jueves, 19 de abril de 2007

#2 Pelusas




Me descalcé y caminé así por todo el piso, a veces riendo, a veces dando saltitos. Me sentía como una retrasada mental, lo cual resulta más humillante y menos delicioso que sentirse como una loca.
- ¿Quieres hacer el favor de ponerte los zapatos? El suelo está lleno de pelusas.
No le respondo.
No le hago caso, ni mucho menos. No hay ni un solo mueble, y el eco repite incluso el sonido de mis pasos indigentes sobre el parqué. Un parqué repleto de pelusilla.
Ni siquiera aún está seguro de si quiere vivir ahí, y, sin embargo, ya me ha invitado a subir.
Se acercó a mí y detuvo mi líquida coreografía amarrándome desde atrás por la cintura.
Reí, meneé un poco las caderas y al fin decidió deslizar sus manos por debajo de mi falda.
Lo que mi cuerpo experimenta al sentir unos dedos masculinos bajar mis bragas es algo casi indescriptible. Todo el vello de mi cuerpo, al notar cómo un pene crece apoyado en mi trasero, se eriza inmediatamente.
Es el delicioso placer de la excitación, de eternizar el sentimiento de impaciencia, abandonándome como si estuviera enamorada.

Todo el suelo está lleno de pelusas, pelusilla rosa, dulce.
Me arrojas al vacío, cual cigarro consumido, para luego abalanzarte sobre mí con apetitosa ansia.

Las pelusas, negras, grises, pesadas, revolotean traviesas de un lugar a otro. Pero no desaparecen: se multiplican.

Se multiplica mi excitación,
(rosas)
tu fuerza,
(pesadas)
mi vulnerabilidad,
(negras)
tu virilidad,
(dulces)
mi lujuria,
tu lascivia,
mis pezones,
tu polla.

Ya no queda de mí más que una blusa rota en el suelo y un sujetador abandonado con desprecio en la esquina de un salón sin amueblar.

No quisiste quitarme la falda, y en mi pelo alborotado se fundieron miles y miles de pelusas hambrientas. Rosas, pesadas, negras, dulces.

Tu lengua es como una tira de pica pica.
roja,
rosas,
áspera,
pesadas,
fina,
negras,
ácida.
dulces.

¿Qué sientes?

Silencio.

¿No sientes nada?

Silencio.

Me abofeteaste, me mordiste un pezón.
Y me reí de todo, porque me hacías muchísima gracia, desesperándote sin razón. No sabías que en tu desesperación encontraría el éxtasis, el máximo dolor. El exquisito dolor, el dolor que me encadenaría a ti y me liberaría de mí misma.

Por cada embestida, perpetrada con gran fuerza, intentando castigarme. Follándome sin emotividad, sólo ira, sólo desesperación, como una terrible violación.
Sentir que desgarras mi interior, que destrozas mi pecho con tus dientes.

Ya no lames, muerdes.
Ya no follas, violas.
Ya no acaricias, pellizcas.

Y mi pelo lleno de pelusas,
Como tu boca y tu lengua.

Tu lengua, roja.
Mi coño, rosa.

Tu ira, mi dolor.
Mi dolor, mi orgasmo.
Mi orgasmo, tu felicidad.
Tu felicidad...
Suavidad.


Sólo es otra pequeña muerte.


Sólo una más...


¿Volverás a verme?


Jamás.

Ya no me sirves.

6 comentarios:

  1. me perviertes, me pones, me excitas.........
    Fóllame una vez más, viólame una vez más. ;)

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  2. Que puedo decir... que tú no hayas dicho mejor. Que no te haya comentado Sara.

    Que ojalá me violases toda la vida.

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  3. que mala son las pelusas, verdad katriuska? ;)

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  4. Llegué aquí un comentario de Rafa, el de 20minutos. Cuando tenga un momento me leeré tu blog haber que tal...mientras tanto...me podrias decir si cuelgas las fotos con blogger como lohace para que la letra quede a un lado? En el caso contrario, que servir utilizas?

    Muchas gracias...Autista Ninfómana...

    Puedes pasarte cuando quieras por mi blog... http://www.cosasquepasann.blogspot.com/ ...

    Daniel

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  5. hola! me dejaste un comentario en mi space. Es dime cuando (cuando parar)
    muy xulo tu blog ;)

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  6. Muy real...
    Muy apasionado...
    Muy fría.
    Un abrazo, pero sin pelusillas.

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