Ha vuelto el puto frío y mis manos casi estáticas se resisten a fluir.
Tengo tanto frío que me acuerdo de ti y quiero pensar que todos estamos locos y el mundo de por sí totalmente equivocado. No quiero replantearme las cosas más de tres veces por semana, no quiero pensar en lo que ha sido ni en lo que va a ser. Vértigo. Puede ser vértigo y un miedo acojonante a la inminente soledad.
No quiero pensar en ti, ya no. Ahora sólo quiero retroceder unos pasos hasta encontrarme a mí misma y enmendar como sea cada error que se muestra reacio a ser redimido porque el tiempo, por mucho que me despeine, no consigue borrar nada. Y ahora convencerme a mí misma no va a dar resultado. Me voy a encontrar suplicando hasta el espejo un cambio mejor. Un aporte vitamínico y recobrar las ganas que nunca tuve para hacer lo que no quiero y dejar de preocuparme por los sentimientos.
Dentro de cada mierda hay un pedazo de flor.
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