Mostrando entradas con la etiqueta poemas de gente que sí sabe. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta poemas de gente que sí sabe. Mostrar todas las entradas

domingo, 25 de marzo de 2012

Un poema de Mercedes Parada Deu


Cojo tus brazos y me hago
un lazo con ellos.
Me abrazo.
Hay cosas que llegan a no existir nunca,
son un cristal lleno de agua.
Mi amor está en una caja,
el viento la destapa.
Escribo en el comedor,
entre la comida, entre palabras
y copas de vino.
Mercedes Parada Deu, Hay en el aire un cúmulo de cosas,
Valladolid, Fundación Jorge Guillén, 2004, pág, 43.







sábado, 10 de marzo de 2012

La Pregunta. Ana Pérez Cañamares









Cuando era pequeña
en la hora del recreo
iba hacia el arenero
y me ponía a escarbar
mis manos dos zarpas
cavando el hoyo
para llegar hasta el diablo


el pelo pegado a la frente
por el sudor
escarbaba y escarbaba
durante media hora
cada día
de vez en cuando se acercaba alguien
me echaba una mano
y luego se iba
todos se acababan cansando
menos yo


no sé lo que esperaba
tenía miedo


pero el miedo me hacía escarbar
más y más deprisa
adelantando el momento del encuentro
el momento en el que el diablo
agarrara mi muñeca
y me dijera a la cara
de una vez por todas
si existía el infierno y
si iba o no iba a llevarme






De La Alambrada de tu Boca. Baile del Sol, 2012

lunes, 2 de enero de 2012

Esa palabra muda. Terminar el año con Epidermia.










SRG: Si la mayoría me llegara a amar, sentiría desprecio ante mi propia incapacidad de amar.

SRG: Si me odian, al menos, no siento esa culpa. Al contrario, el fallo está en mí. Nadie me ama. Yo soy el fallo. La culpa se disipa porque ser quien se es es inevitable.

SRG: ¿La culpa te hace ser infiel?

SRG: La culpa me hace justa.

SRG: ¿Las palabras pesan dentro?

SRG: Vergüenza del placer y vergüenza del dolor. ¿Por qué indagas, por qué te psicoanalizas?


SRG: Más allá de mí intuyo la vida. Un razonamiento simple sobre una psique compleja me da esperanzas suficientes para conseguir comprender lo que habita más allá de las fronteras de Nod, que es jurisdicción de mi piel y de tierras yermas que abren sus fauces. La contradicción se aleja de mí, amanece eternamente. 


Fragmento de Entrevista: La joven cainita. "Siento culpa por el amor que no hay".
Incluído en Epidermia (El Gaviero Ediciones, 2011)
Sara R. Gallardo




Hace cosa de un mes, o un poco más, salió Epidermia, el libro de Sara R. Gallardo. Amiga y compañera de COLMO. Esperaba (yo) Epidermia desde antes de que se titulara así. Desde antes incluso de que tuviera título. Lo esperaba al menos desde 2010. Desde  marzo de 2010, cuando se celebró en Versátil.es el speed dating con editores. Citas rápidas con editores a quienes mostrar-exponer-vender nuestras obras. 
Pocos fueron los valientes que se atrevieron a desnudarse. Yo no siquiera me levanté del sillón ya preparada.
El Gaviero. Difácil. Eclipsados. Etcétera.
Sara fue una de esas valientes. Acudió con una muestra de sus retales y, poco después, El Gaviero le dio el sí a este híbrido que, hacia el ocaso del 2011, ha visto la luz


Lo leí hace pocos días. Para no darle el gusto al 2011 de encontrarme en bragas cuando se marchara (el año). Lo hice dentro de un Interurbano  Logroño-Nájera (donde me esperaba primo para cocinar fidechichas) a mediodía, escuchando el Lioness de Amy Winehouse. 


Homenaje a Amy Winehouse cerca de su vivienda de Candem,
en Londres, donde apareció su cuerpo. | Carl Court / AFP




Nunca un disco me había parecido tan póstumo. Quiero decir. Nunca antes una música me había dado la impresión de ser interpretada por alguien ya muerto. Es decir. He escuchado a cantantes muertos. John Lennon. Janis Joplin. Tantos. Y nunca, nunca, me había dado por pensar, mientras los escuchaba, que estaban muertos. Que estaba escuchando la voz de alguien que ya no existe. El disco de Amy me dolió como el final de una historia inacabada. 




Eres una muerte ridícula.
por ser inacabada la muerte no sirve de adorno la muerte se marchita
a las pocas horas.
-
Cuando sabía que sólo te tenía a ti,
tú buscabas ya otra belleza menos fúnebre,
una muerte real

Fragmentos de Epidermiología: Historia breve de cómo se marchitan los cuatro pétalos de las amapolas. La historia de cómo te perdí. Inglaterra-Alemania. Ladscape on canvas, el extenso y visceral poema que cierra Epidermia


Y es que Epidermia no es -sólo- piel. Es carne cruda.

Sus textos remueven porque hablan en crudo. Sobre todo su tercera parte: Cartas mitológicas. El relato o la autobiografía, la carta, la voz que grita a un destinatario que ya se encuentra demasiado lejos para poder si quiera oírla. 
Sin piel ya, tan desnuda, de un dolor y un desconsuelo y un desamor de (quien lo probó lo sabe) quien ama hasta el desgarro. 



Una mujer vestida de novia intenta saltar por la ventana de un edificio
en Changchun, China, tras dejarle su novio. | China Daily / Reuters




Señoras, señores. Paso de formalismos. Lean a Sara R. Gallardo. Descubrid la temperatura de sus manos su, yo poético, el ruido que traspasa unas paredes de cartón, el sentido de la poesía entre rastrojos, el verso herido y la marca en la piel, la marca, la herida abierta que deja entrever el nombre
de este libro que es cuaderno
y es Troquel. 















#17


Poesía,
esa palabra muda
que sangra.


de Cuaderno de rastrojos, la primera parte de Epidermia.
Sara R. Gallardo. 




























Las dos fotos que he utilizado para ilustrar esta entrada pertenecen al álbum "Las mejores fotos del año", publicado en ElMundo.es. Puedes verlo completo siguiendo este enlace.








jueves, 29 de diciembre de 2011

El Asesinato. Una experiencia a partir de un poema de Lucía Fraga

Interpretado por Olaia Pazos.
Arte: Mappy Hernández.
By Patty de Frutos.




Y aquí, el poema:



Yo aprendí a hablar con una piedra en la boca,
cuando el mundo era un eterno desfile por brazos desconocidos
y las almas se deshacían dentro de puños violentos.
Me acostumbré al silencio y a la hipnosis de los relojes.
A la caricia del verdugo antes de dormir.

Del hacha comprendí
que las heridas más dolorosas no se abren en la carne.
Y aunque mi grito se fue haciendo anónimo,
cuanto más crecía,
más eran las manos que cercaban mi cuello.

Comencé a caminar de noche,
convencida de que la sombra era un escondite para ciegos.
Di mis primeros pasos a oscuras
y mis primeras palabras fueron para el reflejo de una ventana.
Pero un día me escapé y corrí hacia el sol.

Dicen que hay niños que traen un pan debajo del brazo.

A mí me robaron el pan:
y en su lugar
puse un cuchillo.


Más de Lucía Fraga en Nostalgia del acero
Más de Olaia Pazos en Blis Blas Blues
Más de Patty de Frutos en Six Black Tears


miércoles, 27 de julio de 2011

Mi lengua no alcanza la distancia. Sueños e Intertextualidad.

Hoy he recibido el último número de la revista ECLIPSE, una revista literaria que edita la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza. Esta vez, la revista se centra en los sueños e incluye un homenaje a la poeta Almudena Vidorreta Torres, codirectora de la revista desde su fundación hasta este año:

El 29 de marzo de 2006, Almudena ronda los 20 años, y se produce un eclipse solar total. Ese mismo año, codirige la revista literaria universitaria Eclipse.
Un año después, eclipsada, publica en Eclipsados su primer poemario: Tintación.
Y nos enseña que No se puede, no se debe poner fecha a los poemas.

(...)

En 2011 ya no codirige la revista Eclipse.
Curiosamente no se prevén eclipses totales para este año.
Fragmento de mi presentación a la lectura de Almudena Vidorreta Torres en la última edición de Versátil.es.

La revista, que cuenta con la participación de autores como Ignacio Escuín Borao, Elena Medel o Ángel Guinda entre muchos otros, puede adquirirse en las librerías zaragozanas: Antígona, La Pantera Rossa, El pequeño teatro de los libros y Cálamo, o contactando directamente con los editores a través de revistaeclipse@hotmail.com.





La intertextualidad es la relación que un texto (oral o escrito) mantiene con otros textos (orales o escritos), ya sean contemporáneos o históricos; el conjunto de textos con los que se vincula explícita o implícitamente un texto constituye un tipo especial de contexto, que influye tanto en la producción como en la comprensión del discurso.



Sueño. Almudena Vidorreta Torres.

Te eché tanto de menos
Que me ardieron los labios
Y los ojos,
Hasta cada uno de los poros de mi vida
Por donde dejaste huella
Sin quererlo.
Caminé entre los cadáveres de los tuyos
Y no vi siquiera sus caras,
Ni sentí su olor,
Porque solo te buscaba a ti
Entre la gente,
Solo tu cara destrozada


Por el dolor y la incredulidad
Esperando mi abrazo complaciente
Como sucedáneo de cualquier otra cosa.
Volvían a morir en sueños
Como la última vez que te vi
Y yo solamente te tocaba en sueños
Como tantas otras noches.
Siempre enferma toda,
Tan soñándote.

VIDORRETA, Almudena, en Lengua de mapa, Zaragoza, PUZ, 2010, p. 37.


--


Mi lengua no alcanza la distancia.
Adriana Bañares Camacho.

La vigilia patenta la distancia si no recuerdo.
Si te pienso como un inicuo personaje de mi vida
dejo de tener miedo. Pero quién me salva de la noche
de los sueños que recogen y reviven los mejores momentos.
-Me arden los labios y los ojos-

Mi cuerpo despierta muerto.

Krudel
Mi cuerpo despierta muerto. Suben hormigas por mis piernas
y caigo
y me rompo.
Este frío que me adormece me arrastra a ti.
Trato tanto de encontrarte aunque ya no seas tú
ni yo quien sueñe
con mi lengua cansada suplico en voz baja
pero no alcanzo la distancia.

Mi lengua no alcanza la distancia.
Mis palabras no llegan. Resbalan por la noche por
las comisuras y las pestañas y me arden los labios
y los ojos.
Mi lengua no alcanza la distancia.
Abril trae el recuerdo de una ausencia
Trae tanto tu rostro
como tu dolor y el incontinente llanto de la primera noche
en tu terreno.
Cuando nuestra desnudez parecía anticipar un para siempre
que hoy cumple dos años muerto.

miércoles, 1 de junio de 2011

Estado de ocupación. Ana Rossetti.

 Extraído de Llenar tu nombre (Bartleby Editores, 2008)


Monólogos pertinaces conducen la atención, inducen al
sentir, producen, segregan incontinentemente, realidad.
La narran. La explican. Pactan con ella.
A quién pertenece ese parloteo,
quién establece la dirección del discurso y su ensamblaje:
quién disuade o convence,
quién protege, quién objeta,
quién impide ver, quién amordaza,
quién filtra, elimina, resuelve,
quién
acopla lo percibido en el molde de lo experimentado,
lo conecta a fórmulas y reglas y lo somete a lo que entiende por razón.
Lo emergente y lo subterraneo, quién lo impone.
Lo aniquilado y lo preservado, de quién depende.
Quién se ha introducido en secreto para dirigir la conciencia.
Quién le ha dado autordad.
Cómo interceptar su omnipresente dominio.
Cómo callarlo para que no intervenga,
para oír sin órdenes, sin lecciones, sin juicios y sin presunciones
los innumerables movimientos del tiempo y de las cosas.
Alguien no cesa de susurrar, seductoramente, en el interior.
Alguien escucha el susurrar incesante
y se deja seducir. 

lunes, 4 de abril de 2011

Hablando del tiempo. José Zúñiga.


hablando del tiempo

Eso del tiempo que tanto te preocupa es cosa de filósofos
y hasta de matemáticos.
Complejos algoritmos, raíces, isobaras.
La fuerza viva, equivalente a la mitad
de la masa multiplicada por la velocidad
al cuadrado. Ya lo decía Einstein: E = MC².
Pero era más bonito:









Así que, por favor, no hablemos más del tiempo.
Hoy sale el sol, mañana tal vez llueva,
es nuestro tiempo de cielos despejados, algo sin duda más interesante
que despejar incógnitas.


Sí.


Yo iba a los mandos de nuestro jet privado
y hemos tenido una conversación muy seria:
“Hace fresquito”, me dijiste tú.
Yo, acalorado, enfilé hacia el bosque
y te dije: “ Allá voy, el tiempo vuela”.


No.
Volamos los dos. Ahora mismo volamos,
ángeles grandes con alas de cadenas,
mientras abajo se forma ese revuelo tan manido en torno al amasijo de acero y cajas negras de nuestro último vuelo terrenal.
Así que, por favor, no hablemos más del tiempo,
el nuestro ya es eterno.

José Zúñiga. 1949-2011.

jueves, 23 de diciembre de 2010

La Angustia. Paul Verlaine.

Ah Naturaleza, nada tuyo me conmueve, ni las tierras
Nutridoras, ni el eco bermejo de pastorales
Sicilianas, y tampoco las galas de la aurora
O la triste solemnidad de los atardeceres.


Me río del Arte y del Hombre, me río de los cantos,
De versos, de templos griegos y de torres
Que en espirales las catedrales hacia el cielo vacío elevan;
A malos y a buenos miro con idéntica mirada.


No creo en Dios; abjuro y reniego de las ideas,
Y en cuanto al Amor, ironía vieja,
Borrarlo de la memoria quisiera.


Mi alma, cansada de vivir y con miedo de morirse,
Ya apareja, con rumbo a naufragios horrendos,
Igual que un velero desmantelado, juguete de las olas.

martes, 14 de diciembre de 2010

Sukút. Isabel Bono

NGUILLA huele a resina
y no hay luz en toda la wilaya
me aprieta a su cuerpo para que no me pierda

todo sucede sobre la arena
mi desconcierto
su casa de adobe
su olor
todo su cuerpo contra el mío

+

LALA  grande se abriga entre mis brazos
siempre con tos, siempre con frío
me besa la mano, dice qué guapa

lala grande nunca ha salido del desierto,
no sabe qué es el mar
un grifo, una calle asfaltada

lala grande no sabe qué se siente
al comer sin masticar arena
al beber agua que no sepa a sal

+

LIHA se atreve con todo,
se pinta los labios con mi cacao
traga un paracetamol sin agua
pide que le haga fotos con el pelo al descubierto

siempre se pone guantes de lana
antes de darme la mano

había olvidado el dolor
había olvidado que el agua corriente existe
que los armarios con ropa limpia existen

algunas noches me tumbo
sobre la arena de mis sábanas limpias
y repito nombres, nguilla liha lala
como si eso sirviera de algo

y me pregunto si alguien se acordará de mí
en el desierto


Extraído de la antología Voces del Extremo. Poesía en el desierto. 
Ateneo Riojano 2010.

Puedes seguir a Isabel Bono 

miércoles, 3 de noviembre de 2010

un poema de Jorge Pascual

publicado en el número 12 de la revista azul eléctrico


para que no podamos olvidar nuestros pasos...
para que permanezcan...
como tequieros entre los bosques de la adolescencia






Los paisajes de una habitación.
Ahora entro en la habitación donde hice pájaros pasados...
Ahora hay cuatro ventanas grandes, una mecedora de mimbre, dos mesitas, una lampara que no funciona...


Sobre el suelo todos los regalos.
Las toallas
limpias sobre el suelo nuevo.


Todas las cortinas abiertas y los dos girasoles rotos sobre la cama,
... ... las plantas de los pies en agua...
El meceo de la mecedoras partido.


Destapados; los codos, los hombros, los gritos de la piel, un mordiscos en el costado, de frío...
Destapado ... todo de frío...


Cae una lluvia de hojarasca...
campanas sobre abismos luminosos...
Marcas de rompeolas por todo el cuerpo...
todo ... sobre ventanas grandes,
una mecedora de mimbre,
dos mesitas,
una lámpara que no funciona...
girasoles ardiendo...




Jorge Pascual

martes, 22 de septiembre de 2009

Susan Atkins, un poema de La Tóxica



Duerme, duerme, Susanita
........ duerme
atiborrada de drogas,
duerme, duerme
en esa sala enorme, y vacía, del hospital de la prisión.
Cientos de metros cuadrados desolados
para ti sola
y ese olor a medicamentos
y a zapatos de hule que se acercan
a determinadas horas del día.


Duerme, duerme, Susana,
cierra tus ojos y contempla los filos de tu cuchillo
desde tu interior
porque quizá esas áreas de espacio no están tan vacías,
.......... quizá los ojos de Sharon te observan
cada segundo
en cada minuto, de cada hora, de cada uno de tus días,
........ y sueltan lágrimas de pena por la que fue su asesina.
Duerme Susana, aletarga tu cerebro repleto de cáncer
deja descansar tus pupilas
y muere finalmente como no murió tu víctima,
........... obesa, ulcerada, cancerosa enloquecida,
espantando a esas moscas de California que acuden golosas
al reclamo de tu olor, a posar sus patas peludas
sobre el río amarillo de tu sudor, ya cuajado sobre tu carne grotesca
de perra chutada con cien dosis de vacuna antirrábica.
Duerme, Susan, duerme,
que ya falta muy poco para que termine el dolor.


Ya has pagado tu culpa,
tu rabia y tu ira
y en cuestión de unos meses volverás a la fama
babeando tu rabia desde alguna pantalla,
de la mano de Lynch, de la Theron, o quizá del mismísimo Tarantino.
Duerme, Susan, duerme, y vete ya,
acaba con tu mal olor
y viste tus mejores galas fantasmales para encontrate con tu otro dios.


lunes, 10 de agosto de 2009

Salpicadero y Puntas. Safrika


Para nosotros agosto era
como un trapo mojado -esto lo recuerdo
mientras lloro y conduzco mi vehículo
a motor
ya sabes -por esa
circunvalación nueva y
horrible.
Para nosotros agosto era, en fin
lo que cuenta es que nos
reíamos y nos encantaban las calles
vacías, con un silencio a medias
que
de algún modo siempre
parecía girar
la esquina.
Y el calor sofocante sobre el asfalto y
nosotros amándonos, por entonces sobre
una cama enorme y con un cuadro de
mando desde el que manejar el mundo
el nuestro
al menos.
(y era suficiente)
Yo le amaba con pesadez y agonía
pero pese a ello me gustaba recostarme
en la cama, mirarle
mientras dormía
hacer cábalas de cómo sería
la vida
sin él.

jueves, 16 de julio de 2009

Un poema de Nira Etchenique

Sin embargo recuerdo.
Un cuarto piso.
Gorriones que venían con espejos,
Un suave olor a nardo,
Un suave olor a sexo,
Un suave olor a noche,
Un suave, suave, suave,
Un suave olor a humano.

Entonces las ventanas se abrían como madres
Y el cigarrillo ardía
Y ardía la campana, la lámpara, el abismo
Del muslo que gemía, del labio que quemaba,
Del áspero silencio sangrando boca arriba.

A veces te tocaba como si hubieras muerto.
Se me ocurrían cosas de loca, parecía
Que el mundo era de yema,
De azúcar, de canela,
Que había alcohol caliente tocando las paredes
Y pájaros de trigo colgando de mis senos.
Se me courrían cosas de loca, me reía
O acaso no reía,
O acaso me callaba
O sólo, solamente
O solamente acaso
Lloraba con el gusto de tu pelo en mi boca.

A veces te miraba como si hubieras muerto,
Dormido, estremecido, sin protección ni odio,
Prófugo de mi arena, solo en isla de miedo,
Negro de negra ausencia
Marinero sin espumas.
O quizá me soñabas y me estabas soñando
Pero yo te miraba como si hubieras muerto.
Entonces en el barco feroz de mi garganta
Navegaba cigarras, hormigas, grillos ciegos,
Un circo de cristales
Un mercado de lobos un pozo de calandrias
Y un cántaro de rosas.
La tarde se ponía color de cien naranjas.

Volvías a tu isla.
Naufragabas en mí.


martes, 26 de mayo de 2009

En Crisis

Esta noche, cita obligada en La Curva (José María Lacort, 30-32, Valladolid), porque se presenta la plaquette #1 de La Chica de la Curva que, esta vez, recoge parte de la obra de los colmillos Cristina Vela Delfa y Christian Supiot, bajo el título En Crisis.

Triángulo escaleno.

Cristina Vela Delfa.

A ti también te echaré de menos,

cómplice, rival o compañera.

Los seres se derraman en el aire o en el agua

y a nosotras

el frío que nos hiela.

Hay algo en el dolor que nos hermana,

apenas una brecha en el regazo,

- La parte fatal, el desenlace –

atadas las dos del mismo lazo.

A ti, aprendí de lejos a mirarte,

sentada en las rendijas

de tus dedos.

Ahora compartimos la casa del desastre,

la mano rota,

la busca del consuelo

-Intuyo tus dolores,

conozco tus desvelos-.

Si tropiezas conmigo

en este río de preguntas,

a mí, sin miedo, ven

a confesarte.

La eterna letanía, le cantaremos juntas:

- Pero tú,

¿tú

me has querido mucho? –

Y como dos viejos rencores

a punto de olvidarse

me mirarás

te miraré

preguntarás

responderé

y tú sabrás

y yo sabré

y nadie más,

tampoco él.

sábado, 16 de mayo de 2009

YO NO QUIERO. Eva Vaz


Yo no quiero que sufras
lo que yo sufro.
Yo quiero que sufras
más.
Yo te quiero más roto
que yo.
Más desguazado
que yo.
Yo quiero que el dolor
te destroce el esternón.
Que tengas que luchar
a todas horas
por sobrevivir sin ganas.
Que no soportes
ser el hombre más miserable
del mundo
por quererme a tu lado.

Yo ya lo sufro.

No quiero que me odies.
Odiando se hace más fácil
la ausencia.

Yo quiero que sufras
lo que yo sufro.
Yo quiero que te asfixies con tu llanto,
que no encuentres paz
en ningún sitio.
Que no soportes el peso
de tu cuerpo
sin mis dedos.
Yo quiero que el miedo
no te deje dormir,
como un dolor insomne.

Yo ya lo sufro.

Yo quiero que sufras
lo que yo sufro.
Yo quiero que vengas,
rogando en silencio,
muerto de miedo, inseguro,
que vuelva contigo.
Que sin mí, tus días
son estertores.
Como mi pésame diario.

Dime que sufres lo que yo sufro.

Y dímelo llorando.




Eva Vaz

Poema incluido en el libro 23 Pandoras

Entradas y Comentarios