Faltan apenas cinco días para San Valentín y más o menos 30 para dejar de tener los dieciocho.
Esta mañana brilla el sol y me siento bien. Aunque me hubiera gustado poder haber dormido más, maldita sea.
El examen de historia de la ciencia salió mal, pero la operación de Laura salió bien.
Va a llegar Abril, se terminará el año, y me daré cuenta de que estos dieciocho años no han servido para nada. No ha pasado nada, absolutamente nada interesante.
Esto harta de tanta niñería. Ya sé que no soy precisamente una chica muy “madura”, pero estoy segurísima de que no tengo ni una milésima parte de la estupidez que compone el ser de alguna muchacha de esta maldita residencia.
Mira si soy pija que enfatizo el acento de ¿Murcia?, mira si soy guay que me comporto como una cerda.
Voy a la cocina y para ponerme un puto café lo lleno todo de mierda. Pero como soy tan guay, os van a dar por culo, porque no lo voy a limpiar.
Voy a la sala de estudio, y como mi carrera es tan sumamente difícil, ya que yo soy un ser todopoderoso que estudia medicina, y no como vosotras: pedazo de catetas, estudiando gilipolleces como enfermería, filosofía o magisterio; puedo ensuciar la sala de estudio con pañuelos de papel usados, con restos de migas, con bocadillos de “mira cuánto cómo y no engordo” y, qué más, ¡ah si! Con mi propia presencia.
Soy tan superior, que no mido más de un metro cincuenta. Soy tan sumamente genial, que no entiendo ni la mitad de cosas que tengo que estudiar en mi carrera y se lo tengo que preguntar a las demás. Soy tan sumamente súper guay, que puedo hablar y hablar y tocar los cojones en la sala de estudio porque mi carrera es superior: callaos vosotras, ordianarias, que estamos hablando del temario. Porque soy tan corta que no entiendo ni la mitad de las cosas que estudio, pero como soy súper guay, tuve que meterme a medicina. Tuve que esforzarme por llegar aquí: tuve que estudiar de memoria, tuve que convertirme el loro para aprobar la selectividad. Pero ahora que estoy aquí he descubierto que para aprobar medicina también se necesita algo... algo muy extraño que se llama Sentido Común. Por eso hablo, porque a mi querida compañera, esa que me importa una mierda, la tengo que hacer la pelota para que me lo explique detenidamente. Detenidamente como a los tontos, porque ¿no os habéis dado cuenta? Soy tonta.
Y cuando termine de estudiar, saldré por esa puerta y no la cerraré, para demostrar a las que quedan dentro estudiando que me importan una mierda. Y dejaré ahí, en el suelo y sobre la mesa, mis kleenex usados llenos de mocos, ¡porque soy una mocosa! Y un plato con medo emparedado, ¡porque soy una cerda! Y mis apuntes desordenados sobre la mesa ¡porque ese es mi sitio!
^o)
Hoy he echado de la salita a Adriana. Es que es tan insoportable esa chica.
Es que es tan egoísta.
¡Se creerá que su carrera es tan difícil como la nuestra! Si es que no entiendo ni porqué viene a la salita de estudio: sólo a ocupar el sitio de otra.
Anoche apareció con esas cosas que tienen hojas y título... no sé, ¿libros?, un Red Bull y el ordenador portátil.
Y claro, yo no me podía concentrar, porque como soy tan sumamente gilipollas, estaba preguntando a una compañera la solución de unos problemas. Estábamos hablando a nivel medio (lo suficientemente alto para que el resto de gente que había en la salita se diera cuenta de lo guay que soy y de las palabras tan raras y graciosas que aparecen en mi carrera, tales como súper célula), y la tía esta no dejaba de molestar con su tip tip tip tip.
Así que...
- Adriana, ¿tienes que escribir mucho aún?
- Te está molestando, ¿o qué? – ¡Huy! Pero qué borde. Que desagradable. Que
tiparraca . ¡Ay, tiparraca! Qué palabra, compuesta de tipa y raca. Raca, raca.
Asentí tímidamente con la cabeza, para que viese sinceridad en mis palabras.
Ella me puso una cara tal que así: ^o), subiendo la ceja.
- Es que estamos estudiando.
- Ala tía, que no te quiero traumatizar.
- ¿Pero tienes que entregar trabajos en época de exámenes?
- Es que no tengo exámenes.
Y se fue.
Se fue, se fue, el perfume de sus cabellos; se fue, el murmullo de sus silencios; se fue, su sonrisa de fábula...Me quedó sólo su veneno, y mi amor se cubrió de hielo.
Esta mañana brilla el sol y me siento bien. Aunque me hubiera gustado poder haber dormido más, maldita sea.
El examen de historia de la ciencia salió mal, pero la operación de Laura salió bien.
Va a llegar Abril, se terminará el año, y me daré cuenta de que estos dieciocho años no han servido para nada. No ha pasado nada, absolutamente nada interesante.
Esto harta de tanta niñería. Ya sé que no soy precisamente una chica muy “madura”, pero estoy segurísima de que no tengo ni una milésima parte de la estupidez que compone el ser de alguna muchacha de esta maldita residencia.
Mira si soy pija que enfatizo el acento de ¿Murcia?, mira si soy guay que me comporto como una cerda.
Voy a la cocina y para ponerme un puto café lo lleno todo de mierda. Pero como soy tan guay, os van a dar por culo, porque no lo voy a limpiar.
Voy a la sala de estudio, y como mi carrera es tan sumamente difícil, ya que yo soy un ser todopoderoso que estudia medicina, y no como vosotras: pedazo de catetas, estudiando gilipolleces como enfermería, filosofía o magisterio; puedo ensuciar la sala de estudio con pañuelos de papel usados, con restos de migas, con bocadillos de “mira cuánto cómo y no engordo” y, qué más, ¡ah si! Con mi propia presencia.
Soy tan superior, que no mido más de un metro cincuenta. Soy tan sumamente genial, que no entiendo ni la mitad de cosas que tengo que estudiar en mi carrera y se lo tengo que preguntar a las demás. Soy tan sumamente súper guay, que puedo hablar y hablar y tocar los cojones en la sala de estudio porque mi carrera es superior: callaos vosotras, ordianarias, que estamos hablando del temario. Porque soy tan corta que no entiendo ni la mitad de las cosas que estudio, pero como soy súper guay, tuve que meterme a medicina. Tuve que esforzarme por llegar aquí: tuve que estudiar de memoria, tuve que convertirme el loro para aprobar la selectividad. Pero ahora que estoy aquí he descubierto que para aprobar medicina también se necesita algo... algo muy extraño que se llama Sentido Común. Por eso hablo, porque a mi querida compañera, esa que me importa una mierda, la tengo que hacer la pelota para que me lo explique detenidamente. Detenidamente como a los tontos, porque ¿no os habéis dado cuenta? Soy tonta.
Y cuando termine de estudiar, saldré por esa puerta y no la cerraré, para demostrar a las que quedan dentro estudiando que me importan una mierda. Y dejaré ahí, en el suelo y sobre la mesa, mis kleenex usados llenos de mocos, ¡porque soy una mocosa! Y un plato con medo emparedado, ¡porque soy una cerda! Y mis apuntes desordenados sobre la mesa ¡porque ese es mi sitio!
^o)
Hoy he echado de la salita a Adriana. Es que es tan insoportable esa chica.
Es que es tan egoísta.
¡Se creerá que su carrera es tan difícil como la nuestra! Si es que no entiendo ni porqué viene a la salita de estudio: sólo a ocupar el sitio de otra.
Anoche apareció con esas cosas que tienen hojas y título... no sé, ¿libros?, un Red Bull y el ordenador portátil.
Y claro, yo no me podía concentrar, porque como soy tan sumamente gilipollas, estaba preguntando a una compañera la solución de unos problemas. Estábamos hablando a nivel medio (lo suficientemente alto para que el resto de gente que había en la salita se diera cuenta de lo guay que soy y de las palabras tan raras y graciosas que aparecen en mi carrera, tales como súper célula), y la tía esta no dejaba de molestar con su tip tip tip tip.
Así que...
- Adriana, ¿tienes que escribir mucho aún?
- Te está molestando, ¿o qué? – ¡Huy! Pero qué borde. Que desagradable. Que
tiparraca . ¡Ay, tiparraca! Qué palabra, compuesta de tipa y raca. Raca, raca.
Asentí tímidamente con la cabeza, para que viese sinceridad en mis palabras.
Ella me puso una cara tal que así: ^o), subiendo la ceja.
- Es que estamos estudiando.
- Ala tía, que no te quiero traumatizar.
- ¿Pero tienes que entregar trabajos en época de exámenes?
- Es que no tengo exámenes.
Y se fue.
Se fue, se fue, el perfume de sus cabellos; se fue, el murmullo de sus silencios; se fue, su sonrisa de fábula...Me quedó sólo su veneno, y mi amor se cubrió de hielo.
para variar me he reido mucho con tu entrada, "soy tan superior que mido menos de 1.50" jajajaja... o algo asi... y me gusta que te rias de eso, de todo lo que a veces jode, como yo... (y ojo que no soy pelota querido Anonimo) miralas y riete, asi les caeras aun peor y a veces eso no es un defecto, puede hasta llegar a ser una virtud! bsos
ResponderEliminarMuy bueno el post!
ResponderEliminarTe he encontrado a través del blog de ez y espero seguir leyéndote.
a que se debe que de pronto uno se tope con entradas como la tuya ¿es acaso simple probabilidad?
ResponderEliminarte escribo esto para decirte que aunque no te envien comentarios hay mas gente que te halla y te lee.soy de mexico.
y cuando van con tacones por la bibliotecaq parece que esten ensayando para desfilar en la mejor pasarela del mundo y no dejan a estudiar a los demas (sabiendo q se pide SILENCIO, sino saben lo que significa que lo busquen un diccionario). lo mejor es que en vez de lucirse quedan mal porque al no saber andar con tacones parece que vayan pisando uvas.
ResponderEliminarEn fin me ha gustado mucho esta entrada me he reido.
.:mordiscos:.
Uhmmm...hay algo en esta entrada, no sé, un presencia incómoda, un ligerísimo detalle que me eviscera, me provoca sarpullido genital, que me hace rechinar los dientes y escupir esquirlas de marfil...
ResponderEliminar¡¡AAARGHH!!
Porque resulta que yo soy estudiante de Medicina. Y pese a que probablemente me esté encendiendo la vela en un entierro que no es el mío quisiera llamar a Don Prejuicio para que no se haga mucho de notar. Que sí, que vale, que los hay insoportables voydeguayquetengounochoypicoparaentraraestacarrera, pero ¡por favor!, no prejuzguemos. Solo pido respeto a los que humildemente estudiamos esta carrera para poder tomar algún día parte activa en arreglar este mundo de mierda (que total, para lo que va a servir, pero vaya, el caso es intentarlo).
Lo dicho, ni todos somos "asín" ni todos sois "asán".
¡Saludetes!
Mike, me refiero a las pijas de mi residencia que, casualmente, estudian todas medicina. Por supuesto sé que hay de todo en este mundo, eso es indudable. Pero yo hablo de mi experiencia personal con esa clase de niñas de papá a las que se les antojó estudiar tal carrera creyendo que por esa vía lograrían el soysuperguaysismo total.
ResponderEliminarSaludetes!
Jumss...leyendo mi comentario me estoy dando cuenta de que igual ha sido un pelín elevado de tono. No era esa mi intención xD.
ResponderEliminarYa sé que hablas de esas insoportables wannabes de las narices y te entiendo porque aquí, en Zaragotham, tambien los hay a patadas, oye, qué plaga...
Lo dicho, que el tono debía ser muuuuucho más jocoso. Mil perdones si te ha molestado.
¡Saludetes!
Nada Mike, no me ha molestado. Es normal que te haya sentado mal si estudias medicina, yo también debí haber aclarado por dónde iban los tiros.
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