. He aprendido a ser una persona tranquila, ya no quiero exasperarme por tonterías que quieren sacarme de quicio. Mira, ahora no tengo internet, y escribo sin la necesidad de publicarlo: como hacía antes.
Ahora vuelvo a leer las columnas de Rosa Montero y Javier Marías en el País Semanal, y no me siento mal aunque a las nueve en punto varias de mis compañeras de residencia bajen a ver el telediario de Antena 3.
Anoche fui a la sala de estudio de mi piso para repasar el temario de historia de la ciencia mientras mi compañera de habitación chateaba en el messenger con sus amigas. ¿Hola, qué tal lo lleváis? Pregunto, sonriendo, a dos chicas que estudian medicina.
Bueno... J
Me siento tranquilamente, saco mis apuntes y comienzo a tomar notas y subrayar. Y a leer, porque nunca me ha gustado aprenderme las cosas de memoria. Me gusta leer mis apuntes, contrastar información y sacar mis propias conclusiones.
¿Y tú qué tal lo llevas? Me pregunta después de un ratito una de las chicas de medicina. Bueno, creo que bien. No me quejo, la verdad, yo no tengo que estudiar tanto como vosotras. Le respondo, amablemente. Ellas están rodeadas de libros, de apuntes, de rotuladores fluorescentes, el ordenador portátil, y de vez en cuando suspiran con resignación. Deben llevar al menos dos horas ahí sentadas.
¿Pero qué hacéis en filosofía? Es que no dejo de preguntarme qué estudiáis ahí. Me dice la otra.
Exámenes tengo pocos, pero tengo que hacer muchos trabajos escritos. En mi carrera nos preocupamos por la política, la globalización, la ciencia, la lógica de la retórica. Somos estudiantes del conocimiento y nos hacemos preguntas de todas las ciencias. Cultura general. Un poco de todo...
“Dónde la física termina, no acaba el problema” dijo Ortega y Gasset. La filosofía sirve para preguntarse para qué sirven las cosas.
Soy consciente de que esta residencia me ven como una universitaria de segunda. Me verán como una pringada. Pero no, no me tiene que afectar. Esta residencia es como Baños de río Tobía. Que mal llevaban los de aquel pueblo que les llevara la contraria. Que mal se lo tomaban todo. Que difícil es ser diferente dentro un círculo humano.
Pero me gustaría que ellas se definieran a sí mismas. Uno no sabe quién es hasta que se le pide que se defina. Encontrar nuestra identidad personal buscando aquello que nos diferencia de quien tenemos al lado. Como cuando vas quitando las capas de una cebolla, al final te quedas con nada. Desapareces.
¿Ves qué cosas estudio en mi carrera? J
Aprendes a sobrellevar la tristeza. Aprendes que todo lo que vives puede que en realidad no exista. Están locos los filósofos, ¿verdad, amiga estudiante de medicina? Acabaré como Alejandra Pizarnik o Sylvia Plath. ¿Sabes lo que hizo Sylvia? La mañana del 11 de febrero de 1963, después de preparar el desayuno a sus hijos, abrió la llave del gas. Se suicidó, como Alejandra Pizarnik y Ann Sexton. J
No, no creo que termine suicidándome por estudiar filosofía. En cualquier caso me licenciaré, y en caso de aprobar las oposiciones, conseguiré un trabajo fijo como profesora en un centro de educación secundaria. Quién sabe...
Ahora vuelvo a leer las columnas de Rosa Montero y Javier Marías en el País Semanal, y no me siento mal aunque a las nueve en punto varias de mis compañeras de residencia bajen a ver el telediario de Antena 3.
Anoche fui a la sala de estudio de mi piso para repasar el temario de historia de la ciencia mientras mi compañera de habitación chateaba en el messenger con sus amigas. ¿Hola, qué tal lo lleváis? Pregunto, sonriendo, a dos chicas que estudian medicina.
Bueno... J
Me siento tranquilamente, saco mis apuntes y comienzo a tomar notas y subrayar. Y a leer, porque nunca me ha gustado aprenderme las cosas de memoria. Me gusta leer mis apuntes, contrastar información y sacar mis propias conclusiones.
¿Y tú qué tal lo llevas? Me pregunta después de un ratito una de las chicas de medicina. Bueno, creo que bien. No me quejo, la verdad, yo no tengo que estudiar tanto como vosotras. Le respondo, amablemente. Ellas están rodeadas de libros, de apuntes, de rotuladores fluorescentes, el ordenador portátil, y de vez en cuando suspiran con resignación. Deben llevar al menos dos horas ahí sentadas.
¿Pero qué hacéis en filosofía? Es que no dejo de preguntarme qué estudiáis ahí. Me dice la otra.
Exámenes tengo pocos, pero tengo que hacer muchos trabajos escritos. En mi carrera nos preocupamos por la política, la globalización, la ciencia, la lógica de la retórica. Somos estudiantes del conocimiento y nos hacemos preguntas de todas las ciencias. Cultura general. Un poco de todo...
“Dónde la física termina, no acaba el problema” dijo Ortega y Gasset. La filosofía sirve para preguntarse para qué sirven las cosas.
Soy consciente de que esta residencia me ven como una universitaria de segunda. Me verán como una pringada. Pero no, no me tiene que afectar. Esta residencia es como Baños de río Tobía. Que mal llevaban los de aquel pueblo que les llevara la contraria. Que mal se lo tomaban todo. Que difícil es ser diferente dentro un círculo humano.
Pero me gustaría que ellas se definieran a sí mismas. Uno no sabe quién es hasta que se le pide que se defina. Encontrar nuestra identidad personal buscando aquello que nos diferencia de quien tenemos al lado. Como cuando vas quitando las capas de una cebolla, al final te quedas con nada. Desapareces.
¿Ves qué cosas estudio en mi carrera? J
Aprendes a sobrellevar la tristeza. Aprendes que todo lo que vives puede que en realidad no exista. Están locos los filósofos, ¿verdad, amiga estudiante de medicina? Acabaré como Alejandra Pizarnik o Sylvia Plath. ¿Sabes lo que hizo Sylvia? La mañana del 11 de febrero de 1963, después de preparar el desayuno a sus hijos, abrió la llave del gas. Se suicidó, como Alejandra Pizarnik y Ann Sexton. J
No, no creo que termine suicidándome por estudiar filosofía. En cualquier caso me licenciaré, y en caso de aprobar las oposiciones, conseguiré un trabajo fijo como profesora en un centro de educación secundaria. Quién sabe...
creo que a todos nos pasa eso de sentirnos "perdidos" de vez en cuando en esta sociedad, tal vez es una señal de "sentirnos vivos".. no lo se... riete siempre del resto, acuerdate de la teoria de Chaplin.. aun lo recuerdas? suerte el 6 de febrero, yo sigo aqui.. aun vivo... beso niña!
ResponderEliminargracias, y sí, me acuerdo de Chaplin y tu comentario me ha hecho sonreir. Gracias por salvarme la vida hoy :)
ResponderEliminarTe recomiendo hacer incapie en Sartre y Nietzsche grandes pensadores modernos.Libros como Nausea"si lo resistes"o Zaratustra"espeso" son imprescindibles para todo sofista.
ResponderEliminarSi lees el pais quizas te atraiga el existencialismo ateo, con una pizca de introspectiva platonica que destilan estos genios.
Chao.