Hola gentecilla!!!
He recuperado de mi estantería un libro que leí hace un par de años: “Ni Putas Ni Sumisas” de Gemma Lienas. El caso es que he estado echándole una ojeadilla y me he topado con un capítulo que aparenta pecas de histeria feminista. (Uy, pero qué he dicho)
Bueno, yo lo pongo, y vosotros ya sacaréis vuestras propias conclusiones:
MUJER PRECAVIDA...
La Conferencia Episcopal ha puesto en marcha una campaña para defender el matrimonio entre una mujer y un hombre, excluyendo cualquier otra alternativa. Para ponerlo claro: los obispos – como puede comprobarse, con una excelente voluntad negociadora – han impreso unos nuevos folletos propagandísticos – pagados con nuestro dinero – para explicar que los matrimonios de lesbianas o gays son contranatura. Dicen que la unión de un hombre y una mujer es la “realidad natural, racional y humana”, que “garantiza la supervivencia biológica, espiritual y moral de la humanidad”.
A mí, en cambio, cada vez me parece menos racional y humana esta unión y, sobre todo, considero que no garantiza en absoluto la supervivencia de las mujeres. Es más, cada semana que pasa y al ritmo de tantas mujeres muertas a manos de sus parejas, se me hace más evidente la peligrosidad del vínculo. Por ejemplo, ojeamos el periódico de hoy y encontramos las noticias siguientes. Un vecino de Sabadell mata a su mujer a cuchilladas después de una disputa familiar. En Requena han encontrado bajo un puente de la autopista el cadáver de una mujer, cuyo marido ya ha sido detenido aunque alega que sufrieron un accidente; no aclara, sin embargo, por qué razón él no fue a dar con sus huesos al fondo del barranco o por qué no avisó de que su mujer sí había caído. Y en Pontevedra se busca al novio de una mujer hallada enterrada en una colina, envuelta en una sábana.
Monseñores, les sugiero la próxima campaña, que podría llevar este título: “Como el tabaco, o incluso más, tener marido puede matar.” Propongo que, a continuación, ofrezcan una serie de consejos a las mujeres para que eviten caer en la trampa de una relación destructiva. Por ejemplo:
Mujer,
Si estás pasando por una época de moral baja o con disposición hacia el cambio y te tropiezas con un hombre muy especial, que hasta conocerte no ha tenido suerte en el amor, desconfía.
Si, a pesar de ser muy encantador, en las primeras citas dice o hace algo que te pone los pelos de punta, haz caso de tu intuición: desconfía.
Si tienes la impresión de que no “siente” lo mismo que tú, desconfía.
Si es posesivo y necesita tenerte controlada, pero él se aferra a su independencia, desconfía.
Y si, finalmente, llegas al punto de comprender que junto a él nunca vas a ser feliz, significa que has llegado demasiado lejos. Escapa.
La campaña de la desconfianza, la llamarían muchas personas. Es cierto, las mujeres, con tantas precauciones, con tanta desconfianza, corremos el riesgo de volvernos un poco paranoicas. Aún así, no perdamos de vista que vale más mujer paranoica viva que mujer cuerda dos palmos bajo tierra.
He recuperado de mi estantería un libro que leí hace un par de años: “Ni Putas Ni Sumisas” de Gemma Lienas. El caso es que he estado echándole una ojeadilla y me he topado con un capítulo que aparenta pecas de histeria feminista. (Uy, pero qué he dicho)
Bueno, yo lo pongo, y vosotros ya sacaréis vuestras propias conclusiones:
MUJER PRECAVIDA...
La Conferencia Episcopal ha puesto en marcha una campaña para defender el matrimonio entre una mujer y un hombre, excluyendo cualquier otra alternativa. Para ponerlo claro: los obispos – como puede comprobarse, con una excelente voluntad negociadora – han impreso unos nuevos folletos propagandísticos – pagados con nuestro dinero – para explicar que los matrimonios de lesbianas o gays son contranatura. Dicen que la unión de un hombre y una mujer es la “realidad natural, racional y humana”, que “garantiza la supervivencia biológica, espiritual y moral de la humanidad”.
A mí, en cambio, cada vez me parece menos racional y humana esta unión y, sobre todo, considero que no garantiza en absoluto la supervivencia de las mujeres. Es más, cada semana que pasa y al ritmo de tantas mujeres muertas a manos de sus parejas, se me hace más evidente la peligrosidad del vínculo. Por ejemplo, ojeamos el periódico de hoy y encontramos las noticias siguientes. Un vecino de Sabadell mata a su mujer a cuchilladas después de una disputa familiar. En Requena han encontrado bajo un puente de la autopista el cadáver de una mujer, cuyo marido ya ha sido detenido aunque alega que sufrieron un accidente; no aclara, sin embargo, por qué razón él no fue a dar con sus huesos al fondo del barranco o por qué no avisó de que su mujer sí había caído. Y en Pontevedra se busca al novio de una mujer hallada enterrada en una colina, envuelta en una sábana.
Monseñores, les sugiero la próxima campaña, que podría llevar este título: “Como el tabaco, o incluso más, tener marido puede matar.” Propongo que, a continuación, ofrezcan una serie de consejos a las mujeres para que eviten caer en la trampa de una relación destructiva. Por ejemplo:
Mujer,
Si estás pasando por una época de moral baja o con disposición hacia el cambio y te tropiezas con un hombre muy especial, que hasta conocerte no ha tenido suerte en el amor, desconfía.
Si, a pesar de ser muy encantador, en las primeras citas dice o hace algo que te pone los pelos de punta, haz caso de tu intuición: desconfía.
Si tienes la impresión de que no “siente” lo mismo que tú, desconfía.
Si es posesivo y necesita tenerte controlada, pero él se aferra a su independencia, desconfía.
Y si, finalmente, llegas al punto de comprender que junto a él nunca vas a ser feliz, significa que has llegado demasiado lejos. Escapa.
La campaña de la desconfianza, la llamarían muchas personas. Es cierto, las mujeres, con tantas precauciones, con tanta desconfianza, corremos el riesgo de volvernos un poco paranoicas. Aún así, no perdamos de vista que vale más mujer paranoica viva que mujer cuerda dos palmos bajo tierra.
Gemma Lienas.
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