domingo, 30 de noviembre de 2014

Madrid 2

Vamos a rodearnos de gente bonita, Adri. Solo de gente que nos aporte cosas bonitas. 


Esto me lo dijo C. hace un año, más o menos. C. me decía que éramos muy sensibles, y eso me gustaba. 

Estoy rodeada de gente bonita ahora. Me siento tan bien en Madrid, me siento tan bien en Casa Deliciosa. Vivo rodeada de arte, de creación, de poesía. Y decir "vivo rodeada de poesía" suena tan cursi, lo sé, pero no. Esto no es cursi para nada. Siento que soy joven. En Logroño sentía que ya llegaba tarde a todo. Era tarde para salir. Era tarde para hablar de amor. Era tarde para fanzinear y para, yo qué sé, era muy tarde ya. 

Ahora abrimos los cajones del salón y nos encontramos cosas de los antiguos inquilinos. Nos reímos. Encontramos gafas de plástico. Seis pares de gafas de pega que nos ponemos mientras redecoramos el salón con fotogramas de películas antiguas y la letra de Patty de Frutos diciendo: Casa deliciosa somos todos nosotros. Y vamos al metro hacia Lavapiés y todos nos miran como si tuviéramos las mismas gafas y estuviéramos locos por eso. 

Soy feliz.

Y soy feliz por una cosa muy simple. Soy feliz porque me siento a gusto. Vaya donde vaya, no me siento extraña ni fuera de lugar. 

No me quiero ir de aquí.

Pau me dice que no me voy a ir. Que ya era hora de que viviera en una ciudad de verdad, y el chino me vende un mechero con un siete. Como si mi vida fuera un juego de azar. Me lo creo.

La vida rima, dice Patty cuando le hablo de coincidencias. Hombre, pues claro, Adri, es que la vida rima. 

Me lo creo.


La vida rima y todo empieza encajar. Me fui de Logroño con una conversación por teléfono muy amarga con el editor de Origami. 

Nadie apostó por ti más que yo, como diciendo: nadie apostará más por ti. Ánima esquiva descatalogado y vuelta a empezar con todo. Me sentía como si todo lo que había conseguido hasta ahora no sirviera para nada. Enfrentarme al rechazo de editoriales, no volver a publicar nunca. Volver al blog, que después ha sido toda una liberación y lo agradezco, pero en un principio me parecía un retroceso. Volver aquí, a escribir para nadie. Dejar de ser joven pero actuar como si lo fuera. Enfrentarme al rechazo. Ser anónima con mi propio nombre.

Sin embargo, se rompe la maldición y se reconstruye el puzle. Primero Excodra decide reeditar Ánima esquiva, y después aparece otra editorial interesada en publicar Ave que no vuela muere. 

En fin, que la cosa fluye. Que 2014 se está despidiendo muy bien y que el 2015 no puede traer nada malo.

Vamos, digo yo. Y lo dice mi mechero.





martes, 25 de noviembre de 2014

Cortar el agua

Os comento. Desde hace unos días pido por FB (oh, sí, he vuelto, y más adicta que antes, incluso) que la gente me dé frases para escribir algo. Así, "mucha guerra solo vale para la guerra" que utilicé en Lucky Pup, me la dio Hamed Enoichi, y "y llegó el agrimensor" de Poner puertas al campo, fue cosa de Eva Monogatari. 
Esta noche, Diego Lebedinsky me propone "Cae la lluvia en mis zapatos" y Javi Gomis, tira por el verso: "La sed se vuelve espejo/ y tú/ bebes". Hey, ho, let's go.



El colibrí es capaz de mover sus alas 55 veces por segundo mientras está quieto.
 Fuente: El increíble aleteo del colibrí, a cámara súper lenta.
 

La fille sur le pont. Patrice Leconte, 1999.




Ante todo, que no llueva esta noche. Hemos puesto a tender ya toda la ropa y solo nos queda lo puesto sobre la mesa. Tú el cuchillo, yo el espejo. 

Introduces el cuchillo muy suave, sin llegar a tocar el plato. No haces ruido cuando comes. Me mantienes en silencio. La espalda recta, los hombros quietos. No como para no romper la estática. Somos una foto que miraremos con nostalgia. Y esta foto

tiene su contrario en mi espejo. 

Este espejo que muestra un perfil inverso, nos tiene respirando en un abrazo. Hay un humo que lo envuelve. La mandíbula se abre para aspirar del cigarrillo y susurrarte una canción al oído. Se mueve el disco en el plato y calma tu sed la lluvia que dejamos entrar por la ventana, que dejamos mojar toda la ropa.

Pero en la foto, la lluvia solo se intuye en mis zapatos. Nunca sabrás que dejé caer el vaso. Nunca verás el agua bajo la mesa. Pero te llevarás el vaso a la boca y encontrarás la sed. 

Mi sed, en el espejo. La tuya, en el vaso. 

Me meto en el espejo como el animal que lame el agua, pero es el agua en este caso quien me traga a mí. 

Tú te elevas y te asustas y tiras el vaso sin soltar el cuchillo. 

Empiezan a escucharse las primeras gotas contra la ventana y tratas de introducir el cuchillo en el espejo. Pero el espejo es líquido y bajo el agua no podrás mantenerte en un punto, como en el aire el pájaro aletea para quedarse. 

Paso las horas buscándonos en el espejo de esta foto, pero solo me veo a mí, con el rostro inexpresivo mientras tú cortas la carne. 


No te diste cuenta. 

No viste venir la lluvia. 

No supiste calmar la sed. 





domingo, 23 de noviembre de 2014

No te comerás al animal impuro



Häxan.  Benjamin Christensen, 1922.


Todos los insectos con alas que caminan por el suelo son ceremonialmente impuros para ti y no los comerás. 
Deuteronomio 14:19




No dejaré que tus manos se manchen de tierra. No dejaré que pierdas tu tacto suave. No dejaré que pierdas el punto de tu mirada tímida. No dejaré que manches tus ojos de sal ni que te mueras de sed. No dejaré que tus manos se manchen de sangre. No dejaré que vengas a caer en mi tristeza. No dejaré que te caigas en mí. No te dejaré caer conmigo. No dejaré que te seduzca mi tristeza. No dejaré que tus alas se manchen de tierra. No dejaré que tus alas se mojen y se replieguen bajo la ropa. No dejaré que te manches con mi abrazo. No dejaré que te seduzca el olor a refugio de mi coraza. No dejaré que te quedes conmigo. 

Porque yo ya estoy bajo la tierra y no consigo levantar el vuelo sin dejarlo todo abajo. No tengo fuerza para llevarte y dejaría que me llevaras tú. Pero.

No dejaré que me lleves. No dejaré que te manches las manos de tierra. No dejaré que pierdas tu tacto suave seducido por un leve olor a limpio y el encanto de una tristeza menor. No dejaré que tu vuelo planee bajo hacia una caída segura. No te dejaré permitirme reptar por ti. No te dejaré permitirme agarrarme a ti ni dejaré que me tomes tú. Porque tiendo a la asimetría y camino en equilibrio. Porque busco el agua bajo la tierra y el aire en la piel, y no consigo saciar ni el hambre ni la huida. Porque no tengo más que una mirada esquiva que a veces llora para ofrecerte. Porque no tengo nada salvo un cuerpo de tierra estéril para darte.


Porque soy impura
no me comerás. 




viernes, 21 de noviembre de 2014

Poner puertas al campo

Hunger Of The Pine by alt-J on Grooveshark





Y llegó el agrimensor y yo seguía esperando en el coche. 

Las voces de mi padre y sus compañeros se oían desde el coche como si estuvieran hablando debajo del agua. Miraba el paisaje tan seco y tan amplio, como si la tierra no se acabara nunca. 

Los compañeros de mi padre no saben de niñas, y me hablan como si fuera más pequeña de lo que soy, aunque también hablan de cosas que no debería escuchar nunca.

Me hablan desde fuera, y dan golpecitos en la ventanilla. 

Tengo una muñeca que escondo para que no vean lo infantil que soy. El coche es una pecera. 

Y llegó el agrimensor y abrió la puerta del coche. Tomé aire, y estaba frío. Hemos venido a poner límites


Miré la explanada infinita y negué: es un deseo imposible cercar la tierra.

Es un deseo imposible mantener al pez vivo fuera del agua. 







jueves, 20 de noviembre de 2014

Lucky pup


Mucha guerra solo vale para la guerra.

Canned Gaines Dog Food Horse Meat
Original 1956 Vintage Print Ad 




Me estoy quedando sin carne donde morder.
Me estoy quedando sin carne donde morder.

Vienen los hambrientos a mí: sácate la sangre, tenemos sed
y me desprendo.

Pero me estoy quedando sin carne donde morder y me rugen
como perros.

Vienen los perros callejeros a mí: quítate la ropa, tenemos frío
y me desprendo.

Buscan el cobijo bajo mi piel cuando cae la tela y sacan de mí
el valor que les falta para la guerra.

Vienen los soldados a mí. Campo estéril para la batalla y carne tibia
para la violencia.

Pero me estoy quedando sin fuerza para golpear y dejo caer las manos.

Sácate la sangre, tenemos sed
y me desprendo.

Beben de mí. Me dan un bocado de mí. Así me devuelven
a la vida y así devuelvo yo los golpes
tan prudente. Doy las gracias.

No quieren mancharse los animales de sangre. Las balas limpias,
mi cuerpo limpio.

Agradezco la atención que depositan en mí y me conservo
bajo la tierra.


No quieren los hambrientos perturbar la carne.

No quieren los cobardes regresar al campo de batalla.



miércoles, 19 de noviembre de 2014

As de guía por conexión

Weird Fishes/Arpeggi by Radiohead on Grooveshark


—Eres una niña caprichosa y tonta.
—Sí.
—¿Y qué más cosas eres?
—Guapa.

Magical Girl. Carlos Vermut, 2014.



Soy una niña tonta. Las niñas tontas lloran. Las niñas tontas no saben contenerse, se derraman. Soy una niña que se derrama y se disuelve. Soy una niña tonta que cae y deriva. Soy una niña, en definitiva, que se esconde.

La expresión de mi rostro es rígida y fría, porque soy una niña tonta y con miedo. Pero porque soy niña es también infantil mi rostro, y se puede tocar y romper. Y me rompo a llorar y derivo en huida. Me voy, pero a dónde vas a ir, niña tonta, a dónde vas a ir, si te vas a perder y a romper, porque vienes quebrada ya, que lo veo. Lo ves. Ves
la grieta en mi rostro
cómo tiembla y amenaza con tirar todas mis cartas. 

Las niñas tontas se tapan los ojos para esconderse. Si no te veo, no estoy. Por eso oculto el rostro para desaparecer mientras me atraes de nuevo a tu orilla. Así se sostienen los desconocidos, con ases de guía corredizos.

Así se queda la niña tonta, quieta. Contenida con un lazo firme que se desata fácilmente. Yo me rompo aquí, como que me quedo aquí con mi muñeca en tu mano,

nudo firme y guía para desviar el agua y contenerla. Mírame a mí,
que también derivo en huida y me rompo.

Esta niña tonta. Ingenua, imprudente, arrojada niña tonta, guía por conexión2
tu descenso contenido
hacia sus brazos


y sonríe, 

mientras el nudo se va deshaciendo 
tan 
fácil.







1El as de guía corredizo es uno de los pocos nudos corredizos utilizados por los marineros. Su principal utilidad es para la recuperación de objetos que hayan caído por la borda o en maniobras de aparejo.
2El as de guía por conexión es otra forma de realizar el as de guía. Se utiliza normalmente cuando se necesita sujetar una línea a un objeto fijo. Algunas cuerdas sintéticas no son demasiado fiables, por lo que es aconsejable asegurar el chicote con un medio nudo, o bien asegurarlo por debajo del firme.
Fuente: Nudos.org

martes, 18 de noviembre de 2014

Cómo es tu dolor

Mgmt by El Columpio Asesino on Grooveshark


El taxista de esta noche no tiene la radio puesta. Miro la ciudad por la ventanilla. 

—Qué buena eres —me dice de repente—. He tenido que mirar para ver si seguías ahí o estaba conduciendo solo.

Sonrío. 

—Tienes un piercing

—Hace tanto que lo tengo, que ya no me acuerdo de que lo llevo —esto es un pensamiento en voz alta.

—¿No te dolió?

No me acuerdo del pinchazo, pero aun así le digo que no. En cualquier caso, el dolor no se recuerda. 

El dolor no se recuerda. El taxista sigue hablando de piercings y de dolor. Es un chico joven, y dice que le gustan los piercings, pero que nunca se pondría uno por el dolor. 

—Yo hace tiempo que quiero tatuarme, pero no lo hago por el dolor. El piercing es diferente. Es solo un pinchazo.

Es solo un pinchazo. El taxista habla ahora de tatuajes. Que le gustan, dice, pero verlos; no para él. Y me pregunta si tengo frío, si estoy bien, si mañana no trabajo.

—Hoy es mi viernes.

Hoy es mi viernes, y Madrid está muerto. Me lo dice el taxista: Madrid es un pueblo fantasma. Y es verdad. Me parece increíble, pero las calles están completamente vacías. 

Pienso en un vídeo que vi hace tiempo. Unos bomberos intentando rescatar a un gato de un árbol. Todo un espectáculo para bajar al gato, y cuando ya llegan hacia él, el gato salta. Pienso que nos parecemos, ese gato y yo. 

El dolor no se recuerda. El placer tampoco.

No sé cómo es tu dolor, le tendría que haber dicho al taxista. Es que, ¿sabes?, yo no siento nada. Cuando las niñas se pelean, se tiran del pelo. A mí nunca me dolía. Les llamaba mucho la atención a todos. Me hacía moscas en el dorso de la mano. ¿Sabes lo que es hacerse una mosca? Se trata de pasarse el dedo húmedo hasta levantar la piel. Es una tontería. Siempre estoy tratando de hacerme daño, pero nunca llego. 

Mis sensaciones son platónicas. Me enamoro por admiración, me hago pequeña.

—Te estás haciendo pequeñita, ¿no? —me pregunta el taxista—. Te estás haciendo pequeñita ahí detrás. 

—Totalmente. 

Te estás haciendo pequeñita como Madrid esta noche, completamente vacía. Como Madrid esta noche, representas una naturaleza muerta. 


Nature Morte. Sophia Magdalena Koegl








lunes, 17 de noviembre de 2014

Equilibrio de rotación


\sum_{i=1}^{n} \vec{M}_{i}=0 \,

Un sólido rígido está en equilibrio de rotación,
si la suma de momentos sobre el cuerpo es cero.
Wikipedia.
  



Anne Bancroft en The Pumpkin Eater. Jack Clayton, 1964.





Deja que te cuente una postal.

Es otoño y llueve. En el centro de la imagen hay un mujer sin equilibrio. Como los peces
pierden el equilibrio cuando van a morir.

Detrás de la mujer, en un segundo plano, arriba, a la derecha de la imagen, se ven cuatro piernas. Cuatro piernas muy blancas, cuatro piernas gordas y en corto con dos manos entrelazadas en el centro.

Ese gesto le quita toda la carga dramática a la postal. Nadie debería fijarse en esa pareja cortada. Ni siquiera el fotógrafo se percató de su presencia cuando disparó, pero ya es tarde. Lo hemos visto. 

Ese gesto mantiene en línea las cuatro piernas y da un equilibrio al paseo de la pareja, pero desestabiliza todo lo que hay a su alrededor. 

La mujer sin equilibrio ya no es la protagonista de la foto. Ya no vemos la lluvia. La mujer sin equilibrio tuerce la boca y mira de reojo. Se da cuenta de que ha dejado de llover.

La pareja, sin embargo, no ha hecho amago de moverse. 

La mujer sin equilibrio tropieza y comienza a girar sobre su propio eje. Fíjate bien. Toma la postal entre tus manos. Verás que no la estás viendo completa, que está doblada. 

Desplegamos la tarjeta por arriba y aparece la pareja, y el cielo, y una música aguda que recuerda a las primeras notas de No Surprises empieza a sonar en bucle mientras comienza a nevar. 

La pareja empieza a cubrirse de blanco y la mujer sin equilibrio sigue girando en lo que parece un círculo eterno. 

El final de la calle está atrapado en una niebla tan blanca que parece que la foto está quemada. Nos hace gracia esta expresión, claro, porque mientras observamos la postal, la nieve lo cubre todo de frío. 

Bajo las piernas de la mujer sin equilibrio, un círculo perfecto se ha salvado de la nieve. 



Es lo que vengo a ofrecerte: 
un refugio para el frío a cambio de un punto estable.







Excodra rescata al ánima esquiva


Próximamente. 






lustración de la portada: Alejandra K. Curtis

jueves, 13 de noviembre de 2014

Pero si a mí esto dejó de gustarme en 2010






El animal comete. Quiero decir; el hombre, el hombre comete dos veces el mismo error. Bla bla. 

He vuelto a borrar Facebook. [¡Hala, pesada, si vas a volver, de qué vas, boba!]. No, no, ya está. No pienso volver. Volví —no os cabreéis tan pronto— porque sabía que el único modo de estar al tanto de los saraos poéticos de Madrid, era a través de Facebook. Y mi idea era simple: utilizar FB solo como agenda. Agregar a gente conocida o de Madrid. No agregar a nadie de Logroño para que no me generara frustración o ansiedad [jajaja, exagerada de mierda] y, sobre todo, no volver a cometer los mismos errores de antes, tales como: hablar de mi vida, aceptar Sujetos X, y, por supuesto, no frustrarme por el éxito [¿en serio te atreves a hablar de "éxito"? ¿En la poesía, en serio?] de los demás. 


No quiero escribir poesía. No quiero formar parte de este mundo. ¿Qué os parece? Por supuesto, no lo voy a cumplir. No puedo no escribir. Pero tengo que dejar de tomarme todo tan en serio. La otra noche, logré escribir dos párrafos [oh, sí, Adriana, te vamos a dar un pin por tremendo esfuerzo] de mi novela. Que ya el mero hecho de llamarla novela me parece pedante y pretencioso. Da igual, lo que sea. Y me agobié tanto. Me entró tal ansiedad. Me acuerdo de mi médico, cuando me dijo: tómate un Lexatin en cuanto te venga el bajón. Y ahí estaba el Lexatin, al lado del portátil, sonriendo. Pero, en lugar de eso, llamé a Pat.

—¿Qué pasa, pimpolla?

—Nada, ¿te puedo robar dos minutos? Es que estoy muy agobiada. Solo necesito hablar con alguien un momento y se me pasa.

Y Pat hace algo que no puede hacer un Lexatin, que es recordarme quién soy y por qué hago lo que hago. Me dice: tú nunca has escrito para los demás. Tú escribes como desahogo. En el momento en que ya no te sirve como desahogo, ¿de qué te sirve? ¿Qué haces ahora? Esto me lo digo yo: ¿Qué haces ahora que no gritas? ¿Sangras?

Entro a Facebook. Todos son poetas. El muro de inicio lleno de poemas. Y nóminas de autores en antologías y revistas para las que dejé de ser interesante cuando cumplí los veintitrés. Que es como decir: has dejado de ser interesante cuando has cumplido la mayoría de edad. Me dice Dre: fíjate, hay hasta muertos, pero no estás tú. No sé si reírme o matarlo. Si estuviera aquí, seguramente le daría un abrazo. 

Una persona a la que no conozco, se toma la licencia de ofenderse porque no le voy a agregar y comparte mi perfil con este comentario:




Y lo veo ahí, como amigo común de gente interesante, de gente que aprecio, de gente que admiro, y digo: venga, hasta aquí. 


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