domingo, 22 de marzo de 2009

Concept

Sus besos sabían a aspirina con vinagre. Te lo aseguro, y no era un sabor desagradable. Era tan ácido que parecía puta lima. Quizá fue por eso que seguí. Tenía dos piercings bajo el labio, una camiseta negra y los vaqueros bajos, sujetos sin sujetar por un cinturón ancho de esos que me flipan. Un puto moderno y a juzgar por las pintas hubiera juzgado que le gustaba Radiohead. Pero estaba ahí, en el puto Concept, como yo, que estaba tan borracha que incluso bailé un tema de Beyoncé. Supongo que porque no había nada mejor.

Le dije a mi amiga que estar ahí era como estar en un hidromasaje. No por el agua, sino porque no había tío que no te sobara. Era impresionante. Era jodidamente igual que volver a los dieciséis, cuando era imposible follar porque los tíos tocaban, pero luego volvían la cabeza como quien tira la piedra y esconde la mano. Me sentía bien. Me lo estaba pasando bien, pero ya no es tiempo para eso. No quiero eso. Ya no me sirve, ni me basta, ni me convence.

Nos fuimos del Enigma diciendo a nuestra otra amiga (que estaba rodeada de gente de su clase, nuevos amigos que apenas conocemos) que estábamos ya bastante borrachas y que nos íbamos a casa. Pero aquello se convirtió en excusa cuando salimos del bar. Mientras mi amiga meaba en un rincón, me confesó que sentía que seguía mis mismos pasos en cuanto a lo que relaciones personales se refiere. Aquella crisis del año y medio la estaba viviendo ahora ella y quería dejarlo. Yo le dije que todo el mundo pasa por eso, y que si tenía claro que le quería, que no fuera tan idiota como fui yo y no le dejara, porque si no se vería a los dos meses como estoy yo ahora y no es plan. Ya lo dicen: peor el remedio que la enfermedad.

Estábamos tan jodidamente deprimidas y borrachas que decidimos seguir la fiesta. Como todos los bares estaban cerrando, optamos por ir al Concept. El problema es que la entrada cuesta nueve euros y nosotras no estábamos por la labor de sacar más dinero. Nos sentamos en un banco en la plaza del Sagasta, juntamos toda nuestra calderilla y nos dimos cuenta de que nos faltaban veinte putos céntimos para llegar a los dieciocho. Llamamos a esta amiga, que por primera vez se puso tacones y no sabía andar, vino y nos dio dos euros. No estaba enfadada. Sólo nos los dio y se fue con sus amigos.

Pensé que en el Concept, sólo por el hecho de tener que pagar por entrar, ya tendríamos asegurada buena música. Pero no, era el mismo puto rollo adolescente de siempre, sólo que ahora no tenían dieciséis sino veintitantos, pero la música era puta pachangada, techno cutre y algún que otro tema recurrente en los Cuarenta.

Me flipó bastante una chica rubia, bajita, entrada en carnes y con una minifalda ultra corta que no le favorecía una mierda. Sólo resaltaba las redondeces de sus interminables caderas. Bailaba como una perra en celo, poniendo el culo en el paquete del primero que se le arrimara lo suficiente. Y pensé, ¿estoy aquí porque soy como ella?

Deseché la idea.

De todas las personas que había uno me recordó a él y se acercó. Y nos besamos, y sabía a aspirina ácida pero yo ya me querí­a marchar porque me dijo su nombre y era el mismo que el suyo. Demasiadas coincidencias y ver Magnolia y Slumdog Millionaire me han enseñado mucho sobre las coincidencias como para saber que no existen. Así que me fui.

Me fui con mis nuevos tacones y las medias rotas por todos sitios, pensando que ya son tan míos, pese a habérmelos comprado ayer, que estoy empezando a quererlos menos.

6 comentarios:

  1. Al menos reuniste los euros, hija mía, que yo recuerdo una noche en la que me colé en una disco con 21 años y lo mejor es que no me pillaron... vamos, de esas noches que te sorprende el sol borracha como una cuba...

    Besicos, hermosa

    P.D da mucho vértigo el estar sola, por eso quizá estás así, pensando que le quieres cuando en el fondo es mejor estar así... no se, hablo (o mejor dicho, escribo) en voz alta...

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  2. Precisas los bares rojizos sin música estridente. ^_^

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  3. siempre te gustó el sabor a aspirinas... :)

    ama los tacones cuando sean tuyos, son bonitos cuando quedan decorados por tus piernas ^^

    besitos dulces... de tu vecina de habitación , muak!

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  4. Lo mejor de la noche fue salir con Elena y Leticia. Hacía tiempo que no salíamos las tres juntas y fue como si el tiempo nunca hubiera pasado. El apoyo que me han dado estos días (y Marta también) ha sido acojonante.

    Belén, yo también he llegado a pensar que se trata sólo de eso. De todas formas le dejé yo, no sé, coño, tendría mis razones... pero le echo tanto de menos. Puta mierda.

    EmiliTus, no sé si es por la resaca, pero no entiendo qué dices.

    Sarita: El sabor a aspirinas me encanta! Menudo vicio! jajaja... y el vinagre... si encima es de módena, me lo bebo a morro. Y el punto del piercing en la lengua le daba un toque teen que me flipó bastante.

    ale...! a cascarla!

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  5. Awy, quizá con la última frase hayas dado con la clave: Tan tuyos que empiezas a quererlos menos ¿No será que te pasa lo mismo con los tíos, que en el momento en que los consideras terreno conquistado dejan de interesarte? Por lo demás, como siempre, tu narración soberbia, ágil y que te engancha desde la primera hasta la última línea. Nadie, te lo aseguro, en ningún otro de los muchos blogs que leo, tiene ese don para el relato... Chapeau, coleguis y un biquiño,
    V.

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  6. Puta concept, ahí solo van gilipollas xD

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Entradas y Comentarios