Cuando el barco cae el
marinero piensa en la salida más cercana.
Las sirenas no somos
islas donde encallar.
Hay un iceberg en la
punta de mi lengua que no me deja cantar como es debido.
Los marineros no
naufragan por mí. La atracción es diferente. Me amarran al mástil
y cantan
desafinados
que no te escapes,
sirena, cantan
que no te escapes.
.