... aquella ciudad pequeña, donde se hacía nada, aquella ciudad con suelos de adoquines parisinos, aquella ciudad con poetas o lectores de poesía, que yo voy a ser escritor, que yo llevo unos diarios, algo, que escribo sin parar.
A mi lado surgió una fiebre de escritores que resultaban un tanto ajenos a lo que yo entendía o creía que era escribir. Me gustaría saber cuántos de ellos siguen todavía hoy escribiendo y entendiendo la escritura como una enfermedad irreversible por comatosa.
Tomaos esto como una amenaza un anticipo...
Awixumayita -con todas las letras- va a volver.