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martes, 29 de diciembre de 2009

Síndrome

La foto la he pillado de aquí.


Los ojos se me han achicado hasta convertirse en un par de puntos negros. Dentro de las uñas, resquicios de las caricias de los primeros días. Ahora sólo queda un rastro de angustia latente en las entrañas.

Y en mis labios roídos por el frío, a duras pena resiste algo del sabor que te comía la boca, bajo las costras que cuentan los golpes, tu rabia y la evidencia de haberme convertido en esclava, sierva y fiel servidora de tu decrépita polla.

Desenredando con mis dedos la punta de mis nervios, musito como si fuera una nana, palabras que puedan darme la fuerza para salir de aquí, pero cabrón, has entumecido a conciencia el valor que me quedaba.

Cuántas veces me has dicho que me quieres. Cuántas veces te han importado tan poco mis gritos de dolor. Cuántas veces me has dicho que siempre has querido lo mejor para los dos. Cuántas veces has obviado mis sentimientos para tenerme arrodillada pidiéndote clemencia con la dignidad envuelta en lágrimas.

Y en la cama, apenas queda nada salvo sudor y una almohada sobre la cual sólo reposan las más terribles pesadillas. Y, entre las sábanas, los restos de un placer ya extinto. Tus ronquidos de vividor, la fiera exhausta tras una dosis de sexo no consentido.

No puedo salir. No puedo quedarme. No puedo quererte. No puedo, no puedo, no puedo moverme. No puedo esperar que esto cambie. No puedo esperar sin más, pero cariño, me has quitado hasta las ganas de vivir si no es de esta manera. Si no es a tu manera ya no sé. No puedo.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Samaritana

"Salvaje es el que se Salva"
Leonardo Da Vinci



Ella camina unos pasos por detrás de él, y él ni siquiera parece darse cuenta. Como quien se olvida del complemento.
Y yo, ahora, después de tanto tiempo, vuelvo a pillar con los dientes el piercing por dentro.



Mirando ciega la espalda del salvaje, sigue caminando al retortero y siempre atenta, como un salvavidas, pendiente de la próxima caída, que está al caer, y llega, y aunque se sienta capaz no se ve con fuerzas, ni podrá salvarle esta vez, ni las sucesivas, sólo acompañarle a la sombra, sonreír y autoengañarse cuando hable del amor y la felicidad, a los amigos de plastilina que se encuentren esta noche, con la boca llena y los dientes pútridos, en algún rincón de La Laurel.

martes, 5 de mayo de 2009

el que resiste gana



me cuentas las sílabas


Yo rompo todos tus esquemas.


Y si nos quedamos solos te deslizas huidizo, porque en tus deseos más inicuos soy el más dulce de los trances.


Pero no tendrás tiempo de te mer me cuando arranque a bocados


hasta la más banal de tus dudas.


Aspiraré de entre tus labios el calor imantado de tu lengua, y sentiré entoncesmo se pudre mi aliento al tiempo que permanece intacta tu total indiferencia.


Puedo probar la vergüenza en mi boca y convertirla con mi lengua en el más apetecible instrumento de tortura. Enredar entre mis piernas el vaquero de tus tan bien planchados tejanos negros,


y disolverme sin quitarme la ropa, sabiendo que podría matarte sin necesidad siquiera de rozarte con mis yemas.



La foto es de Nicola Ranaldi.

martes, 31 de marzo de 2009

Puñales

Duele, la vida como un puñal hay veces que duele
y nada tiene que ver con tu boca
que hecha para besar hay veces que muerde
que anuncia cordura y a veces se vuelve loca
Y duele porque la piel no es materia inerte
Duele porque el querer es dolerse a veces.




Ya no es que me lo preguntes tú,

me lo pregunto yo.


Me pregunto hasta qué punto
puedo llegar a odiarme.


No me importa tanto pensar

si te quiero a ti
o escondo en mí tus puñales.


No me importa volar hacia mi límite,
ni llegar a la desidia,

el delirio, mi desdicha.



Ya no creo en tu incondicional
repleto de condiciones.


Sólo creo en tus prejuicios
que acomplejan lo que antes para ti

eran mis virtudes.


Me rechinan los dientes si pienso
por un solo momento
en comerte a besos. No quiero.


No me llaman tus labios, ni tu cuerpo.


Me preguntas por qué
ya no digo “te quiero”.

Si supieras que me reprimo


para no decirlo

después de cada orgasmo

que ya no vivo contigo...


Y no es un sustituto,
ni un amante,

ni soy yo.

Como tampoco volverás a serlo tú.




Ahora me pregunto
si en verdad algún día lo dije,

si realmente lo sentía


o era pura necesidad.






- La foto esta´ sacada del filme La Chica del Puente.


- Este poema ha sido publicado en el número 0 de Hebe Magazine.

martes, 10 de marzo de 2009

#541


El asco, se enreda entre las esquinas de mis extremidades, en pegotes con piedras pequeñas, como chinas, como hebras.


Ralentiza mis pasos e irrita la entrepierna hasta convertir mis ingles en papel mojado.


Envejezco, salpico en cada paso por mis pechos el desprecio acumulado, callado, durante años.


Me visto de tristeza para ocultar mi cobardía y la tardanza de mis uñas en regenerarse tras esmalte,


llorando medias lunas.



La foto la pillé de aquí.

miércoles, 25 de febrero de 2009

524

Se van deshaciendo las yem­as de mis dedos, se derriten mis uñas, y ardo, como si fuera de cera.
Se enreda entre mis huesos el vello de tu piel, y dentro de mi estómago aún resuenan tus besos, como arcadas.
Todo lo que soy se expande durante un segundo para comprimirse después hasta ser sólo un mísero punto en suspenso dentro del infinito de tus contradicciones y todo ese control que pretendes ejercer sobre mí.
Todas tus palabras, como timbres, como alarmas, como alertas, convirtiendo en barro el suelo que piso para atraparme entre sus fauces como arenas movedizas, no van a servir de nada.
Porque sólo soy cera
y he comenzado a arder.

jueves, 15 de enero de 2009

La primera piedra



El cielo se desprende sobre nosotros en forma de fibra de vidrio. Millones y millones de partículas heladas que se posan en mi rostro, resintiendo la mirada (helándola por dentro), extirpando lágrimas que se hacen hielo antes de llegar a la comisura de los labios.

El cielo, hoy, se desprende sobre nosotros.

El cielo se rebela contra nuestras almas descarriadas, cansado de lanzarnos indirectas, cansado de nuestra ignorancia y esta prepotencia que nos impide ver lo absurda que es nuestra existencia.

El cielo, hoy, se desprende sobre nosotros.

El cielo nos persigue como dardos blancos, simulando una paz que nunca nos ha dado y nunca nos dará. Porque fuimos creados para ser incapaces de apreciar lo que nos sienta bien.

El cielo, hoy…

Se adentra en mis ojos, sólo veo frío; se clava entre mis uñas, todo tacto es amargo; se posa en mis zapatos, pesado, hasta hundirme en el suelo, hasta la cintura, esperando a que alguien lance

la primera piedra.



*Fotografía: Naturaleza Muerta, de David Díaz Vallejo.
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