Ella no sabía que aquella joven estaba allí para matarla. Ella era yo y aquella joven tenía el pelo azul. El mío era rojo, nada nuevo, pero muy corto. El suyo también. Parecíamos sacadas de La Movida. ¿Cuánto pudo durar aquello? ¿Cuarenta y cinco minutos? Al despertar hubiera jurado conocerla de toda la vida. Haber realizado con ella aquel viaje desde siempre. El viaje, eso… sí, fue un viaje, pero no recuerdo qué nos llevó a realizarlo. Puede que en un principio me fuera yo sola y que ella estuviera merodeando, espiándome, porque es lo que tenía que hacer. Yo había sido una traidora, pero no recuerdo a quién, ni qué había hecho, pero desperté con aquella palabra grabada en mi mente: traidora. Y gris. Todo era gris. Todo era rocas, piedras, todo gris. No recuerdo que hiciera frío, pero tampoco calor. Lo recuerdo todo como un tráiler o un videoclip. Seguramente porque, como todas las mañanas, no logré despertarme con la radio. Como todas las mañanas, la primera canción del día se introdujo en mí, como la cucharilla, y mi subconsciente dejó que narrara la historia.
En una ocasión nos herimos. Sólo recuerdo la sangre. Con la sangre de sus dedos dibujaba círculos en mi cara, y lo recuerdo como un gesto de cariño.
No recuerdo la canción, pero desperté con una terrible sensación de vértigo. Ese hormigueo que sentía cuando de niña me montaba en El Martillo. Yo nunca me quería montar sola, y mi padre siempre decía que esas cosas podían producirle un ataque al corazón. Ponía cara de pena y yo incluso llegaba a creerle, pero siempre conseguía que se montara conmigo. Me desperté con esa sensación, y me miré en el espejo pensando que tenía mi cara manchada de sangre.
Cuando ella me miró supe perfectamente lo que iba a hacer. Corrió hacia mí, se aferró a mi cintura y me empujó con ella hacia el precipicio.
En una ocasión nos herimos. Sólo recuerdo la sangre. Con la sangre de sus dedos dibujaba círculos en mi cara, y lo recuerdo como un gesto de cariño.
No recuerdo la canción, pero desperté con una terrible sensación de vértigo. Ese hormigueo que sentía cuando de niña me montaba en El Martillo. Yo nunca me quería montar sola, y mi padre siempre decía que esas cosas podían producirle un ataque al corazón. Ponía cara de pena y yo incluso llegaba a creerle, pero siempre conseguía que se montara conmigo. Me desperté con esa sensación, y me miré en el espejo pensando que tenía mi cara manchada de sangre.
Cuando ella me miró supe perfectamente lo que iba a hacer. Corrió hacia mí, se aferró a mi cintura y me empujó con ella hacia el precipicio.
Hace meses que sueño con caer al vacío.
No sé interpretar los sueños, pero describes muy bien esas extrañas confusiones que nos producen y esa sensación de irrealidad... Quizás hay miedos que se revelan en esa escena y contra los que luchas, quizá una cierta inseguridad... pero yo sé que no caerás nunca al vacío mientra no te traiciones a ti misma. Tienes que ser tú hasta el final, cada vez más. Un beso,
ResponderEliminarV.
No sé si la conocías, pero la he visto y... http://www.listal.com/list/pinup-picture ;D
ResponderEliminarV, el significado del sueño ya no tiene la menor importancia porque lo tuve en febrero. Recupero textos viejos porque últimamente no ando muy inspirada...
ResponderEliminarMe alegra saber que te gusta cómo describo la transición sueño-realidad. Muchas gracias por los ´animos que me das. Seguiré tu consejo.
Un abrazo.
Bydiox, gracia por el link, no conocía esa p´agina y me ha encantado, sobretodo las fotos de Rose McGowan y Evangeline Lilly.
Otro abrazo para ti.