martes, 20 de marzo de 2007

Los tobillos de mi abuela




Cuando llego a Baños con un modelito nuevo y un poco arreglada, mi abuela me dice: “Sal a la calle y da vueltas por el pueblo para que se mueran de envidia todas esas perras y malas putas”.
Pero yo no soy así, no me gusta presumir, porque tampoco creo que pueda presumir de físico, la verdad.
Cuando mi abuela me ve así, que no quiero salir; mi abuela, que no es tonta – aunque sí casca rabias- me cuenta la misma historia:
- Cuando era joven me miraba al espejo y lloraba. Me tocaba la cara, y gritaba “¿por qué tengo que ser tan guapa?”. La envidia es muy mala, y a mí siempre me han hecho sufrir.


Pero yo no tengo el problema de mi abuela. Yo no soy como ella era.


Ella era guapa, muy atractiva, y seguro que tenía unos pechos bonitos y unas piernas preciosas.


Mi abuela tiene las piernas delgadísimas. Sus tobillos son estrechísimos y apenas tiene varices.


En 1950, cuando tendría unos veinte años, debía parecer una auténtica pin up salida de algún cuadro de Gil Elvgren. Con la diferencia de que vivía en España, que vivió una posguerra, vivía en pleno régimen franquista y fue educada en el más estricto catolicismo.
Pero era atractiva. Seguramente todas la odiaban a muerte, incluidas primas y hermana. Seguro que sufrió muchísimo... En Baños, si eres guapa y tienes personalidad, estás perdida. Puede que te hagan la pelota, pero de un momento a otro querrán verte a dos metros bajo tierra.
En Baños no existe la amistad si eres guapa pero tímida.


En Baños hay que sacar pecho y caminar con decisión, aunque seas horrorosa; sino, no te respetan. Debes ser todo lo que los demás no quieren ser. Cuanto peor persona seas, mejor, así nadie te envidiará. Y en Baños, sólo son amigos de lo que creen ser peor que uno mismo.
Mi abuela era extremadamente tímida, por eso tiene giba: siempre caminaba encorvada, porque era alta, porque era preciosa.


En 1950 no se llevaban los pómulos por los que en su día se operó Elsa Pataki, ni caderas con la misma medida que la cintura. En 1950 gustaba el noventa sesenta noventa, y no las esqueléticas estrechísimas.


Ahora me llaman fea.
Me lo dicen los carteles de Cortefiel y Mango, en las paradas de los autobuses, me lo dicen las farmacias y sus pastillas adelgazantes y remedios milagrosos acaparando los escaparates. Me lo dicen las miradas, me lo dicen los fines de semana. Me lo dice el espejo. Todo, todo a mi alrededor me hace consciente de mi imperfección. Nací en la época equivocada.
Yo tenía que haber nacido en 1931, en otro país. Entonces si sería toda una sex symbol con estas caderas.




Como Clara de Noche.

4 comentarios:

  1. la verdad es que llega un punto en el que resulta espeluznante andar por la calle y ver que lo que "se lleva" son los esqueletos. que ponene a una chica mona, sencilla y normal en la portada de una revista y la acortan su cuerpo centímetro a centímero para que parezca "hermosa", "bella" y "Perfecta". muchas de esas ahora están bajo tierra. con lo bonito que es tener unas caderas ligeramente anchitas, unas piernas que no sólo tengan hueso, y un pecho sin el esternón y las costillas marcados por todo el medio. lo de ahora son todo menos cuerpos esculturales. son todo menos admirables, y aun así admiro a las que tienen una 36 y 38, porque me parecen más hermosas que yo. una cara bonita últimamente cuenta muy poco, no es verdad?

    ResponderEliminar
  2. Lastima no tuviera 50 años mas... xD

    Animo que el fisico lo es todo, pero a veces aperece algun capullo como yo que dice que no, jajaja (aunque ni yo mismo melo creo)

    ResponderEliminar
  3. No he leido el texto me importa una mierda. Las fotos me encantan, de donde las sacas??.






    http://d-eclectic.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  4. tu abuela es una crack... y tiene una nieta que tambien lo es.

    ResponderEliminar

Entradas y Comentarios