viernes, 5 de enero de 2007

Animales

Adriana Bañares Camacho

ANTROPOLOGÍA



¿Tienen conciencia los animales?
Marc Bekoff



¿Tienen conciencia los animales?
Hombre-Animal
¿Sólo nos separa la “conciencia”?

En primer lugar, para responder a esta pregunta, en su artículo, Marc Bakoff comienza dividiéndola en dos: la conciencia perceptiva y la autoconciencia. Entendiendo la primera como capacidad de darse del espacio que nos rodea, y la segunda como la capacidad de ser consciente del lugar que en el ocupamos: Quién soy.
Un animal doméstico, tal como el perro o el gato, sabe dónde vive y regresa a casa si se pierde, pero no es posible averiguar si el animalillo en cuestión es consciente de qué lugar ocupa en ese hábitat. Sabe que ahí tiene comida y cama aseguradas, y que tiene diversos "premios" de acuerdo a su comportamiento pero es muy poco probable que sepa que es querido, o que sienta cariño hacia sus dueños.
Después de todo, cada cual es lo que es de acuerdo a lo que ha ido aprendiendo a lo largo de su vida. Y en esto somos comunes todos los animales, todos somos "buenos salvajes" que nos forjamos, desviándonos por caminos y atajos (la línea de la vida). Somos "educados" desde el mismo momento en que nacemos para sobrevivir.
Instinto. Los animales se mueven por el instinto. Seres movidos por el interés:
- Si vuelvo a casa, tendré comida.
- Si no vuelvo a casa, no tendré comida.
Obviamente, esto sería en el caso de que el animal en cuestión fuera doméstico, ya que un animal que desde cría ha vivido en una casa, protegido por humanos, en la calle se siente perdido. Actúa de acuerdo al esquema casa-comida.
¿Entonces, por qué el gato se acerca a ti si te ve compungido? Porque si nota tu desgana, teme que a media tarde te olvides de ponerle el pienso en el plato. Así, si haces sonar una campanilla en el momento en que al gato (o a al perro) estás alimentando, llegará un momento en que al oír una campanilla el animal comenzará a salivar.

Sin embargo no podemos caer en la equivocación de confundir pensamiento e inteligencia. Debemos tener claro que la inteligencia es la facultad que permite desvelar la estructura de la realidad a partir de los datos proporcionados por los sentidos y, con ello, dar una respuesta a la realidad. La inteligencia tiene la capacidad de establecer relaciones entre lo que está presente a la percepción y lo que estuvo presente pero ya no está. Esto es porque lo que estuvo presente ha sido resumido y sustituido por un símbolo. La inteligencia humana es capacidad de simbolizar y comprender la realidad a través de su manipulación simbólica: La inteligencia humana es lingüística. Desde aquí llegamos entonces a la tesis Sapir-Whorf, la cual afirma que el conocimiento es fruto del lenguaje y que por eso el hombre es un ser inteligente: porque tiene la capacidad de pensar mediante un sistema de signos.
Tanto Freud como Saussure coinciden en enfatizar el hombre como un ser construido por las palabras, no como herrero del lenguaje sino como una obra surgida de éste y, parafraseando a Heidegger, actuando dentro del lenguaje por ser la morada de Ser. El lenguaje, a contrario de lo que diría Wittgenstein (1889-1951), no sería un mero instrumento sino la tela misma de la que está hecha la materia humana, incluida la de sus sueños.

Ahora ya podemos entonces descartar que los animales sean inteligencia, pues no hay en este mundo, salvo el ser humano, otro ser dotado de lenguaje simbólico.
Los animales piensan. Los animales sienten.


Animales sintientes
¿Los animales se ponen en el lugar del otro?
Compasión: ¿Algo propio del ser humano?

Hablamos de la empatía como una virtud. Una virtud que parecen tener muy pocos… Sin embargo, quien ha tenido un animal en casa, seguramente habrá podido comprobar cómo su ánimo decae cuando el amo está irascible, etcétera. Pero vuelvo al principio: ¿lo hace porque siente o sólo porque su apetito se ve amenazado?
Marc Bekoff pone como ejemplo el caso del chimpancé Flint, una joven cría que, al morir su madre, decidió alejarse del grupo y dejar de comer hasta morir. Y el comportamiento de las leonas marinas, que se lamentan de la pérdida de sus crías. ¿A los animales les unen lazos familiares? ¿Son capaces de morir por “amor”? ¿Son capaces de decidir?
¿Acaso no es el hombre aquel con una capacidad única que le separa del mundo animal: la capacidad de pensar, de decidir y, en definitiva, la voluntad?
Porque si del instinto principalmente su objetivo es la supervivencia… ¿Cómo es posible que existan casos de animales suicidas? Flint dejó de comer: eso ya es una decisión.

Emociones versus Inteligencia

Bien, ya sabemos que los animales pueden sentir (y sienten más allá de lo que físico) y sus emociones y estados de ánimo son delatados por sus diversos comportamientos. Por lo tanto piensan. El sentimiento como algo mental, algo no guiado por el instinto.
¿Son, pues auto conscientes?
Como esos elefantes que al haber visto morir a sus madres, son incapaces de dormir tranquilos. Se despiertan entre gritos… ¿Sueñan?
Anteriormente he hablado del lenguaje, algo que nos permite a los humanos ser seres inteligentes. El lenguaje como la tela misma de la que está hecha la materia humana, incluida la de sus sueños. Si los elefantes sueñan, si los elefantes sufren, si les traumatiza la imagen mortal de sus madres; si los elefantes sueñan… Si los sueños están constituidos, como la mente humana, a base de símbolos, ¿significa pues, que aunque no sean capaces de “hablar” comparten nuestra estructura? ¿El hecho de soñar les hace ser inteligentes?

Cuando dos no hablan el mismo idioma, la comunicación es prácticamente imposible. Si alguien no habla, es difícil conococerle. Así que, tristemente, comprender a los animales será una ardua tarea… El estudio de las emociones de los animales se ralentiza, mientras la ciencia “progresa” con sus experimentos, apartándolos hacia el campo de la biología. Pero, como dice Bakoff, hay que tener unas miras muy estrechas para pensar que los humanos son los únicos animales que han evolucionado lo suficiente como para desarrollar emociones profundas… Sobre todo teniendo cuenta que el gato ronronea antes de exhalar el último suspiro de vida, sabiendo que él, un animal, es capaz de sentir el placer de la muerte.

1 comentario:

  1. Me ha gustado bastante. Aunque es interesante ver como, en muy poco tiempo, por ejemplo con el descubrimiento de las neuronas espejos en el neuronas espejos y su presencias en según qué seres vivos, o con las comparativas entre el cerebro humano y sus incipientes avances en inteligencia artificial, la situación ha ido "mejorando". Al menos, a la hora de crear mejores escalas de valoración a la hora de aplicar criterios como emoción, inteligencia y consciencia.
    Aunque al final, puede que el mejor símbolo de consciencia sea la rebelión contra el destino. Esa que lleva a los animales a dejarse morir, a los seres humanos a retar a sus dioses, al cerebro a considerarse a sí mismo como un ser superior a los genes para cuya mejor supervivencia fue creado. Y quién sabe si, como en las películas y novelas de ciencia-ficción, un día un androide se revelará a su vez contra sus creadores humanos, en un sano signo de consciencia.

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