Fijaos qué sensación tan extraña causa la posición de sus brazos. |
En Agosto volví a Logroño. Tras seis años de idas y venidas, aventuras de la pobreza en Valladolid y un año de Warum Nicht en Alemania, me vi de vuelta a casa de la mamma. La casa de la mamma tiene sus cosas buenas, pero sigue siendo la casa de la mamma. Aquí una no puede vivir el insomnio tranquilamente, ni beber entre semana Martini blanco porque sí. Ni cantar a gritos. Ni llevar una vida alimenticia caótica y a deshoras. También hay que recordar que una es una paria de la literatura. Que escribo poesía, para más inri. Que quiero dedicarme a esto. Tú estás loca, niña. Y que en Logroño las opciones se reducen a ser una poeta de provincias que lee para sus amigos en los mismos sitios y aparece alguna vez en el periódico regional.
Por eso, si la Editorial Origami me dice que van a presentar en Madrid, y que si quiero que vaya, pero que me pague yo los gastos del viaje y me busque la vida con el alojamiento, voy.
Si Alfonso López me invita al Tren Vertical para presentar mi último libro, voy. Si la Fundación Jorge Guillén me dice que si quiero llevar libros tengo que comprarlos y que no me perdonan ni los diez euros de los gastos de envío, me jodo, pago y compro, y voy con libros a Madrid.
Ser una paria de provincias que publica con editoriales pequeñas supone un gasto de:
Autobús. PLM, ida y vuelta: 28,48€
Bono del metro: 12,20€
10 ejemplares de Engaño Progresivo: 40€
Otros gastos, como comida, cañas y café: Digamos que unos 20€.
Total: Digamos que unos 100€.
Teniendo en cuenta que soy una paria que vive con su madre y no tiene oficio ni beneficio, os podéis imaginar lo que supone este desembolso para mí. Podéis aplaudir aquí.
PERO DEJEMOS A UN LADO EL TEMA ECONÓMICO.
Vayamos a lo que nos interesa.
Hija, ¿Qué hiciste en Madrid?
Salí de Logroño a las 7 y llegué a Avenida América, la estación más triste de la historia de las estaciones tristes de autobús, a eso de las 11, y de ahí fui hacia Príncipe Pío, a esperar a Cristina Selene Porres, una de mis chicas preferidas, que se prestó a acompañarme en mi jornada intensiva madrileña. Cris es de Logroño, aunque vino desde Segovia, donde estudia RR.PP.
- ¿Tienes idea de cómo llegar a El dinosaurio todavía estaba allí?
- No.
Pero llegamos, claro que sí, y además bastante pronto. Yo estoy nerviosa vestido pop imitación al inspiración Mondrian de Yves Saint Laurent y manoletinas negras. Aún no han venido todos los autores, aunque sí están Jorge M. Molinero con una camiseta de Bowie Ziggy Stardust, José Ángel Barrueco, Antonio Huerta, Ángel Fernández Fernández... Bueno, la verdad es que no recuerdo bien quiénes estaban y quiénes no, pero lo que sí sé es que los de León aún no. Los de León: Vicente Muñoz Álvarez, Alfonso Xen y Julia D. Velázquez, que se hicieron también un ida y vuelta de locura. El resto de autores: Antonio Sánchez -Fernández, Jacob Iglesias y Dolors Alberola. La sorpresa: Vera Zieland no existe. Manos tan pequeñas es de Daniel Mobymelville. Seguro que era un secreto a voces, pero hasta llegado el momento de la presentación de su libro no tenía ni idea.
Las fotos que cuelgo a continuación las he robado deliberadamente del Facebook. Algunas son de Naveiras, otras de Barrueco, otras de Huerta...
He de confesar que cuando Antonio Huerta me dijo que la presentación sería un sábado a la una del mediodía no hubiera dado nada por el evento. Que no iba a ir nadie, que blah, blah, tan agolera yo. Sin embargo, y afortunadamente, mis predicciones fallaron. No solo vino mucha gente, sino que entre el público se encontraba gente excepcional. El ya citado Jorge M. Molinero, que vino desde Valladolid; Antonio Díez, Alberto Haj-Saleh, El Cable Azul, Naveiras, Esteban Gutiérrez "Baco", Marcos Antón y, oh, un momento, qué es ese pelo que veo entrar por la puerta: El amigo de los guays, el ingeniero, el poeta, el fichaje más joven de El Butano: Enrique Rey.
Enrique me dice que si la gente nos pregunta de qué nos conocemos, no digamos la verdad. "La gente normal no se conoce por Internet". La verdad es que a la mayoría de la gente que conozco en Madrid, que está en este evento, la conocí por Internet. En realidad creo que a todos, salvo a Cristina, a quien conocí hace años en Logroño, a Marcos, a quien nos une COLMO de nuestros años en la Universidad de Valladolid, y a Antonio, al que conocí en el Destroyer en 2010.
Por eso no me importa decir que a Enrique solo lo conocía por el Facebook. Internet en general, primero gracias a este blog, y después a Facebook, me ha servido para conocer gente estupenda e interesantísima; también para darme a conocer en esto de las letras y, por supuesto y por ende, para publicar. Así que no seré yo quien se avergüence de todo esto. Si no hubiera sido por Internet ¿Cómo hubiera conectado con todo el movimiento literario underground que se mueve en Madrid?
Gracias a Facebook conozco también a la escritora María Paz Ruiz, que viene con una propuesta muy interesante para futuro proyecto, stop.
Otro proyecto surge con Julia D. Velázquez, la diseñadora gráfica, artista, en fin, Julia, la responsable de las últimas e increíbles portadas de Origami. Me va a hacer fotos (viaje a León a la vista) y las dos estamos muy ilusionadas.
Y en esto que aparece una chica muy maja y me dice "Soy Laura", y yo no caigo en un principio. Coño, El Megáfono. Otra de esas personas interesantes y molonas que solo conocía de Internet. Laura viene con dos compañeros de la carrera. Estudian periodismo y van a hacer un trabajo sobre Literatura e Internet. Inevitable pensar en ti. "Preguntas cortas y después, si no te importa, nos gustaría que leyeras Mi vida antes de Google". A mí no me importa, yo encantada, claro que sí, pero no deja de ser -cuanto menos- simpático el protagonismo que está teniendo esta mañana Engaño Progresivo, cuando debería estar promocionando La Involución Cítrica, que es de Origami, y a eso estamos aquí, a promocionar Origami. Le firmo un Engaño a Alberto Haj Saleh (que ya le firmé en su día porque me lo compró hace unos meses, vía Correos), y Barrueco me compra otro, y también Marcos... y María Paz, que me dice "Es intolerable que le tengas que comprar tus propios libros a la editorial" y etcétera. Es todo como un poco clandestino porque no deja de ser un poco guarro estar vendiendo libros de una editorial en la presentación de otra. El clímax de todo esto llega cuando Laura y sus colegas me dicen que: "no podemos grabarte dentro porque hay poca luz ni tampoco fuera porque hay mucho ruido, así que lo mejor será hacerlo en los baños". Cris me acompaña. Cris no lo dice, pero seguro que piensa que los escritores estamos todos locos, y los poetas ni te cuento, cuando empiezo a recitar Mi vida antes de Google ante una cámara mientras la peña entra y sale de los baños con cara de WTF .
Como ya adelantaba en el pie de foto, a la hora de leer pasé de la poesía y me arranqué a leer CyberPunk. No suelo leer relatos y me daba un poco de miedo dar la chapa demasiado, pero me pareció la mejor opción porque
a) Ya había muchos poetas en la sala.
b) CyberPunk es mi texto favorito ever de La Involución Cítrica.
Al terminar el sarao, se me acerca una señora mayor y me dice que le ha encantado mi relato de Peter Pan, y que por eso se va a comprar mi libro. Vuelve al rato con Todos los trenes mueren en línea recta, de Dolors Alberola, para que se lo firme. Por un momento estoy a punto de caer en la tentación de firmarlo y hacer la adrianada del día, pero vence mi parte cabal y le hago saber su confusión, aunque no le digo que el relato se titula CyberPunk y que no tiene nada que ver con Peter Pan.
Enrique está todo el rato entrando y saliendo del local. Dice que lo hace porque fuera está una amiga suya con quien está bebiendo cervezas a tutiplén que les vende un paquistaní. Cristina y yo dudamos de que exista tal amiga.
Pero la chica existe, y se llama Andrea y es muy guapa y tiene la voz súper bonita. Se parece mil a Olaia Pazos y ha combinado un vestido ajustado verde de manga francesa con unos botines marrones planos con cordones, lo cual me parece más que bien.
Enrique insiste en irnos a comer a un griego. Nos vamos Antonio Díez, su chica (ponga aquí su nombre, no recuerdo, perdón), Enrique, Andrea, un amigo ingeniero de Enrique, Cristina y yo. Hace frío pero hace sol, nos quedamos en la terraza. Me pido una ensalada de tomate con cosas verdes. Algo barato y ligero. Enrique me saca fotos y se las envía a un miembro de Forocoches que ya habló de mí en dicho foro alguna vez. El amigo le dice algo así como que no me tocaría ni con un palo. Enrique ríe. Las cervezas que nos han servido están literalmente congeladas. Bebo.
Tomamos café en algún sitio. Enrique se pide un carajillo que en realidad es solo brandy caliente. Enrique me recuerda a mí porque quiere estar borracho continuamente. Habla mucho y se emociona con las cosas que le gustan. Repito: Borracho habla mucho y muy intenso de las cosas que le gustan, y yo me pregunto si soy así cuando me emborracho. Decido que sí, al menos parecida. Pero yo hoy no estoy borracha. Voy a cañas y estoy bien. El mayor problema está siendo el frío inesperado e invernal. Y los putos nervios.
Tras el café, Antonio y la chica (ponga aquí el nombre) se van hasta más ver y la chavalería nos vamos al Lukánicos porque las cañas son a un euro. Pero cuando vamos nos dicen que el grifo está roto, que solo tercios, y nos resignamos. Suena Zaz y Enrique quiere hacer planes para después de la lectura en el Malatesta. Él vota por ir a Tribunal. Me voy al baño y me cambio de vestido. Vuelvo. Llevo el Vestido Inspiración Sixtie Mod Retro Chic dos tonos y medias tupidas negras, que adelgazan las piernas, al contrario que las blancas, que las engordan. A Andrea le gusta. Me dice que tiene uno parecido. Me dice que vayamos por la noche a una fiesta sixtie mod retro chic en la Moby Dick. Hay una discusión sobre los pros y contras de ir a Tribunal o ir a Moby Dick. Dan las ocho. Nos vamos al Malatesta.
En el Malatesta nos pedimos más cañas y yo me pongo los tacones de 14cm. Y de repente, ¡oh, sorpresa! Entran por la puerta Mikel y Toni, dos chicos con quienes hice el Erasmus en Bayreuth, y que sin duda ya se conocían bien el poemario de las veces que recité borracha peluca rosa mediante en aquellas barbacoas que hacíamos en el Hofgarten.
También: Rebeca Álvarez Casal del Rey (a quien saludo efusivamente con un "¡Raquel!" Epic Fail supremo), Paz Hernández Páramo, y El Cable y Antonio que repiten, y mucha más gente que seguro que conozco aunque sea solo del Facebook, y dos Pirris. Los Pirris son un grupo de Logroño a quienes nunca he visto en directo porque
a) no me ha pillado en Logroño cuando han tocado o
b) porque no tenía con quien ir y, a contrario que en cualquier otra parte del mundo, en Logroño no me gusta salir sola.
Así que, agradecida y emocionada, me sitúo con el libro en la mano, preparada para darlo todo, mientras Alfonso López dice unas palabras sobre mí (¿quién es esta chica de provincias que viene a leer al Tren Vertical?) y yo me emociono un poco más, y más me vale hacerlo bien después de todo esto.
Me levanto. Mini Vestido Inspiración Sixtie Mod Retro Chic dos tonos y medias tupidas negras y zapatos de tacón 14 cm haciendo un total de un metro noventa.
Creo que me siento más segura que en toda mi vida, que en cualquier otra lectura. Tampoco hace tanto desde que empecé con todo esto. Recuerdo que mi primera lectura en Madrid fue en Febrero de 2010. Y, oh, casualidad: aquella vez también viajé en el asiento 13 del bus, y como aquella vez, "no por superstición, sino porque dio la casualidad de que me tocara esa plaza" .
Un amigo de los dos Pirris, que no sé si es Pirri también, en ocasiones suelta un "Olé" o un "Aupa" cuando termino algún poema. Me encanta esa efusividad porque la noto sincera. Me suelto muchísimo. Digo cosas de los poemas que no he dicho ni me he atrevido a decir antes y que ni siquiera me atrevo a comentar hoy aquí. Termino santiguándome y dando la absolución a todos los presentes. Me parece la mejor manera de terminar, pero al bajar, Alfonso me dice que a la gente se le ha hecho corto, y me pasa el ejemplar de La Involución Cítrica que me acaba de comprar, para que lea algo de ese libro también. Leo 240 y Subalterna. Me parece increíble que a la gente se le haga corta una lectura de poesía.
Cuando salgo del bar me aplauden. Menudo corte paso, y seguro que paso por borde porque no digo nada, solo salgo corriendo tan rápido como me permiten los taconazos.
Enrique sigue queriendo ir a Tribunal. El resto no sé. Los Pirris proponen litronas en casa y concierto improvisado y yo voto porque sí, porque me gusta lo barato y porque hace un frío de tres cojones. El caso es que entre pitos y gaitas perdemos a todos y Cris y yo terminamos en casa de los Pirris. El ambiente me mola porque me recuerda mucho a los días del Paseo Renacimiento, con la guitarra desafinada de Pat, o aquella mía que me hacía tanto daño, y el humo del hachís que lo inundaba todo y Jaime que siempre venía con cervezas. Así que estoy guay, porque aunque sea tímida y gilipollas me siento bien cuando estoy con gente. Que en realidad soy una persona social, me dice mi madre. Ay. Qué sé yo. Pero pronto, entre el humo y el apalanque del sofá que nos atrapa, Cris y yo empezamos a temer caer en coma y decimos bye bye, baby, bye bye, vamos a buscar fiesta.
Pero no hay fiesta.
Chubi Pirri se presta a bajar con nosotras y llevarnos a algún bar de la zona (no nos hemos movido de Lavapiés en todo el día). Nos metemos a La Aguja y me parece todo muy bien y los vinilos me recuerdan a J., pero me aburro. Estoy con la regla, y cuando estoy con la regla caigo en coma de vez en cuando. Me tomaría una Coca Cola, pero tomarme una Coca Cola a las 2 y media de la mañana me parece una traición a mis principios. Van a cerrar el bar en breves, como casi todos los bares de la zona. No hay opción de ir a Tribunal ahora si no hay metro. No puedo permitirme un taxi. Va a ser la misma mierda, eso también. Y a las tres serán las dos, pero no habrá nada abierto. Así que aceptamos la hospitalidad de Chubi y pasamos la noche en una habitación sin luz porque el anterior inquilino se llevó todas las bombillas.
A mí me sale el bus a las siete. A ella a las ocho. Salimos de casa a las 5. Gracias chicos, muchas muchas gracias. Pero no contamos con que el metro no abre hasta las 6. Vaya mierda de capital de país que cierra bares y metro por las noches. Madrid nos decepciona. Vaya mierda Madrid. Bla bla, ahí echando pestes de Madrid, las logroñesas. Pero ha merecido la pena.
Me despido de Cris en Príncipe Pío. Me compra un libro. Yo se lo quiero regalar, pero no me deja. No me ha dejado regalar ninguno. Hazte valer, no regales, y menos si los has tenido que pagar antes. Ya seré yo millonaria alguna vez y seré tu mecenas, pero de momento no regales.
Las fotos que cuelgo a continuación las he robado deliberadamente del Facebook. Algunas son de Naveiras, otras de Barrueco, otras de Huerta...
José Ángel Barrueco presentando Te escribiré una novela. Foto de José Naveiras |
Vicente Muñoz Álvarez lee poemas de Canciones de la gran deriva. Foto por el Naveiras. |
Jacob Iglesias presentando Horas de Lobo. By Naveiras. |
Ángel Fernández Fernández presentando Las lágrimas del Pato Donald. Foto de Barrueco. |
Antonio J. Sánchez y Leyenda Urbana. By Naveiras. |
Heme aquí rodeada de la masa enfurecida, mientras leo el relato que abre La Involución Cítrica: CyberPunk. Foto de Antonio Huerta. |
Vera Zieland aka Daniel Mobymelville o viceversa presentando Manos tan Pequeñas. La foto es de Barrueco. |
Antonio Huerta, editor de Origami y artífice del evento, presenta Doce y Cuarto. By Barrueco |
Es una pena que no haya encontrado una foto mejor de Dolors Alberola presentando Todos los trenes mueren en línea recta. By Naveiras. |
Y para terminar, Alfonso Xen dando caña con El tiempo del hombre muerto. Foto de Barrueco |
He de confesar que cuando Antonio Huerta me dijo que la presentación sería un sábado a la una del mediodía no hubiera dado nada por el evento. Que no iba a ir nadie, que blah, blah, tan agolera yo. Sin embargo, y afortunadamente, mis predicciones fallaron. No solo vino mucha gente, sino que entre el público se encontraba gente excepcional. El ya citado Jorge M. Molinero, que vino desde Valladolid; Antonio Díez, Alberto Haj-Saleh, El Cable Azul, Naveiras, Esteban Gutiérrez "Baco", Marcos Antón y, oh, un momento, qué es ese pelo que veo entrar por la puerta: El amigo de los guays, el ingeniero, el poeta, el fichaje más joven de El Butano: Enrique Rey.
Enrique me dice que si la gente nos pregunta de qué nos conocemos, no digamos la verdad. "La gente normal no se conoce por Internet". La verdad es que a la mayoría de la gente que conozco en Madrid, que está en este evento, la conocí por Internet. En realidad creo que a todos, salvo a Cristina, a quien conocí hace años en Logroño, a Marcos, a quien nos une COLMO de nuestros años en la Universidad de Valladolid, y a Antonio, al que conocí en el Destroyer en 2010.
Por eso no me importa decir que a Enrique solo lo conocía por el Facebook. Internet en general, primero gracias a este blog, y después a Facebook, me ha servido para conocer gente estupenda e interesantísima; también para darme a conocer en esto de las letras y, por supuesto y por ende, para publicar. Así que no seré yo quien se avergüence de todo esto. Si no hubiera sido por Internet ¿Cómo hubiera conectado con todo el movimiento literario underground que se mueve en Madrid?
Underground, me da mucha risa esa palabra, dice Cristina. La verdad es que a mí también. Y nos reímos las dos.
Gracias a Facebook conozco también a la escritora María Paz Ruiz, que viene con una propuesta muy interesante para futuro proyecto, stop.
Otro proyecto surge con Julia D. Velázquez, la diseñadora gráfica, artista, en fin, Julia, la responsable de las últimas e increíbles portadas de Origami. Me va a hacer fotos (viaje a León a la vista) y las dos estamos muy ilusionadas.
Y en esto que aparece una chica muy maja y me dice "Soy Laura", y yo no caigo en un principio. Coño, El Megáfono. Otra de esas personas interesantes y molonas que solo conocía de Internet. Laura viene con dos compañeros de la carrera. Estudian periodismo y van a hacer un trabajo sobre Literatura e Internet. Inevitable pensar en ti. "Preguntas cortas y después, si no te importa, nos gustaría que leyeras Mi vida antes de Google". A mí no me importa, yo encantada, claro que sí, pero no deja de ser -cuanto menos- simpático el protagonismo que está teniendo esta mañana Engaño Progresivo, cuando debería estar promocionando La Involución Cítrica, que es de Origami, y a eso estamos aquí, a promocionar Origami. Le firmo un Engaño a Alberto Haj Saleh (que ya le firmé en su día porque me lo compró hace unos meses, vía Correos), y Barrueco me compra otro, y también Marcos... y María Paz, que me dice "Es intolerable que le tengas que comprar tus propios libros a la editorial" y etcétera. Es todo como un poco clandestino porque no deja de ser un poco guarro estar vendiendo libros de una editorial en la presentación de otra. El clímax de todo esto llega cuando Laura y sus colegas me dicen que: "no podemos grabarte dentro porque hay poca luz ni tampoco fuera porque hay mucho ruido, así que lo mejor será hacerlo en los baños". Cris me acompaña. Cris no lo dice, pero seguro que piensa que los escritores estamos todos locos, y los poetas ni te cuento, cuando empiezo a recitar Mi vida antes de Google ante una cámara mientras la peña entra y sale de los baños con cara de WTF .
Como ya adelantaba en el pie de foto, a la hora de leer pasé de la poesía y me arranqué a leer CyberPunk. No suelo leer relatos y me daba un poco de miedo dar la chapa demasiado, pero me pareció la mejor opción porque
a) Ya había muchos poetas en la sala.
b) CyberPunk es mi texto favorito ever de La Involución Cítrica.
Al terminar el sarao, se me acerca una señora mayor y me dice que le ha encantado mi relato de Peter Pan, y que por eso se va a comprar mi libro. Vuelve al rato con Todos los trenes mueren en línea recta, de Dolors Alberola, para que se lo firme. Por un momento estoy a punto de caer en la tentación de firmarlo y hacer la adrianada del día, pero vence mi parte cabal y le hago saber su confusión, aunque no le digo que el relato se titula CyberPunk y que no tiene nada que ver con Peter Pan.
Enrique está todo el rato entrando y saliendo del local. Dice que lo hace porque fuera está una amiga suya con quien está bebiendo cervezas a tutiplén que les vende un paquistaní. Cristina y yo dudamos de que exista tal amiga.
Pero la chica existe, y se llama Andrea y es muy guapa y tiene la voz súper bonita. Se parece mil a Olaia Pazos y ha combinado un vestido ajustado verde de manga francesa con unos botines marrones planos con cordones, lo cual me parece más que bien.
Enrique insiste en irnos a comer a un griego. Nos vamos Antonio Díez, su chica (ponga aquí su nombre, no recuerdo, perdón), Enrique, Andrea, un amigo ingeniero de Enrique, Cristina y yo. Hace frío pero hace sol, nos quedamos en la terraza. Me pido una ensalada de tomate con cosas verdes. Algo barato y ligero. Enrique me saca fotos y se las envía a un miembro de Forocoches que ya habló de mí en dicho foro alguna vez. El amigo le dice algo así como que no me tocaría ni con un palo. Enrique ríe. Las cervezas que nos han servido están literalmente congeladas. Bebo.
Tomamos café en algún sitio. Enrique se pide un carajillo que en realidad es solo brandy caliente. Enrique me recuerda a mí porque quiere estar borracho continuamente. Habla mucho y se emociona con las cosas que le gustan. Repito: Borracho habla mucho y muy intenso de las cosas que le gustan, y yo me pregunto si soy así cuando me emborracho. Decido que sí, al menos parecida. Pero yo hoy no estoy borracha. Voy a cañas y estoy bien. El mayor problema está siendo el frío inesperado e invernal. Y los putos nervios.
Tras el café, Antonio y la chica (ponga aquí el nombre) se van hasta más ver y la chavalería nos vamos al Lukánicos porque las cañas son a un euro. Pero cuando vamos nos dicen que el grifo está roto, que solo tercios, y nos resignamos. Suena Zaz y Enrique quiere hacer planes para después de la lectura en el Malatesta. Él vota por ir a Tribunal. Me voy al baño y me cambio de vestido. Vuelvo. Llevo el Vestido Inspiración Sixtie Mod Retro Chic dos tonos y medias tupidas negras, que adelgazan las piernas, al contrario que las blancas, que las engordan. A Andrea le gusta. Me dice que tiene uno parecido. Me dice que vayamos por la noche a una fiesta sixtie mod retro chic en la Moby Dick. Hay una discusión sobre los pros y contras de ir a Tribunal o ir a Moby Dick. Dan las ocho. Nos vamos al Malatesta.
En el Malatesta nos pedimos más cañas y yo me pongo los tacones de 14cm. Y de repente, ¡oh, sorpresa! Entran por la puerta Mikel y Toni, dos chicos con quienes hice el Erasmus en Bayreuth, y que sin duda ya se conocían bien el poemario de las veces que recité borracha peluca rosa mediante en aquellas barbacoas que hacíamos en el Hofgarten.
También: Rebeca Álvarez Casal del Rey (a quien saludo efusivamente con un "¡Raquel!" Epic Fail supremo), Paz Hernández Páramo, y El Cable y Antonio que repiten, y mucha más gente que seguro que conozco aunque sea solo del Facebook, y dos Pirris. Los Pirris son un grupo de Logroño a quienes nunca he visto en directo porque
a) no me ha pillado en Logroño cuando han tocado o
b) porque no tenía con quien ir y, a contrario que en cualquier otra parte del mundo, en Logroño no me gusta salir sola.
Así que, agradecida y emocionada, me sitúo con el libro en la mano, preparada para darlo todo, mientras Alfonso López dice unas palabras sobre mí (¿quién es esta chica de provincias que viene a leer al Tren Vertical?) y yo me emociono un poco más, y más me vale hacerlo bien después de todo esto.
Me levanto. Mini Vestido Inspiración Sixtie Mod Retro Chic dos tonos y medias tupidas negras y zapatos de tacón 14 cm haciendo un total de un metro noventa.
Hola, soy solo piernas.
Creo que me siento más segura que en toda mi vida, que en cualquier otra lectura. Tampoco hace tanto desde que empecé con todo esto. Recuerdo que mi primera lectura en Madrid fue en Febrero de 2010. Y, oh, casualidad: aquella vez también viajé en el asiento 13 del bus, y como aquella vez, "no por superstición, sino porque dio la casualidad de que me tocara esa plaza" .
Un amigo de los dos Pirris, que no sé si es Pirri también, en ocasiones suelta un "Olé" o un "Aupa" cuando termino algún poema. Me encanta esa efusividad porque la noto sincera. Me suelto muchísimo. Digo cosas de los poemas que no he dicho ni me he atrevido a decir antes y que ni siquiera me atrevo a comentar hoy aquí. Termino santiguándome y dando la absolución a todos los presentes. Me parece la mejor manera de terminar, pero al bajar, Alfonso me dice que a la gente se le ha hecho corto, y me pasa el ejemplar de La Involución Cítrica que me acaba de comprar, para que lea algo de ese libro también. Leo 240 y Subalterna. Me parece increíble que a la gente se le haga corta una lectura de poesía.
Cuando salgo del bar me aplauden. Menudo corte paso, y seguro que paso por borde porque no digo nada, solo salgo corriendo tan rápido como me permiten los taconazos.
Enrique sigue queriendo ir a Tribunal. El resto no sé. Los Pirris proponen litronas en casa y concierto improvisado y yo voto porque sí, porque me gusta lo barato y porque hace un frío de tres cojones. El caso es que entre pitos y gaitas perdemos a todos y Cris y yo terminamos en casa de los Pirris. El ambiente me mola porque me recuerda mucho a los días del Paseo Renacimiento, con la guitarra desafinada de Pat, o aquella mía que me hacía tanto daño, y el humo del hachís que lo inundaba todo y Jaime que siempre venía con cervezas. Así que estoy guay, porque aunque sea tímida y gilipollas me siento bien cuando estoy con gente. Que en realidad soy una persona social, me dice mi madre. Ay. Qué sé yo. Pero pronto, entre el humo y el apalanque del sofá que nos atrapa, Cris y yo empezamos a temer caer en coma y decimos bye bye, baby, bye bye, vamos a buscar fiesta.
Pero no hay fiesta.
Chubi Pirri se presta a bajar con nosotras y llevarnos a algún bar de la zona (no nos hemos movido de Lavapiés en todo el día). Nos metemos a La Aguja y me parece todo muy bien y los vinilos me recuerdan a J., pero me aburro. Estoy con la regla, y cuando estoy con la regla caigo en coma de vez en cuando. Me tomaría una Coca Cola, pero tomarme una Coca Cola a las 2 y media de la mañana me parece una traición a mis principios. Van a cerrar el bar en breves, como casi todos los bares de la zona. No hay opción de ir a Tribunal ahora si no hay metro. No puedo permitirme un taxi. Va a ser la misma mierda, eso también. Y a las tres serán las dos, pero no habrá nada abierto. Así que aceptamos la hospitalidad de Chubi y pasamos la noche en una habitación sin luz porque el anterior inquilino se llevó todas las bombillas.
A mí me sale el bus a las siete. A ella a las ocho. Salimos de casa a las 5. Gracias chicos, muchas muchas gracias. Pero no contamos con que el metro no abre hasta las 6. Vaya mierda de capital de país que cierra bares y metro por las noches. Madrid nos decepciona. Vaya mierda Madrid. Bla bla, ahí echando pestes de Madrid, las logroñesas. Pero ha merecido la pena.
Me despido de Cris en Príncipe Pío. Me compra un libro. Yo se lo quiero regalar, pero no me deja. No me ha dejado regalar ninguno. Hazte valer, no regales, y menos si los has tenido que pagar antes. Ya seré yo millonaria alguna vez y seré tu mecenas, pero de momento no regales.
:)
En el metro, ya sola, de camino a Avda. América, suena Madness de Muse. Muse siempre me recuerda a Madrid, por la primera vez que salí de fiesta allí, cuando fuimos a ARCO en 1º de Bachillerato y me enamoré de tres modernos a los que les flipaban Muse.
Me voy contenta por todo. Por la gente, el cariño, mi seguridad, los proyectos que están por venir, y porque, qué cojones, he vendido todos los ejemplares que traje de Engaño Progresivo.
Llego al bus por los pelos. Soy la única viajera. Me voy atrás del todo como una paria, con el mp4 a tope y me recuesto sobre el bolso a dormir como una indigente.
Logroño me espera a las 11. Llevo el vestido mod aún, el rímel por los suelos y las manoletinas con las suelas despegadas. Por una parte me alegro de que no haya nadie esperándome en la estación.
Muchas gracias a todos, de verdad, qué bonita es la vida con días como éste.
A Cristina, por supuesto, por su compañía incondicional en todo momento. A Enrique y Andrea, por lo mismo, realmente :)
Y a Antonio, y al amigo ingeniero de Enrique y a la chica de Antonio, por majos,
y los Pirris por el buen rollo y acogernos,
y a todos, he dicho,
a los que os prestasteis desde primera hora a dejarnos un huequecito a Cris y a mí, aunque declináramos las ofertas porque no somos de hacer planes con antelación,
a Alfonso por invitarme al Tren Vertical y a las cañas,
y a todos los que vinisteis a verme cuando seguro que teníais algo mejor que hacer,
y que muchos besos y muchos abrazos
mis bendiciones
y buenas noches.
:*