Le trajeron una espada, y Salomón dijo:
-Empuña esta espada, corta al niño vivo en dos y dale una mitad a cada una.
La cara del bebé esta´ marcada. La sangre seca recorre todas sus facciones en un camino de surcos que sesgan su tierna carne. En la frente pequeños rojos círculos perfectos.
Lo llevo en brazos, preguntándome qué le ha pasado, hacia la cuna, pero me da la sensación de que realmente no me importa demasiado. Es sólo que me da un poco de asco y quisiera tener otro diferente. Además últimamente todos son mancos y defectuosos. Y aunque me evada de tu presencia en alcohol, el precipicio es cada vez más profundo. Cada vez hay más piedras, barrancos y mierda por el suelo. Como el día anterior, las fuentes están sucias, y aún así los viejos y los niños se bañan en sus aguas tibias. Sé que sois vosotros, pero estáis defectuosos. Igual es que me he emborrachado demasiado.
Y me dices que tú también lloras, y lo haces. Y recuerdo que el 4 de agosto de 2007 fue el día más caluroso de mi vida. Y me acuerdo porque esta noche podría ser la de aquel día. Y podría porque hoy, como la protagonista de aquella película que vi aquella tarde, quisiera dar patadas a algo o ponerme a chillar en coreano.
En la cuna hay dibujada una cabeza de tigre, y en mi mente aparece la imagen de una mujer, al lado de mi niño, con un tigre enorme velando por él. Pero no sé qué hiciste, por qué le enfadaste, y saltó hacia ti, y ahora todo es defectuoso y no sirves para nada. Si te hubiera matado hubiéramos hecho antes y además me hubiera ahorrado todo esto.
Y si hubiera muerto yo, ni te cuento.
Pero por alguna razón quiero recuperarte, así que flotando a ras del suelo, como un fantasma, y con los labios secos y el rímel corrido, me deslizo hasta la habitación del hospital donde sé que esta´ aquella mujer, y aún siento en la garganta el sabor ácido de limón y aspirina. Sé que no eres mi hijo, no te siento parte de mí. Estas heridas te delatan: algo mío no podría desatar tanta ira. O puede que esté poseída.
No.
Ella esta´ahí, rodeada de mujeres de todas las etnias y edades, acompañada de su tigre y de un bebé perfecto y sano. Y yo estoy borracha, marchita y triste, y mi niño ya ni siquiera parece estar vivo, aunque sonríe.
No te preocupes, me dice, haremos el intercambio. Sé cómo hacerlo.
Después, me lo quita, me dan al niño sano y me voy por el pasillo. A mitad de camino me asalta otra mujer y me dice que las personas no pueden reemplazarse, sólo transfigurarse. Abro la manta que envuelve a mi nuevo niño y me maldigo.
Sólo me ha dado la mitad, la otra mitad sigue siendo del antiguo. Están podridos y muertos los dos.
Los intestinos se esparcen sobre las pequeñas piernas cercenadas del otro.
Más que un niño parece un chipirón, me dice la mujer.
Dime quién ha perdido ahora...
La imagen, de aquí.
Wow, Adri. Wow. Sin palabras. Ándale con los sueños..!Puedes interpretarlo?Quiero decir, tú sabrías decirte a ti misma por qué has soñado eso?
ResponderEliminarHola Raquel! antes sí que me comía bastante el coco con eso de interpretar los sueños, pero últimamente ni lo intento.. aunque sí que me hago una idea de lo que significa...
ResponderEliminarLo que realmente me flipa es el transfondo bíblico. En el anterior sueño, el de moscas y veneno también me sugirió algo así, por lo de la sabana blanca y todo ese rollo de la pureza. No sé.
Por cierto Raquel, no quiero ponerme en plan mercadillo, pero si te mola esto de interpretar sueños y tal, igual te gusta mi libro (La soledad del café) porque va precisamente de eso. Lo tienes en la biblio de Logroño, por si le quieres echar un ojo algún día.
Un beso.
te atreves escribiendo a lo que nadie se atreve, y eso me encanta
ResponderEliminarun beso
Vaya sueños más interesantes tienes!! Un beso y sigue así. P.D.: Enhorabuena por volver a ganar en Blogs Con Ñ.
ResponderEliminarRayos, tienes sueños igual de sanguinarios que los mios.
ResponderEliminarAl menos yo por ahora no los escribo. Pero ya te conte uno el otro día.
El trasfondo biblico, tampoco me agrado.
Jajaja, yo también ando un ratin por aca en el Internet. Debería estar haciendo trabajos y leyendo.