boomp3.com
Anoche mi sueño se hizo realidad. Me refiero al sueño del otro día, al del barranco.
Anoche terminé emparedada, pero no entre tierra sino entre personas, y no se me comieron las arañas, pero sí los nervios. Y la inseguridad.
Sara y Paula no lo hicieron.
Llegamos a La Curva a eso de las nueve y cinco y ya estaba lleno de gente (y eso que la Lectura no comenzaba hasta y media), por lo que nos quedamos cerca de la puerta. Me resultó tan incómodo ver la cara de qué hacemos aquí de Sara y Paula. Me daba la sensación de haberlas sacado de la residencia en contra de su voluntad, de ver en sus ojos esa expresión de no encajamos aquí. Y no fue sólo cosa mía esta sensación paranoica de que nos señalan y se ríen.
Llevaba todo el día a tabaco y frutos secos (nada más). Nerviosa e incómoda. Eso sobre todo, incómoda.
Incómoda porque tenía la esperanza de que no iba a llover. Por eso fui a la peluquería por la mañana y me alisé el pelo. Por eso me puse los pantalones negros y las manoletinas.
Luego llovió, se me ahuecó el pelo y me calé el bajo de los pantalones.
Creo que ese grupo de ahí se están riendo de nosotras, me dice Paula. Intento no hacerle mucho caso, aunque yo también me estoy volviendo paranoica. Les veo a todos allí arriba, mirándome, diciéndome que soy una inútil, que es fácil trepar y salir de esa tumba.
Pero llega Christian y me pisotea la poca seguridad que había quedado en mí:
- ¿Cuánto me das por matar a tu peluquero?
Bueno, no te queda tan mal, dice después. No puedo salir a leer. Ni a leer ni a ascender hacia la superficie. Sólo quiero quedarme detrás, tomarme tranquilamente la caña con mis amigas. Sentirme cobijada entre las dos paredes de tierra, aunque se me estén comiendo los nervios.
Nos acercamos a la barra y Paula pide tres plaquettes.
- ¿Qué es eso?
- Eso que vale cincuenta céntimos.
- ¡ ah! Vale.
Dime si no es penoso.
Pero las paredes se van estrechando más y más y me estoy ahogando. Sin embargo, en lugar de ascender, me cuelo por una rendija del suelo y salgo del bar.
- ¿El que ha escrito “Tarde” es del Opus? – Me pregunta Paula mientras lee su texto
- Tía, pero lee, que a ti también te han publicado. Que eres del cosmos.
- COLMO.
Si no vas a leer no sé para que hemos venido. No sé si me lo dijeron así, literalmente, pero así lo entendí. Y yo no podía, no quería irme sin escuchar a mis compañeros leer sus poemas. No podía irme de allí porque había ido principalmente por la presentación. Que fuera o no a leer yo era secundario. Además ya me había hecho a la idea de que no me iba a atrever a leer algo mío en público. Es superior a mí.
Allí, en la puerta del bar, en la calle pero resguardada de la lluvia, había una chica que se metió en nuestra patética conversación de tienes que leer, no puedo hacerlo.
- ¡Lee! – Me dice. – Que he venido a verte, a veros. Así que ya estás leyendo.
- Ya no puedo, les he dicho que no.
- Pero aún no ha empezado, ¿no? Venga, entra y lee.
Lo que empezó siendo una simpática conversación con una desconocida terminó siendo agobiante. Podría haber sido como en las películas, cuando aparece un personaje que da al protagonista el empujoncito que le falta, pero terminó siendo todo lo contrario. Tenía que haberme bebido la botella de agua con tequila que Paula llevaba en el bolso.
Entramos al bar y a las diez comenzó la lectura. Desde nuestra posición no se veía nada. Oírse, que era lo importante, se oía, pero no puede decirse que lo hiciera perfectamente.
- Nos vamos a tener que ir en seguida, que a las once nos cierran la resi.
- Me mareo. - Murmulla Sara.
Y Sara salió fuera, y Paula con ella, y yo dentro, con sentimiento de culpa. No tenía que haberles hecho pasar por esto.
Por qué será que me siento tan mal cuando estoy sola en un sitio lleno de gente.
Tía, es que estaba fatal. En un bar tan pequeño, tanta gente... ni se veía ni oía nada. Ya habrá otras veces. Y yo tengo la impresión de que definitivamente me he quedado abajo, para siempre.
Al llegar a casa recibo un mensaje de Judith:
“Niña, lo siento, se me ha pasado por completo lo tuyo... Perdón!! Qué tal ha ido? Besos (perdón, perdón)”
Drying up in conversation, you will be the one who cannot talk. All your insides fall to pieces, you just sit there wishing you could still make love They're the ones who'll hate you when you think you've got the world all sussed out They're the ones who'll spit at you. You will be the one screaming out.
* * *Cambiando de tema:Esta mañana, en clase, con lo primero que me encontré fue, como de costumbre, con dibujos y tonterías que dibuja y escribe el alumno de primero que por las tardes se sienta en el mismo sitio que yo.
Pero esta vez era bastante más curioso que de costumbre: había hecho un dibujo realmente cutre y vulgar de una tía con las piernas abiertas diciendo “lléname”. A continuación, bajo un “Awixumayita” que escribí el otro día, había escrito:“Hola rubia rizosa, estas muy buena. He visto tu blog. Muacks”
Para empezar no soy rubia, mi pelo es castaño cobrizo, a ver si nos entendemos.
Borré el dibujo y me quedé con “estás muy buena”, para que me subiera la autoestima.