miércoles, 28 de febrero de 2007

Cuaderno de bitácora sin conexión


Publico esta entrada desde la sala común de ordenadores de la residencia, ya que estoy en huelga "sin cable". El viernes me acusaron de nuevo, indebidamente, de "chupafiltros". Me enfurecí, y arranqué el cable de conexión.


21 de febrero de 2007
Hoy en la comida me dio un ataque.
¿Fue el reencuentro con Carmela?
¿Fue el Red Bull de media mañana?
¿Fueron las dos noches apenas sin dormir?
¿Fue mi ayuno de ayer?
¿Fue el hipotiroidismo?
Quizá sólo son nervios. Nada más.
Me late el corazón a cien por hora, y estoy ardiendo, pero tengo frío. En mi mesa hay una estudiante de medicina y una estudiante de enfermería.
Pero bueno... son de primero.
24 de febrero de 2007
Mis ojos están derramando tantas lágrimas que no sé si después de esta semana volveré a ver.
Me siento una inútil integral. Nada de lo que hago sirve para algo, no tengo la inspiración que otrora me inducía a escribir relatos. No tengo la fuerza para tranquilizarme, no tengo nada.
A nivel social tengo dos amigas insustituibles, pero ahí se acaba todo. No tengo a nadie.
O quizá sí, pero no lo siento.
Laura fue operada, vigilada y ya ha sido dada de alta, pero yo no la veo desde navidad. Mi padre me vio un día que vino de paso con el coche de la funeraria: dejó al muerto, buscó mi residencia (porque ni siquiera sabía en cuál me hospedaba) dimos un paseo en coche y se fue.
Desde navidades no veo a mi abuelo, ni a mis primas. Ni a mi abuela, ni a mis tíos, ni a mis primos: Roberto y Laura. Desde navidades no veo a Marta ni a Letty, ni a Elena ni a Laura. Desde navidades estoy aquí metida, y seguiré estándolo hasta abril.
Durante el mes de marzo me estaré volviendo loca: exámenes, entregas de trabajos.
No he tenido sexo desde verano. Y ni siquiera aquellas últimas relaciones fueron algo de lo que pueda acordarme con orgullo, así que prácticamente el período de castidad se remonta hasta marzo. Un año.
Desde hace unos meses, de manera repentina, me dan ataques de ansiedad.
El corazón me late, acelerado. Me falta el aire, los sonidos no son reales, parecen oníricos, me mareo. Mi piel arde, como si tuviera fiebre, pero de repente me quedo helada, pues un sudor frío recorre todo mi cuerpo.
De vez en cuando lloro en silencio, para no molestar a mi compañera de habitación ni a nadie que me rodee.
Soporto que me traten como un ser inferior, que dentro de la jerarquía de esta residencia mi carrera sea la menos tomada en serio, y, en consecuencia, yo sea quien menos vale. Me han humillado de una u otra forma, tratándome de mentirosa (como antes decía, riéndome de la situación: “chupafiltros”).
Soporto los favoritismos. Las de medicina y arquitectura pueden hablar en el rellano, pueden llevar tacones hasta altas horas de la noche y tempranísimas horas de la mañana. Yo, no puedo. No soy como ellas.
Yo no soy guapa, yo no tengo sus piernas, ni sus caderas. Yo no sé medicina, y el dibujo lineal siempre fue mi debilidad.
No tengo un chico que me envíe un ramo de rosas por San Valentín, ni unos compañeros de clase afines a mí.
No puedo comer absolutamente nada de lo que ponen aquí, porque cada plato de comida que se me ofrece es un arma letal contra mi hipotiroidismo.
En mi familia todos tienen colesterol. Seguramente, en la analítica que me han hecho hoy, saldrá que yo también tengo. Y acabaré muriéndome, porque no tengo la fuerza de voluntad que tiene mi tío Hilario. Ni nadie.
Porque no tengo fuerza de voluntad. Porque soy muy nerviosa, porque lloro con facilidad.
Porque soy extremadamente débil. Y por eso me han salido estas dos manchitas-costritas espontáneas en la cara.
Mi pelo está débil. Me han salido canas, y tengo todas las puntas abiertas. El tinte va despareciendo: se me está aclarando el pelo.
Nunca he encajado en los círculos sociales. Nunca he sido feliz en el medio en el que me he encontrado.
Nunca he estado bien conmigo misma.
Siempre en conflicto. Eterno conflicto.
Me siento una inútil, eso lo primero: la lógica me supera, soy incapaz de comprenderla. Suspendí el maldito examen de historia de la ciencia después de haber estudiado como una posesa. Soy una inútil integral.
No sé matemáticas, ni biología. No sé nada de eso, a contrario de las demás chicas de esta residencia, porque yo estudié bachillerato artístico.
Es cierto, no valgo absolutamente para nada. O, por lo menos, soy inferior a todas ellas. Lo reconozco.
No soy capaz de contener mis nervios. No soy capaz de contener mi ira.
Aguanté cuatro meses, pero hoy he estallado en mil pedazos y me hubiera gustado desaparecer para siempre.
Quiero desaparecer. De una vez por todas, dejar de existir. Para saber qué se siente.
Los budistas querían eso, ¿no? Llegar a la no existencia. Y los griegos clásicos también afirmaban algo parecido: era preferible no nacer. Y, en caso de nacer, morir lo antes posible.
Esta semana me planteé hacer caso a Nietzsche y los dionisíacos y vivir la vida sin preocupación, sin razón, sin lógica. Sólo vivir en la más completa libertad, pues al fin y al cabo la no existencia llegará de un momento a otro y todo lo vivido se extinguirá con nuestros cuerpos. Entonces, ¿para qué preocuparse? ¿para qué sufrir? ¡si la mejor manera de vengarse de la vida es siendo feliz!
Pero no lo he logrado. No puedo evitar ser humana y sufrir. Y envidiar.
Sé que desean verme muerta. O quizá ya esté muerta para ellas. Porque no soy nada, y lo acepto. Como cuando tenía trece años.
Acepto lo que soy: un cero a la izquierda.

25 de febrero de 2007
17:38h

Nuestra seguridad...
Siempre me aburro de los hombres. En un momento u otro, tarde o temprano, los veo por debajo de mí: inferiores. Me dan pena, me asquean. Creen que soy una ingnorante, y quieren darme consejos de moda, personalidad, relaciones sociales, comportamiento, etcétera, etcétera, etcétera.
Dicen que me admiran, pero en lugar de eso sólo quieren ayudarme a superarme: porque se ven capacitados para ello. ¿Por qué? Porque dan por hecho que, por más que yo sepa, ellos saben más. Y lo hacen mejor.
Me gusta faltarles al respeto, reírme de su carencia del sentido de la intuición. No saben hablar entre líneas: siempre les sale mal.
Se guían sólo por los sentidos. No ven más allá. Me aburren.
Quieren echarle morro al asunto: lo que pidamos en esta cafetería lo pago yo. Lo siguiente lo pagas tú, ¿vale?
Claro, y él se pide un triste chupito de café. Yo, una jarra de cerveza.
No te quejes: después sé que te pedirás un cubata que, a lo mínimo, me costará cuatro euros cincuenta.
¿Crees que me voy a sentir mal? No, para nada... Últimamente deseeo tanto que me quieran que interpretaría el papel de mi vida. Por esta noche, soy Meg Ryan.
Pero tú eres demasiado torpe.
La jugada del cubata te ha salido mal. Sólo con ese cubata ya estás cantando canciones de Maná. Que bien, ni siquiera voy a poder mantener una conversación con el tío este.
Me aburro.
Sé que si le beso empezará a sobarme, pero luego será incapaz de proponerme algo más. No vaya a ser que me lo tome como algo deshonesto... Vamos, no me jodas, ¿y es más honesto que me restriegue su paquete cuando bailamos?
Me aburro.
Por primera vez, doy gracias a Dios por los horarios de la residencia. Es viernes, a las dos tengo que estar allí. Es algo más de la una.
Esto... me tengo que ir.
Espero que lo que le quede de noche lo pase genial, y se restriegue con todas las tías que quiera.
Yo... yo me quedaré en la habitación,
soñando
con Keanu Reeves.

22:39h
Me siento muy ruin.
¿Es esto envidia? ¿qué es realmente?
Me he teñido el pelo, me lo he alisado, me he puesto un vestido corto y unas botas altas. Y todos los tíos que me he cruzado por la calle me han mirado, deseando follarme. Pero, hoy... Hoy tampoco he tenido sexo.
Judtih y Sara barajan la posibilidad de regalarme un vibrador el día de mi cumpleaños.
Y yo me siento mal.
Siempre quise tener un vibrador, y jugar con él durante tardes enteras, sin pensar en nadie más que en mí, pero ahora me siento diferente.
No es sólo placer sexual lo que necesito. Y tampoco necesito amor. Necesito un híbrido entre ambos... pero no encuentro nada que me satisfaga.
Anoche salimos de fiesta, y, de nuevo, la eterna estupidez del sábado noche.
En el Otro Trastero sólo había parejas. Más parejas, todo parejas. El mercado no tiene excedentes; por esta noche, nada de punk.
Vamos al Paralelo. Observo el ganado: nadie apetecible. Bailo y me divierto. Me miran. Me miran porque estoy guapa y visto una minifalda vaquera y unas botas altas. Pero ningún hombre se acerca a hablarme, ni a rozarme. Maldita sea, una simple señal me bastaría para chupársela en el baño. Pero nadie está dispuesto a disfrutar esta noche. No conmigo.
Última parada de la noche: Bagur. Mucho niño pijo. Pero eso, niños. Niñatos que te rozan, te miran. Pero se van corriendo. Es más fácil pajearse en el baño pensando en esa chica que vio en la discoteca que ponerse un condón y buscar el agujero.
Me siento preciosa esta noche. Pero nadie me desea lo suficiente.
Ni yo deseo a ninguno de estos borrachos asquerosos.
Me dan pena.
Todas las chicas están arregladas. Unas más guapas, otras menos, pero todas han hecho lo posible por sentirse físicamente deseables. Ellos van simples, como siempre. Se han arreglado mínimamente, otros ni eso. Miran a las tías con deseo, pero no son capaces de entrarle a una de ellas. Son demasiado para ellos. ¿Quién ligará esta noche? Como siempre, la bajita. La simplona.
Para que el macho no se sienta acobardado.
Sara está en hotel, con su novio. Él ha estado haciendo horas extras en el bar de sus padres durante las últimas semanas para poder hacer realidad este fin de semana:
Venir a Valladolid, alquilar una habitación en un hotel decente.... con Sara.
Baños de espuma con sabor a chocolate, anillos vibradores, juegos, sexo... Todo es perfecto.
No quiero detalles, no quiero saber lo bien que lo han pasado, lo mucho que se quieren, cuánto han disfrutado.
No quiero saber absolutamente nada.
Me hacen sentir mal. Me hacen sentir fea, indeseable.
No quiero estar sola.
No quiero darme asco.
Si me dijeran que tengo cáncer, y que es irreversible...
Si me quedara poco tiempo de vida... ¿qué haría?
¿Dejaría los estudios y volvería a Logroño?
No, no lo creo. Creo que me quedaría aquí. No, tampoco creo eso. Creo que me hundiría en la miseria. Sería incapaz de hacer nada más que llorar, lo sé.
No soy fuerte como la protagonista de “Mi vida sin mí”.
Podría dejar de escribir tantas gilipolleces y empezar a escribir el cuento de Malena.
Malena llena eres de gracia entre todas las preescolares.
Me veía tan guapa el sábado, con el pelo liso, las botas altas, marrones, de punta redonda, y la minifalda vaquera. Dios, qué mierda. Ojalá fuera así de guapa todos los días. Y no este maldito pelo, que me saca de mis casillas.
---- Tengo paranoias. Creo que todo el mundo me mira, me siento desnuda. No me gusta servir la comida por eso. Por eso y porque en cierto modo, hacerlo me obliga a comer. Hoy he comido, y no debí hacerlo. Maldita sea. Mañana no como. Y no pienso sacar dinero. Me voy a pasar una semana de limpieza. De resurgimiento.
Tengo tés, kiwis y manzanas. No necesito más. No. Esta semana no comeré absolutamente nada.
Esta noche es la cena “fin de examenes”, aunque yo no he hecho más que empezar. Pero bueno, brindemos por ellas.
Tendré que ir, para ahorrarme sermones.
Si cuando sirvo como, es más que nada por vergüenza. Me da mucho corte sentarme en la mesa sin probar bocado mientras las demás comen. Me da vergüenza porque yo no soporto que me vean comer. Por el contrario, si estamos unos cuantos comiendo, no me importa.
Al volver de clase, a las siete, me iré a la salita del segundo o a la sala de la televisión a leer: tengo examen de historia de la filosofía el próximo lunes.
Me gusta el sol a esas horas de la tarde. Sobre todo ahora, que nos adentramos en la primavera y el clima incierto me ayuda a pensar. Es como una droga.
El sol, débil pero luminoso, el ambiente naranja, el aire. Me gusta. Me hace sentir, ver, pensar, actuar de diferente forma. Más serena.
Aún no ha terminado febrero. Es el mes más corto, pero a mí se me está haciendo largo. A ver qué ocurre con marzo.
Sé que Sara y Judith me van a regalar un juguete sexual.
Qué tías.

7 comentarios:

  1. no pares nunca de hablar contigo misma... no existe otro interlocutor más válido... observa, es lo tuyo... aunque los demás se queden en la apariencia... pues nada tienen dentro

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  2. nena, joder. eres preciosa, te lo digo enserio. y tranquila, no te daré más detalles, ya sé que te pones histérica. la última vez, mientras Judith escuchaba atentamente tú intentabas cambiar de tema. en cierto modo lo entiendo.
    Cris y yo pasamos un buen rato con vosotras tomando una caña. Fue un buen rato, de verdad. y os respeté.
    ya sabes, llora cuando quieras y haz todo el ruido que quieras, como si vienes a las 4 de la mañana a llorar a mi puerta, secaré tus lágrimas y te daré uno de esos abrazos míos que tanto odias, y un besito en la mejilla.
    sabes? aunque te parezca mentira siempre habrá alguien que te quiera de verdad y que no te olvide y que lo de todo por tí. siempre habrá alguien que se acerque a llamar a tu corazón cuando más lo necesites, aunque tú no la llames, siempre habrá alguien que te aprecie y te acepte tal y como eres, con ropas cutres o sin ropas cutres (xD) siempre tendrás un par de amigas. pero amigas de verdad.
    no seas tonta nena, no merece la pena estar así. Yo por ejemplo, envidio toda tu persona, interior y física. me pareces perfecta, menos cuando tienes una mala temporadita y me das con las puertas en las narices, pero bueno, lo entiendo, que puedo llegar a ser un plomazo! jaja.
    te quiero mucho nena. esta semana dieta juntas!!! sería mejor la dieta del cucurucho, pero me da a mí que no puede ser.
    por cierto, que ya queda poquito para tu cumple...uiiiissss.qué será seráaaaa.... xD

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  3. aun te acuerdas de Chaplin? yo si... siempre.
    No consejos, no opiniones, no nada de nada.. solo que momentos como este a todos nos pasa, es normal supongo. El truco ya no creo que sea reirse de todo y de todos.. ni siquiera de uno mismo, sino desahogarse de la mejor manera que uno mismo puede hacerlo. Niña, dale tiempo al tiempo y si hay tios que te aburren con temas de Mana y no responden a una buena salida que tu te planteabas, pues paciencia.. alguien llegara, a su debido tiempo, en su debido lugar y si no es imbecil, pues no te dejara. Animo niña que ya falta poco para que llegue Abril... beso.

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  4. Tan profundo, tanta soledad y tanta tristeza... que es jodidamente bello.

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  5. No sabes como te entiendo, tu manera de sentir todo eso, me recuerda tanto a mi..Ayunar por culpa del hipotiroidismo,sentirte mal contigo, nada de lo que diga va a cambiar eso,lo sé porque yo estoy igual o peor--
    No dejes de quererte

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    1. Gracias EsMe. Recibir tu comentario me ha devuelto al 2007, a los diecinueve -casi veinte- años, a mi primer años de carrerera, mi inseguridad y mis miedos, y me he dado cuenta de que aún, con veinticuatro, mis sentimientos hacia mí no son muy diferentes. Pero el tiempo funciona, EsMe, y la madurez, y te hacen tomar una determinación muy diferente ante las cosas. No dejes que te supere la inseguridad y el hipo. Te digo lo mismo: quiérete. :*
      Un besazo

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