que pedirlo a una librería. Me lo traerán en unos días.

Bien. ¿Por qué no te quitas la ropa?

¿Y sabes que me ha dicho la librera?

No. ¿Vodka?

Ginebra. Que cuesta alrededor de veinte mil pesetas.

Cualquier cosa.

A tomar por culo las botas que me quería comprar.

Con ese chándal mal te iban a ir.

—Adiós a las botas por el jodido libro.


Así casi todos los días. Me hablaba de chorradas mientras nos emborrachábamos. A veces me pedía dinero, a veces se lo pedía yo. Follábamos y la mandaba de vuelta a su casa.



100


—Es cierto, Paula. Rodrigo no hablaba mucho conmigo.

Ni contigo ni con nadie.

—¿Qué vamos a hacer?


3 comentarios:

  1. Creo que aún me pierdo un poco. O tal vez en realidad nada tenga demasiado sentido... que podría ser, ya que aún estoy un poco oxidado, que el verdadero frío aún no llega y uno lo echa de menos a la hora de la siesta y del café y dos cucharadas de azúcar.


    P.D: http://tinyurl.com/2xdzhv (goza que no veas, yo la tengo este año)

    ResponderEliminar
  2. muy interesantes tus historias, tienen un estilo bien cotidiano pero a la vez un poco confuso que es lo que hace que te las tengas que pensar un poco :)
    Gracias por tu visita! :)

    ResponderEliminar
  3. me encanto este post mi nina de las naranjas eres muy creativa, haces de lo simple algo diferente.

    ResponderEliminar

Entradas y Comentarios