Mostrando entradas con la etiqueta cosas que escribí hace un mes y recupero ahora. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cosas que escribí hace un mes y recupero ahora. Mostrar todas las entradas

viernes, 25 de julio de 2014

OBITUARIO. ADRIANA BAÑARES CAMACHO (1988-2014)




Hola, soy Adriana y estoy muerta. Era algo que me temía, la verdad. Por eso siempre traté de hacer cosas, para mantenerme con. Así, con veintiséis años, ya tenía varios libros publicados. Todos mediocres, claro, pero servían como modo de perpetuar. Poesía en prosa o prosa poética, sobre todo. Y una novela a los diecisiete —ahí la pretensión adolescente, qué patética— de la cual avergonzarme toda la vida. Mis amigos no me recordarán porque me dediqué a perderlos. A veces fantaseaba con esto. Con estar muerta, me refiero. Cuando tenía amigos pero dudaba de ellos, pensaba qué podrían decir de mí cuando yo estuviera muerta. Era increíble, fascinante, me decía yo en boca de mis amistades póstumas. Luego pensaba, con falsa modestia, era difícil. Pero ahora, a la hora de la verdad, nadie ha dicho nada. No hay homenajes en las ciudades donde viví. No han cambiado la plaza Zorrilla de Valladolid por la plaza Bañares, ni la del poeta Jean Paul en Bayreuth por Adriana baden. No, qué va. Nada de nada. Quedan unos cinco libros publicados con una proyección ínfima, y algún poemario más flotando en alguna plataforma de Internet.

Un blog estancado, sin comentarios ya, porque muerto el blogger se acabó el feedback, y una fiesta de felicitaciones vacías en mi muro de Facebook. Bromea alguno con la idea de que vaya a morir a los 27, sin saber que también quedé a las puertas de ese club.


Cerrar sesión.  

martes, 31 de marzo de 2009

Puñales

Duele, la vida como un puñal hay veces que duele
y nada tiene que ver con tu boca
que hecha para besar hay veces que muerde
que anuncia cordura y a veces se vuelve loca
Y duele porque la piel no es materia inerte
Duele porque el querer es dolerse a veces.




Ya no es que me lo preguntes tú,

me lo pregunto yo.


Me pregunto hasta qué punto
puedo llegar a odiarme.


No me importa tanto pensar

si te quiero a ti
o escondo en mí tus puñales.


No me importa volar hacia mi límite,
ni llegar a la desidia,

el delirio, mi desdicha.



Ya no creo en tu incondicional
repleto de condiciones.


Sólo creo en tus prejuicios
que acomplejan lo que antes para ti

eran mis virtudes.


Me rechinan los dientes si pienso
por un solo momento
en comerte a besos. No quiero.


No me llaman tus labios, ni tu cuerpo.


Me preguntas por qué
ya no digo “te quiero”.

Si supieras que me reprimo


para no decirlo

después de cada orgasmo

que ya no vivo contigo...


Y no es un sustituto,
ni un amante,

ni soy yo.

Como tampoco volverás a serlo tú.




Ahora me pregunto
si en verdad algún día lo dije,

si realmente lo sentía


o era pura necesidad.






- La foto esta´ sacada del filme La Chica del Puente.


- Este poema ha sido publicado en el número 0 de Hebe Magazine.

jueves, 26 de marzo de 2009

poco a poco



En el baño pone “toros=tortura”. Me hace gracia porque dentro del continente hay papel higiénico y sé que estoy a salvo porque soy la única mujer del bar. Y me rio un poco, porque suena Facto Delafé. Y las flores azules, por supuesto… Tarareo descompasada una canción de Christina Rosenvinge. Del último disco, porque sé que no le gusta a la mayoría de los popis. Por alguna razón se sienten traicionados. La razón no la sé, por eso digo que es extraña. No, no lo he dicho, lo digo ahora. La cuestión es que me estoy riendo sola mientras meo aquí dentro. Fuera de aquí esta´ lloviendo, y tampoco está tan fuera, porque estoy dentro de un patio. Lo sé, es extraño, pero eso no lo he dicho yo, lo piensas tú, y sinceramente, aunque me estés leyendo, me importa una mierda lo que pienses. Lo sé, a ti te importa una mierda lo que escriba, ¿no? Pero aquí estás, haciéndolo. Haciéndotelo. Lo sé. No me preguntes por qué. Tengo un sexto sentido para estas cosas.


Sólo quiero tener una conversación al salir de aquí. Poder decir más de dos palabras seguidas, llevarme un cigarrillo a la boca y sonreír con los ojos cerrados. Quiero comerte a besos, pero todavía no. No, todavía no. Seamos cautos. Seamos castos. Seamos pastos, pasto de la locura, comernos como animales, rumiarnos, lentamente. Quiero disfrutarte. Poco a poco,


poco a poco,


poco a poco.


No tocar: red de alta tensión.

La foto la he cogido de aquí.

Entradas y Comentarios