lunes, 9 de marzo de 2009

en un refugio falso


Al pasar esta tarde por el Hospital Clínico me he quedado unos segundos mirándolo. Estaba naranja. Era cosa de la luz del atardecer dominical, nada nuevo. Pero sí era la primera vez que veía el Clínico bañado de esa manera y me pareció precioso. Me hubiera gustado decirlo. Decir, joder, realmente los domingos son naranjas, y realmente lo naranja es jodidamente melancólico. Pero me muerdo la lengua y sigo hacia adelante para no parecer demasiado loca.

No había ninguna sombra en la fachada, todo era naranja. Era una tarde bonita de cojones. Me hubiera gustado decir: Me gusta Valladolid en días como éste. Me hubiera gustado decir que realmente no me quiero ir de aquí. Hubiera querido decir que no es esta ciudad lo que me incomoda, ni este piso, ni este barrio, ni la facultad, ni toda esa mierda académica de lo políticamente correcto. Me hubiera gustado admitir que no podré estar bien en ningún sitio porque nunca me he gustado a mí misma y no será ahora cuando vaya a cambiar de opinión. Me hubiera gustado decir que si no me quiero a mí misma nadie podrá quererme. Me hubiera gustado decir que Valladolid me gust­a en tardes de domingo como ésta.

Me hubiera gustado gritar tan fuerte, llorar hasta que mis ojos mengüen, me hubiera gustado cortarme la lengua para tener una verdadera razón por la que no hablar.

Cuando vi la fachada del hospital de ese pelo, hubiera querido sentarme, sola, frente a él y maldecirme. Me hubiera gustado darme golpes en la sien hasta que todo dejara de estar tan confuso dentro de mi cabeza. Me hubiera gustado plantearme qué cojones quiero realmente. Me hubiera gustado decir, vale, la prostitución es una solución viable. Me hubiera gustado decirme, joder, deja de manipular de este modo a la gente, deja de ser tan perra. Me hubiera gustado dejar de hablar de mí, dejar de envidiar y criticar a todo el mundo, dejar de pensar sólo en mí.

Tener al menos la puta seguridad suficiente para decir, joder, quiero esto, lo quiero, me encanta, y no lo quiero dejar escapar,

en vez de

joderme

continuamente

con

gilipolleces.



El autor de la foto es Alberto Sánchez Fernández.

4 comentarios:

  1. Todo lo que te guste llevalo acabo. Pese a quien pese.
    Bonita foto señorita :)

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  2. La rabia le da fuerza a tus textos.

    Supongo que te sientes como en tierra de nadie, como desubicada todo el tiempo, en permanente duda.

    Yo me siento muchas veces así. Entiendo bien lo que quieres decir (o eso creo).

    Buen texto (aunque alguna parte queda ahogada por esa rabia que, en general, dota de vida a tus relatos)

    No pretendo hacer un análisis, es una sensación que me ha dado al leerlo.

    Un saludo

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  3. me encanta que metas tacos en los textos, me siento como en casa leyendo tus textos, joder que bien quedan esos tacos bien puestos en su sitio!

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