Pues aquí estamos. Se ha hecho hogar. Hogar de verdad. Con una cama de verdad y no un tatami en una habitación con vistas a un aire acondicionado. Se ha hecho hogar. Se ha hecho estabilidad. Tengo amor. Tengo un trabajo que me gusta y me motiva. Soy feliz.
Los años impares siempre han sido ciclones. Años de grandes cambios. Los pares, por el contrario, han sido siempre más pausados, más estables.
Soy feliz. Hace siete meses tomé una decisión y acerté. A veces recuerdo Madrid con nostalgia, no nos vamos a engañar, pero es una nostalgia con trampa. No querría volver a esa inestabilidad. No querría volver a vivir para trabajar y pagar el alquiler y ya. No querría volver a tener propósitos modestos. Y, eh, que no me quejo. Cobraba 858,51€ por un trabajo de 40 horas en el que estaba muy a gusto, y pagaba 520€ por vivir sola en una buhardilla en Lavapiés. Me las veía para pagar la cuota de autónomos y sacar adelante Aloha, y los fines de semana los dedicaba íntegramente a estar con Carlos, que venia a verme desde Logroño. Toda una experiencia.
Ahora comparto mi vida con Carlos. Logroño es más accesible y mucho más amable de lo que lo recordaba. Trabajo en una librería, en el sector que me gusta, y puedo dedicarme a Aloha con mucha más seguridad.
Todo fluye.
Voy a dejar que me crezca el pelo, además.
Pero no escribo.
No escribo desde 2015. Algo he escrito, pero poco y mal, vacío, despreciable. No escribo.
Aquella viscerabilidad, aquella necesidad de escribir, se ha ido.
También se han ido la ansiedad y la timidez extremas. Soy ansiosa y tímida, no nos engañemos, pero estos adjetivos ya no me definen. Mi vida ya no está condicionada por la timidez. Ya no vivo con miedo.
Me imagino que haber superado la timidez ha tenido que ver en todo esto. Ya no necesito expresarme por escrito, porque ya he aprendido a hablar, a gritar y a defenderme.
Tal vez, algún día, vuelva a escribir. Quizá me encuentre con una manera de escribir diferente, con más seguridad o lo que sea. Yo qué sé. O escriba narrativa. O escriba puta mierda.
En cualquier caso, ahora me siento mejor apostando por el talento de los demás. Creo que fundar Aloha ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar en la vida. Siento que estoy haciendo algo de valor.
Pues eso quería contar. Que va todo bien y que voy a entrar en el 2018 con nuevos títulos en Aloha, trabajando en lo que me gusta y con muchísimo amor. Amor de verdad, en mayúsculas, un amor donde quedarme a vivir.
Feliz año, majos.