miércoles, 4 de marzo de 2009

Café soluble



El ruido de la cucharilla contra las paredes de la taza, a las siete de la mañana, se infiltra en mi habitación hasta colarse entre las sábanas para arrastrarse después hacia mis oídos y taladrarme el cerebro desde dentro. Es el ruido, ese ruido insoportable, el que decapita a los personajes de mis sueños, de la última hora inconsciente, entre colores pastel difuminados, ojos negros y ninguna nitidez. Sólo la plata de la cucharilla, afilada, mantiene algo de brillo mientras termina intransigente con el elenco de actores que satisface mi reposo.


La foto la he tomado de aquí.

3 comentarios:

Entradas y Comentarios