Hoy me he levantado pronto, porque quería bajar a desayunar con Sara y Judith. Me desperté a las ocho y cuarto, aunque la alarma del móvil no ha dejado de sonar sistemáticamente desde las ocho menos cuarto.
Así que nada, me puse un poco bien el pelo, para evitar un sermón de Carmela Todopoderosa, y me puse el chándal.
Llevamos toda esta semana que no podemos parar en la residencia debido al calor que hace. Precisamente ayer tuve la ventana de la habitación todo el día abierta y, sin embargo, seguí acalaroda. Así que esta mañana no me he roto mucho la cabeza y he bajado con una camiseta de tirantes.
Paso a buscar a Sara.
Pasamos a buscar a Judith.
Judith llevaba también una camiseta de tirantes. [Joder, pedazo tetas tía, que envidia me das ;)]
Cuando bajé me di cuenta de que me había dejado la naranja en la habitación, pero bueno.... y para desayunar había ensaimadas. Bueno, qué más da, me he comido una ensaimada y una rebanada de pan hueco con mantequilla y mermelada de fresa, y el café SOLO, cómo no. ¿Qué pasa? Además, si no voy a comer nada hasta las dos y cuarto, qué coño más dará, ¿no?
El caso es que después, al ir a recoger, observo a Carmela mirándome el pecho. Ese pecho pequeñito.
- Si vas así en invierno, en verano no quiero ni imaginar cómo vas a bajar.
^o)
- Así no puedes bajar, ¿eh? No, no, no, así no. En la habitación y en los pasillos, como quieras, pero aquí no vuelvas a bajar así.
Paso de ella.
Que la jodan, a mí nadie me va a decir cómo tengo que vestirme, y menos a las ocho y media de la mañana, recién levantada. Por dios, un puto pantalón de sport y una camiseta blanca de tirantes. Sí, voy a bajar a desayunar de punta en blanco, no te digo.
- ¿Pero por qué te ha dicho eso, si Judith también lleva una camiseta así? – Pregunta Sara
- Porque a ella se le marcan los pezoncillos. – Explica Judith.
Me miro y efectivamente: estaban como escarpias.
- Joder con Carmela, cómo se fija.
- Si le gusta.
- Lesbiana reprimida.
Así que nada, ellas se habrán ido a estudiar, pero yo aún no estoy por la labor. Aún tengo que leer la nueva entrada de Rafa y echar una ojeadilla por los spaces, a ver si encuentro a mi antítesis. Y, mira tú por dónde, creo que la he encontrado.
Se llama Adriana, como yo, y nació un trece de enero de mil novecientos ochenta y nueve (vamos, que es un año menor que yo), vive en México, está casada y tiene un hijo.
Y en su space sólo tiene fotos de su marido y su niño, y escribe cosas como “Enamorada de J..., por siempre”
Quisiera conocerla. Saber qué se siente al haber arruinado su vida por amor. No sé... bueno, supongo que ella no creerá haberla arruinado. Arruinándola estaré yo ¿no? Que pretendo seguir estudiando por cuatro años más sin que alguien me asegure llegar a ser algo en la vida o una simple dependienta de Cortefiel.
Además, por lo menos Adry tiene amor, porque vamos, a mí no me extraña mucho que me levanté con los pezones así... Necesito chocolate J
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