Son las 3:01h. Sí, ha sido un viernes y ya estoy en casa (increíble pero cierto). Sigo con mi minifalda y mis medias, pero mis botas están tiradas en el suelo. Sigo con mis ojos pintados de negro, mis labios y mi pelo rizado.
Sigo igual, pero en mi habitación, aprovechando las últimas caladas de la noche.
No sé por qué me empeño en salir de fiesta por Logroño, si ya sé lo que me espera. Ya sé que no hay chicos guapos ni interesantes, ya sé que lo poco que hay se fijará en una minifaldera de cuarenta y cinco kilos, pero nunca en mí. Ya sé que me sentiré como un trozo de basura, ya sé que si salgo demostraré lo poco que valgo.
Me pierdo en la Rondalosa, e intento reir bailando ritmos latinos con mis amigas, pero sé que en realidad no estoy riendo, no estoy bailando. No soy feliz.
“Me estoy muriendo en la Rondalosa. ¿Dónde estáis?” Que tontería, ya sé dónde están: en el Galicia. En mi bar preferido. Pero no tengo el valor suficiente para presentarme allí, sola, buscando a mis amigos. Buscando a mis chicos preferidos… Tudel, Choche, Kimbo, Nacho.. Nacho hoy no ha salido.
Nunca olvidaré aquellas noches de vozka y frío en el San Miguel con vosotros. Nunca olviadaré el otoño-invierno 2005-2006. Soys lo mejor que me ha pasado en Logroño y en mi vida. Dios, que tierna… ja ja ja. Que melancólica estoy esta noche!!
Os echo muchísimo de menos.
Vuelvo a casa. Por el camino me encuentro con el escáparate de Bershka y sus maniquíes. Esos maniquíes que llevan ropa que no está diseñada para mí, y pienso como una estúpida: “Seguiré mi dieta de manzanas y naranjas. Y, si en las cenas navideñas no puedo evitar caer en la tentación, vomitaré.” Que estudipedeces se piensan a las dos y media de la madrugada.
Un gato maulla desesperado dentro de un garage, y un sudamericano borracho duerme de pie, apollado en el escaparate de Douglas, ante una fotografía de Nicole Kidman y su Channel nº5. Sonrío. Sé que muchas se hubieran asustado (¿por qué no se habrán hecho a la idea de que Logroño es ahora una ciudad cosmopolita infectada de una adorable cultura interracial?).
Voy a dormir, no aguanto más. Buenas noches, gente…
Sigo igual, pero en mi habitación, aprovechando las últimas caladas de la noche.
No sé por qué me empeño en salir de fiesta por Logroño, si ya sé lo que me espera. Ya sé que no hay chicos guapos ni interesantes, ya sé que lo poco que hay se fijará en una minifaldera de cuarenta y cinco kilos, pero nunca en mí. Ya sé que me sentiré como un trozo de basura, ya sé que si salgo demostraré lo poco que valgo.
Me pierdo en la Rondalosa, e intento reir bailando ritmos latinos con mis amigas, pero sé que en realidad no estoy riendo, no estoy bailando. No soy feliz.
“Me estoy muriendo en la Rondalosa. ¿Dónde estáis?” Que tontería, ya sé dónde están: en el Galicia. En mi bar preferido. Pero no tengo el valor suficiente para presentarme allí, sola, buscando a mis amigos. Buscando a mis chicos preferidos… Tudel, Choche, Kimbo, Nacho.. Nacho hoy no ha salido.
Nunca olvidaré aquellas noches de vozka y frío en el San Miguel con vosotros. Nunca olviadaré el otoño-invierno 2005-2006. Soys lo mejor que me ha pasado en Logroño y en mi vida. Dios, que tierna… ja ja ja. Que melancólica estoy esta noche!!
Os echo muchísimo de menos.
Vuelvo a casa. Por el camino me encuentro con el escáparate de Bershka y sus maniquíes. Esos maniquíes que llevan ropa que no está diseñada para mí, y pienso como una estúpida: “Seguiré mi dieta de manzanas y naranjas. Y, si en las cenas navideñas no puedo evitar caer en la tentación, vomitaré.” Que estudipedeces se piensan a las dos y media de la madrugada.
Un gato maulla desesperado dentro de un garage, y un sudamericano borracho duerme de pie, apollado en el escaparate de Douglas, ante una fotografía de Nicole Kidman y su Channel nº5. Sonrío. Sé que muchas se hubieran asustado (¿por qué no se habrán hecho a la idea de que Logroño es ahora una ciudad cosmopolita infectada de una adorable cultura interracial?).
Voy a dormir, no aguanto más. Buenas noches, gente…
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